Así a lo tonto van ya 5 años y medio de tuiter. Muy pocos de esos 2000 días he dejado de entrar varias veces, como para leer unos centenares de tuits. Poco a poco se ha ido instalando en la rutina diaria desplazando y reestructurando otros hábitos. El más llamativo es el del periódico, no recuerdo el momento preciso en que dejé de comprarlo, pero ante de tuiter estaba suscrito, al poco lo compraba esporádicamente, luego los fines de semana y ahora no lo leo ni aunque me lo encuentre en la barra de un bar. No me interesa no la selección de temas, ni la profundidad en que se tratan ni el enfoque.
Las declaraciones de la oposición ante el anuncio de una reforma legislativa no son necesariamente más importantes que el lanzamiento de una sonda espacial. Pero los periódicos tienen la sección de "política" al principio y la de ciencia, si es que existe, está más atrás y es mucho menor. Cuando no había más remedio que comprar la información empaquetada tocaba elegir el empaquetador más interesante. Pero desde que la información viaja por las redes de datos en cualquier formato y cantidad los agregados ya no hacen falta, ni impresos, ni en radio, ni en televisión. Ahora uno puede elegir seguir en tuiter a periodistas concretos (independientemente del medio en que trabajen), secciones aisladas de medios, humoristas, cocineros, colegas, etc. y el tablero resultante con los tuits intercalados de todos ellos, el "time line" es como un periódico personal a medida.
Ese time line es el filtro a través de que nos hacemos una idea de la realidad informativa: es noticia lo que resuena en el time line de uno, lees los artículos que más se comentan allí y de quien no se habla es como si no existiera. Eso ya pasaba con los medios de comunicación tradicionales, solo que estos eran muchos menos y con similitudes muy acusadas (como por ejemplo las secciones que los componen).
Sin duda en el plano individual ese timelinecentrismo es estupendo, uno se libera de las tiranías ajenas de los editores de noticias, y asume el mando de su información. Sin embargo a nivel social se pierden referentes colectivos. Yo aún se quién es Belén Esteban, porque la conocí "antes de tuiter", pero los nuevos referentes de esas subculturas se nos escapan. Descubres que muchas de las bromas que hacen Wyoming o Pablo Motos se te escapan por que hacen referencia a individuos que no conoces, son de una subcultura filtrada por tu time line. No sé si esa separación de subculturas, esa pérdida de referentes comunes será buena o mala. Probablemente las dos cosas en algún sentido. Lo que es seguro es que me resulta cada vez más evidente y llamativa.
Es probable que este "timelinecentrismo" sea un caso particular, del fenómeno de burbujas digitales de filtrado de información que ha descrito Eli Pariser (ver: Wikipedia, su libro, su charla TED). La figura procede de su charla. Visto en este contexto más amplio si que parece que hay consecuencias negativas de las que merece la pena protegerse evitando un aislamiento excesivo. Veremos como vamos evolucionando.
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