jueves, 6 de noviembre de 2025

Divulgación 101. La cena de navidad

Cuando le preguntan a un(a) estudiante de doctorado a qué se dedica, lo normal es que sufra para intentar no perder la atención del interlocutor entre tanto tecnicismo y detalle. Se cuestiona el auténtico valor social de su trabajo aún en el caso de que resulte exitoso y lo difícil que es que acabe siéndolo.

Por otro lado esa es la mejor situación para la divulgación científica, alguien que no conoce un tema se interesa genuinamente por él, aunque sea por interés en la persona que lo desarrolla. Es una interacción uno a uno donde puedes sintonizar el mensaje con toda la finura al nivel e intereses del interlocutor.

La situación se repite en encuentros familiares o con amigos y siempre lo enfrentamos con sensación de tierra trágame, a ver si cambiamos de tema. Creo que merece la pena pensarlo en frío, antes de volver a vernos en una situación estresante como esa, y poder llevar la respuesta preparada.

Además de por responder con calma, esa reflexión en frío es muy interesante en sí misma. ¿Cuál es mi pregunta de investigación (1)? ¿Cómo puedo formular mi tema de tesis (de investigación) de forma que sea susceptible de tener una respuesta? Además, ya que me pongo, debería esforzarme por evitar tecnicismos, sustituirlos por términos más comprensibles. Sí, claro, se pierde precisión, pero se gana accesibilidad que es de lo que se trataba ahora. Por último hay que plantearse ¿a quién le importa la respuesta a esa pregunta? Porque en la inmensa mayoría de los casos hay un interés social importante detrás de esa pregunta de investigación (2).

Con la tarea hecho, en la próxima cena de navidad, cuando te pregunten, en vez de pelear con la explicación sobre el efecto del estrés hídrico en la expresión de no sé qué gen de la planta modelo, puedes decir que trabajas por disminuir el hambre en el mundo. Quizá no recomendaría tanto “amarillismo” para titular un artículo de periódico. Pero cada medio requiere su lenguaje y una cena de navidad está, por definición, llena de “cuñaos”.

 

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(1) Lo de la pregunta de investigación se puede sofisticar mucho (ver Wikipedia, por ejemplo) pero para lo que aquí interesa vale un planteamiento mucho más ligero.

(2) Hay planteamientos de investigación muy difusos que son difíciles de poner en formato de pregunta. También hay cuestiones de interés muy interno de la disciplina, con un reflejo mínimo en la sociedad en general. Ese tipo de temas, que son los que alimentan el estereotipo de la “torre de marfil”, son en realidad muy raros. Cuando la persona que se inicia en la investigación descubre estar en una situación como esta, quizá mejor que lo reconsidere. 

2 comentarios:

Pablo Rodríguez dijo...

My two cents:

Mi solución para esto es radicalmente distinta a la tuya, y disculpa que haga de abogado del diablo.

Como sabes, en lo tocante a divulgación, soy muy partidario de adaptar propósito, contenido y formato a cada situación. Y opino que hay muy pocas situaciones donde la investigación puntera sea un contenido razonable, y una cena de navidad no es una de ellas.

Cuando me he visto en una de estas normalmente cuento algo enormemente básico, algo que se quedaría pequeño incluso para una clase de bachillerato. Si veo que el interés no decae (spoiler: siempre ha decaído), puedo explayarme un poco más, siempre guiado por las preguntas y gestos de mi interlocutor. De lo contrario, paso directamente a las anécdotas personales: volviendo al propósito, lo que suelen querer saber es qué tal te va.

Joaquín Sevilla dijo...

Pablo, gracias por el tip. Lo comentaré, porque esto que he escrito aquí es el resumen de una conversación con estudiantes de doctorado de la universidad en un curso que tenemos. Es verdad que es otra opción, y según el caso, puede ser más conveniente