lunes, 11 de agosto de 2025

Emociones y viralidad (y burbujas de odio)

Utilizamos la palabra viralidad para referirnos al ritmo transmisión de un contenido digital de unos a otros usuarios por analogía con el comportamiento con los virus (cuya "contagiosidad medimos con el "índice de propagación"). Se ha estudiado que la viralidad de un contenido depende de las emociones que provoca. Un estudio de 2012 analizaba esto experimentalmente con mucho detalle a partir de un conjunto de datos de anuncios del New York Times (hay un preprint libre en ESTA web).


 Los grados de virulencia son promedios, cada persona tendrá sus emociones, pero al medir sobre miles de interacciones se obtienen valores medios y se aprecian diferencias importantes con el tipo de emoción.

Las cosas que consideramos sorprendentes, interesantes o políticamente valiosas nos mueven bastante a reenviarlas, pero lo que más es el cabreo (la ira, el enojo, "anger") como podemos ver más abajo. Aunque entender qué significan los ejes de la gráfica es lioso (hay que entrar en detalles del experimento), nos podemos quedar con que es una medida de la viralidad que produce cada emoción:

 


 Además de ser un resultado académico más o menos interesante para distintos fines, nuestra propensión a airear los enfados (viralizar el cabreo) explica cómo las redes sociales realimentan ese tipo de contenido llenándose de contenido de odio (de cabreo cuando menos) y dejando poco espacio para contenidos mucho más valiosos: informativos, bonitos, sorprendentes, etc.

El proceso está descrito muy bien en el vídeo de abajo (6 min de CGP Gray, un canal excelente).

Las "fuerzas" que nos mueven a los humanos a hacer cosas no son como la de la gravedad, son modificables. No es inmediato conseguirlo, conocer un sesgo ni de lejos supone evitarlo. Pero estaría bien que, conociendo estas cosas, hiciéramos esfuerzos por "controlar" nuestra ira viralizadora y ayudar a mantener unas redes sociales mejores.   

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