domingo, 24 de enero de 2021

Otra mentira gráfica


Me encuentro por twitter con esta “gráfica”. Otra gráfica en medios de comunicación que presenta los datos de forma surrealista. Qué pereza ¿no? Un amigo que comparte estas inquietudes me dijo hace tiempo ya que lo había dejado, que solo se fijaba si había algún tipo de trampa especialmente curiosa. Esta es una brutalidad, sin más. Se pone cualquier barra para cualquier dato, aunque justo al lado del 200 en la escala aparezca un 455, o dos datos de 404 representados con barras diferentes. Quizá el último dato, el 400, está escrito más grande porque es el único que parece concordar con la escala.
A pesar de lo burdo, evidente y sangrante de la falsedad en la representación creo que sí merece un comentario. Aunque ese viejo adagio dice que no hay que atribuir a la maldad lo que se puede explicar por mera estupidez, me temo que esta “gráfica” sí es un ejemplo de maldad. Tomar cualquier trozo de la realidad y retorcerlo para sustentar un titular escrito con anterioridad es algo muy malo, le llamemos “fake news”, “hechos alternativos” o simplemente mal periodismo.

Sin duda hay un hecho en este final de enero que es incuestionable, la pandemia va para arriba en España, de forma muy acelerada, y se nota en casos, ocupación de hospitales y, tristemente, en número de personas muertas. Probablemente ese es el titular que tenían en la cabeza las personas de la Sexta que perpetraron la “gráfica”. Pero si quieres ilustrar esa idea has de buscar datos adecuados. Por ejemplo encuentro en el Diario.es esta representación (el rectángulo negó lo he puesto yo):

Pero lo que se representa no es el dato diario de muertes reportadas ese día, sino que a cada día se le asigna el promedio de los últimos siete. Eso hace que las fluctuaciones estadísticas insignificantes se suavicen, dejando más clara la tendencia. Además no se da el número absoluto de personas fallecidas, sino en proporción con la población (lo que permite comparar entre territorios con poblaciones muy diferentes). Quizá para personas muy anuméricas estos tratamientos de los datos se puedan ver “cocina”, algo que desvirtúa la información inicial al gusto del cocinero. Nada más lejos de la realidad, se trata precisamente de que se muestre la tendencia, que es la que realmente lleva al enunciado significativo que nos preocupa: “la pandemia va para arriba de forma clara”

Seguimos suponiendo: queremos ilustrar nuestro titular y los únicos datos que tenemos a mano (o que nos parecen importantes) son los de los últimos 5 días (del 18 al 22 de enero). Una representación directa de esos 5 números sería la siguiente (usando Excell, que aunque no me guste, no se trata ahora de estos refinamientos):


Vaya, no parece que esta gráfica muestre mucho crecimiento. Quizá si no empezamos en cero el eje vertical… Eso amplificará las diferencias que haya, eliminando el efecto común a todos los datos (hay que avisar siempre de que se hace). Pues queda algo como:


Pues tampoco aparece el crecimiento que necesitamos para ilustrar el titular. Claro, no aparece porque no está. En 5 días las principales variaciones que observamos son fluctuaciones estadísticas (lo que en la gráfica de El Diario.es se eliminaba representando promedios a 7 días). La cosa debería haber terminado aquí: yo tenía un titular y unos datos y he comprobado que los datos no ilustran el titular (no lo soportan, incluso lo desmienten). Si sigues confiando en tu titular habrías de buscar más datos, y si quieres comentar esos datos no hay más remedio que cambiar el titular. Y no ha más opciones honestas. Solo queda, por tanto, la deshonestidad, la deshonestidad rampante de inventar unos datos (los representados con barritas rojas) que sí transmiten la impresión que quieres y hacer creer que esos datos inventados son los reales poniendo el número encima de la barrita roja.

El problema de la “gráfica” no es la impericia en el manejo de números, es la creación de datos falsos. Así de crudo.

Seguro que hay razones para justificar ese proceder. Seguro que había poco personal y poco tiempo para generar la información, males endémicos del periodismo… pero da igual, para acabar mintiendo mejor no hacer nada. Debería ser una cuestión de deontología profesional. Por cierto, que este medio, la Sexta, es reincidente en este asunto, como comentaba con detalle Vary Ingweion hace unos días.

Aparte de la indignación por la cruda mentira, hay dos cosas más que me llaman la atención (y me entristecen enormemente): 

(1) las mentiras gráficas las aceptamos socialmente mejor que las léxicas y 

(2) El inmenso anumerismo (i.e. analfabetismo numérico básico) subyacente que pone de manifiesto este ejemplo.

Me estaré haciendo viejo, porque en vez de ver la gráfica y reírme pensando “qué cabrones” me enfado y acabo haciendo un llamamiento a la cultura científica y la deontología profesional.

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