Tras 20 años de profesión estoy recibiendo indicaciones sobre lo que se espera de mí, por primera vez.
Cuando llegué a la universidad me extrañó que nadie me diera la más mínima indicación sobre el comienzo del curso, la forma de examinar, o el procedimiento para cambiar una clase de fecha (si es que existía). Luego descubrí que en esa ausencia de responsabilidades cada uno hacía lo que quería, y había profesores que deban por acabada la asignatura cuando faltaba el 20% de las clases porque "habían acabado el temario", otros que añadían clases obligatorias fuera de horario porque "no les daba tiempo a acabar el temario" (y si esas clases eran en el horario de otra asignatura, peor para ella). La gran mayoría se movía con mucha sensatez en esa desorganización, pero por pundonor y responsabilidad personales, nada más.
Ahora empiezo a recibir correos en los que, por ejemplo, pone "Para organizar la docencia de este semestre, la Facultad ejerció sus competencias..." (sic). Esta frase me ha llamado la atención, porque creo que es la primera vez que recibo un correo de esa Facultad, y estoy tentado de asumir que es la primera vez que ejerce tales competencias. ¿Qué ha cambiado para que ahora haya responsables académicos que ejerzan competencias que llevaban décadas dormidas? ¡¡¡QUE VIENE LA ANECA DEL SACO!!!! Resulta que ha aparecido un ente informe y misterioso que tiene potestad para revisar toda la documentación generada y preguntar a todos lo agentes implicados en el proceso académico. Un ente al que no es fácil coartar, amenazar ni someter. Ese ente se llama ANECA (Agencia Naicional de Evaluación de la Calidad y Acreditación). Oír hablar a un Decano o Vicerrector de la ANECA recuerda irremediablemente a un niño pequeño hablando del "hombre del saco": un personaje terrible, despiadado y muchas veces arbitrario... y de ficción.
Parafraseando un viejo chiste, las titulaciones universitarias españolas no son ni buenas ni malas, son mentira. O al menos eso eran hasta hace poco. Por poner un solo ejemplo (que si no me enrollo demasiado) un proyecto final de carrera que exigía un año de dedicación computaba por 12 créditos, cuando un año entero de asignaturas computaba 75. El miedo a la ANECA lo es en realidad a que se hagan públicos los absurdos y dejaciones de competencias que se han producido en este ambiente cerrado y endogámico que es la Universidad. Y ese miedo está moviendo a ejercer una autoridad que hace años que se dice que no existe porque la "libertad de cátedra" no lo permite. Pues resulta que se existe y que por fin se va a ejercer activamente y no solo por omisión. Ahora toca elegir autoridades académicas ejecutivas y no meros presidentes de la comunidad de vecinos.
Para otro día dejo lo absurdo de los procedimientos de la ANECA, lo excelente de muchas titulaciones y procesos universitarios, que la cosa universitaria tiene muchas aristas.
La imagen se la he copiado a Vicente Cruz, copiando a Miguel Ángel Díez, espero que no les importe, si no, no tiene más que decirlo ;-)
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