Las consecuencias del paso de la corriente eléctrica por el cuerpo humano pueden ser letales, y sin embargo la electricidad es la savia que alimenta nuestro hogar y hace que funcione todo: la iluminación, la lavadora, la televisión, etc. Desde que Tesla, Edison, Westinghouse y compañía comenzaran el despliegue de la electrificación doméstica, nuestras viviendas se han ido haciendo dependientes de ese fluido hasta el punto de soportar con dificultad su ausencia. Hemos de convivir en el mismo hogar las corrientes eléctricas que hacen que funcione todo y las personas que las disfrutamos, pero que podríamos morir si nos atravesasen a nosotros.
Para conseguir esa convivencia pacífica disponemos de algunos elementos tecnológicos, discretos pero potentes, cuyos principios de funcionamiento merece la pena conocer. La primera idea que surge para proteger un circuito eléctrico, y las personas que pudieran formar parte de él, es la de los “fusibles”. Se trata de unos elementos conductores por los que se hace pasar la corriente del circuito, hecho de un material capaz de fundirse por el calor producido en el caso de que la corriente que lo atraviese fuera excesiva. Estos fusibles estuvieron hechos de una aleación a base de plomo, lo que sirvió para bautizar popularmente cualquier protección eléctrica como “los plomos”. Entre otras desventajas, era necesario reponer físicamente los plomos fundidos por unos nuevos, lo cual es una operación domestica engorrosa y peligrosa. Hace años que se han sustituido por una pareja de interruptores que detectan cuando la corriente que los atraviesa es inadecuada y se abren, pero basta cerrarlos para reponer la corriente corregidos los problemas. Estos interruptores tienen los bonitos nombre de “magnetotérmico” y “diferencial”.
Y continúa la descripción del funcionamiento de ambos dispositivos en la nota que he publicado en el blog de la red Investigación y Ciencia, en Tecnología de Andar por Casa. Me sugirió la idea una entrada en un blog vecino de un exalumno que me citaba en su entrada. La figura es parte de una curiosísima serie que ilustra muy bien formas de electrocución, especialmente por derivas a tierra.
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