En el siglo XIX no había plásticos. A lo largo del siglo XX fueron apareciendo la baquelita (aquellos teléfonos negros y mangos de cazos), las medias de nilón, el plexiglás y una miríada de plásticos cada vez más variados y adaptados a cualquier uso. Tanto es así que seguro que cualquier persona mientras lee esto estará tocando plástico ahora mismo (o en los próximos minutos). Son materiales ligeros, resistentes, baratos y amoldables a cualquier uso. Lo malo es que todos esos superpoderes siguen manteniéndose cunado el plástico ya es basura porque lo hemos desechado. Y en lo que va de siglo XXI se han fabricado más plásticos que en todo el SXX.
Los plásticos son muy inertes, reaccionan poco con otros productos químicos (como el oxígeno del aire) no se oxidan, tardan mucho en envejecer y, cuando son basura, tampoco se biodegradan fácilmente. Eso sí, por choques físicos se van partiendo en trozos cada vez más pequeños. Por debajo de los 5mm se les llama microplásticos, y son unos materiales cada vez más frecuentes que van extendiéndose por el medio ambiente de forma sorprendente.
Los científicos los encuentran cada vez en más sitios, hoy hablamos del tema porque se ha publicado un estudio reciente donde se comprueba que en el cerebro (tanto de ratones como de humanos) hay microplásticos, bastantes más de los que se esperaban, que eran entre nada y muy poco (por la barrera hematoencefálica).
Los microplásticos son más preocupantes por lo "micro" que por lo "plástico". Al ser muy inertes, no reaccionan químicamente con elementos biológicos, pero no dejan de ser cuerpos extraños que taponan conductos y membranas y se acumulan en órganos e incluso células. En el cerebro se acumulan en las células gliales, pudiendo llegar a destruirse si las concentraciones son altas (esto se ha comprobado en ratones, en humanos solo se ha investigado la cantidad a partir de muestras de autopsias, y es más baja que esa).
Los microplásticos constituyen un contaminante nuevo, en rápido crecimiento, y no exento de peligros. Al ser nuevo todo está sujeto a investigación y los datos se van corrigiendo. Salió un estudio que indicaba que las tablas de cortar de plástico (que se introdujeron sustituyendo a las de madera porque son mucho mejores para evitar contaminaciones bacterianas) eran una fuente muy importante de microplásticos, pero estudios posteriores han rebajado mucho ese valor hasta hacerlo despreciable.
Parece que las fibras textiles son una de las fuentes principales. Queda mucho por aprender del origen y efectos sobre la salud de estos contaminantes. Lo que es seguro es que deberíamos hacer una gestión muchísimo mejor del ciclo de vida de estos materiales maravillosos que son los plásticos, evitando que acaben vertidos al medio ambiente.
Referencias:
"Como funciona el mundo. Vaclav Smil"
Microplásticos en el cerebro. Blog de José Ramón Alonso
Microplastics are infiltrating brain tissue, studies show: ‘There’s nowhere left untouched’ The Guardian
Tablas de cortar, alimentos y microplásticos. Blog de Yanko Iruin
Este texto lo preparé para una intervención en la radio que luego casi no fue (e igual vuelve a ser)
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