Está claro que es un tema muy polémico porque me llovieron un montón de consideraciones. La primera que no debería llamarle cambio climático sino emergencia climática. Otras insistían en que no es lo único sino que hay muchas otras cosas también posibles. Otras se empeñaban en que debería animar a la intensificación de la oferta en vez de plantearme limitar la demanda. Una intensificación que debería pasar por las nucleares, por supuesto. Finalmente otros se limitaron a insultar sin más. Me sorprendió especialmente lo de los insultos porque no estoy acostumbrado a que me ocurra (los bloqueé a todos, claro).
Quizá mi tuit no era todo lo cuidadoso y precisó que requiere un tema tan polémico pero las respuestas que tuve tampoco lo fueron, la mayoría eran incluso más bastas que mi propuesta inicial. Por eso no me animé a entrar a discutir con ninguno de los “respondedores”.
En toda esta polémica, en la de mi tuit y en muchos otros sobre el tema, me pareció especialmente patente que no se diferenciaran opiniones de cuestiones más o menos bien fundadas. Eso me llevó a poner un segundo tuit sobre la importancia de diferenciar la mera opinión del conocimiento experto y tuvo mucho éxito, Incluso entre algunas de las personas que habían criticado el anterior. La relación entre ambos solo estaba en mi cabeza no la hice explícita.
Sin duda el sesgo de confirmación nos afecta a todos, así como el tribalismo, pero en las redes sociales y con temas particularmente polémicos o politizados la cosa se vuelve opresiva.
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