(Este artículo se publicó en Naukas hace unos días)
He pasado un par de noches consecutivas en un hospital, acompañando un familiar. No hace falta decirlo, me duele la espalda. Cervicales, lumbares, mal cuerpo en general. La gravedad es más molesta de lo que parece. El campo gravitatorio, al igual que la atmósfera, están presentes a nuestro alrededor desde que nacemos. Están tan continuamente ahí que no les damos importancia. El aire solo lo notamos cuando hace mucho viento y la gravedad… nunca conscientemente, o casi nunca.
En general todos mantenemos la postura sin esfuerzo, o al menos con naturalidad. Podemos estar de pie, sentados, andando. No nos damos cuenta de que mantener la postura requiere un esfuerzo activo de forma continua. No hay manera de mantener de pie un muñeco de forma humana, los soldaditos necesitan peanas, las “barbies” no se sostienen. Las figuras con forma humana no son estables, si conseguimos mantenernos de pie es porque estamos continuamente corrigiendo la postura, haciendo fuerza con los músculos de las piernas para compensar los desequilibrios. Por eso el simple hecho de estar de pie cansa.
Sentado se está un poco mejor, pero también hay que sujetar la cabeza, los brazos… no dejan de ser equilibrios activos. Corregir para mantener la postura requiere menos esfuerzo que para estar de pie, pero alguno apreciable. Esto se observa también en las películas cuando asesinan a alguien. Al morir, los músculos dejan de funcionar y se pierde la postura, si la pobre víctima estaba de pie cae y si estaba sentado se “desparrama” en el asiento.
Cuando dormimos profundamente nuestros músculos se relajan por completo, igual que las víctimas del asesinato de las películas. En esas condiciones es imposible mantener ninguna postura, se desparrama uno completamente. Y eso solo es posible si todas las partes del cuerpo están apoyadas sobre algo blando, no sometidas a fuerzas: una cama. Cada trozo del cuerpo debe estar apoyado en una superficie horizontal, perpendicular a las líneas de fuerza del campo gravitatorio. Esa es la condición geométrica en la que no aparecen fuerzas; si la superficie es inclinada, recordemos aquellos problemas juveniles de planos inclinados, siempre hay una fuerza que no se cancela.
Cuando no se duerme en una cama no se puede dormir con la misma profundidad, siempre quedan fuerzas pendientes y siempre debe haber músculos tensos para compensarlas. Mantener la postura en ese sillón de hospital hace que no se pueda dormir profundamente mucho rato, y el rato que estás lo haces con músculos tensos. Al final, has estado menos horas descansando y has tenido los músculos más tensos de la cuenta. Dicho de otra forma, dolor de espalda, mal cuerpo y sueño.
Ese esfuerzo mantiene los músculos tonificados y los huesos robustos. Aunque no vayas al gimnasio, solo mantener la postura en el campo gravitatorio terrestre ya supone un esfuerzo importante. Esfuerzo que desaparece al subir a la estación espacial internacional y permanecer en microgravedad. Por eso los músculos y los huesos de los astronautas “se reblandecen”. Han de hacer mucho ejercicio durante muchas horas al día para intentar compensar la falta de gravedad y que su sistema musculoesquelético se mantenga tonificado. Todo ese esfuerzo que en la superficie de la tierra se hace simplemente por mantener la postura, por estar.
Para apreciar la gravedad no hace falta caerse de una ventana, ni siquiera desde tu propia altura, tropezando y arañándote las rodillas, basta con intentar dormir en un hospital.
De estas cosas hablábamos en el último vídeo de ciencia en el bar…
Una visión personal de la Universidad en general y la UPNA en particular; la ciencia, la docencia y otras hierbas.
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domingo, 23 de diciembre de 2018
martes, 11 de diciembre de 2018
Cacharrismoen COPE Navarra
Este curso académico estoy haciendo una colaboración quincenal en la COPE de Navarra. Menos de 10 minutos para comentar alguna cuestión científica. Hoy tenían de visita alumnos de un cole (el IESO de Aoiz) y la sesión ha consistido en enseñarles los "lacasitos de Voronoi" y los rayos que cambian de color (creo que de ambos experimentos hablamos ya en este blog). No deja de ser curioso hacer radio describiendo experimento visuales (con la inestmable ayuda de Alberto, claro). Espero que haya quedado bien, a mi me ha gustado mucho la sección.
Dejo a continuación enlaces al audio y vídeo
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Dejo a continuación enlaces al audio y vídeo
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miércoles, 21 de noviembre de 2018
Petricor y geosmina
Leyendo esas dos palabras tal cual ya nos imaginamos la primera en masculino y la segunda en femenino, el petricor y la geosmina. Si fuesen formas geométricas la primera más angulosa y la segunda con formas redondeadas (como las de la figura), son palabras con las que se cumple bien el efecto Bouba Kiki, descubierto en 1929. Ambas palabras derivan del griego. Geosmina significa olor a tierra, y petricor sangre divina de las piedras (“icor” es la esencia que corre por las venas de los dioses en la mitología griega, la sangre queda para los mortales).
En zonas áridas hay plantas que, en tiempo de sequía, exudan unos aceites cuya presencia retrasa la germinación de las semillas. Son unos mensajeros químicos que evitan que las semillas intenten germinar en situaciones en las que la vida de la planta se va a ver seriamente comprometida. Partes de estas plantas, arrastradas por el viento, dejan esos aceites sobre las rocas con las que rozan. El impacto de las gotas de agua en las piedras cuando concluye la sequía arrastra al aire las moléculas de aquellos aceites. El suelo se lava del mensajero que prevenía la germinación, y una parte de este pasa a estar suspendido en el aire, produciendo en los humanos el característico olor a lluvia. El conjunto de estos aceites es lo que bautizaron como petricor los geólogos australianos que los descubrieron. Se trata de una sustancia compleja formada por más de 50 moléculas distintas, que no se ha conseguido sintetizar artificialmente.
La geosmina es una sustancia química, una molécula producida por bacterias como Streptomyces, Penicillium y algunas cianobacterias que están en el suelo, en la tierra. Las bacterias segregan esta sustancia en la tierra húmeda, pero no (o muchísimo menos) cuando está seca. Esto se convierte en un indicador químico de presencia de agua, lo que diversos animales son capaces de percibir, indicándoles dónde dirigirse para beber. Son especialmente sensibles los camellos, que en el desierto del Gobi son capaces de encontrar agua a 80 Km de distancia, pero otros animales, incluso insectos, también son atraídos por la geosmina. Las bacterias obtienen un beneficio reproductivo del hecho de que distintos animales acudan a donde están ya que ayudan a dispersar sus esporas.
No encuentro demasiadas referencias a investigaciones sobre el petricor, en cambio la geosmina si es objeto de multitud de estudios. No es extraño, ya que su principal productora es una bacteria que produce varios miles de sustancias químicas, algunas de carácter antibiótico muy importantes para la industria farmacéutica. También es relevante porque la geosmina interfiere con otra industria potente como es la del vino, colándose como un aroma indeseable en ciertas ocasiones.
Sea por petricor, o sea por geosmina, parece que el “olor a tierra mojada” procede de sustancias que han sido seleccionadas por la evolución precisamente como indicadores químicos de la presencia de agua en entornos áridos, en los que esa información es importante (bien para semillas que deben germinar entonces o para animales que vayan a beber). Siendo así, no es extraño que la sensibilidad y capacidad de identificación de ese aroma haya sido importante en la historia evolutiva de nuestra especie. Un olor significativo en el nivel de la especie, no como el olor a invierno o a casa de la abuela que, de serlo, son importantes a nivel individual.
(Esta entrada continua la anterior sobre el "olor a invierno")
Algunos enlaces:
https://link.springer.com/chapter/10.1007/978-3-642-87699-8_8
https://othernationsdotcom.wordpress.com/2013/04/28/earth-perfume-and-the-scent-of-rain/
https://www.terrapinbrightgreen.com/blog/2016/05/scentimental-associations-with-nature/
En zonas áridas hay plantas que, en tiempo de sequía, exudan unos aceites cuya presencia retrasa la germinación de las semillas. Son unos mensajeros químicos que evitan que las semillas intenten germinar en situaciones en las que la vida de la planta se va a ver seriamente comprometida. Partes de estas plantas, arrastradas por el viento, dejan esos aceites sobre las rocas con las que rozan. El impacto de las gotas de agua en las piedras cuando concluye la sequía arrastra al aire las moléculas de aquellos aceites. El suelo se lava del mensajero que prevenía la germinación, y una parte de este pasa a estar suspendido en el aire, produciendo en los humanos el característico olor a lluvia. El conjunto de estos aceites es lo que bautizaron como petricor los geólogos australianos que los descubrieron. Se trata de una sustancia compleja formada por más de 50 moléculas distintas, que no se ha conseguido sintetizar artificialmente.
La geosmina es una sustancia química, una molécula producida por bacterias como Streptomyces, Penicillium y algunas cianobacterias que están en el suelo, en la tierra. Las bacterias segregan esta sustancia en la tierra húmeda, pero no (o muchísimo menos) cuando está seca. Esto se convierte en un indicador químico de presencia de agua, lo que diversos animales son capaces de percibir, indicándoles dónde dirigirse para beber. Son especialmente sensibles los camellos, que en el desierto del Gobi son capaces de encontrar agua a 80 Km de distancia, pero otros animales, incluso insectos, también son atraídos por la geosmina. Las bacterias obtienen un beneficio reproductivo del hecho de que distintos animales acudan a donde están ya que ayudan a dispersar sus esporas.
No encuentro demasiadas referencias a investigaciones sobre el petricor, en cambio la geosmina si es objeto de multitud de estudios. No es extraño, ya que su principal productora es una bacteria que produce varios miles de sustancias químicas, algunas de carácter antibiótico muy importantes para la industria farmacéutica. También es relevante porque la geosmina interfiere con otra industria potente como es la del vino, colándose como un aroma indeseable en ciertas ocasiones.
Sea por petricor, o sea por geosmina, parece que el “olor a tierra mojada” procede de sustancias que han sido seleccionadas por la evolución precisamente como indicadores químicos de la presencia de agua en entornos áridos, en los que esa información es importante (bien para semillas que deben germinar entonces o para animales que vayan a beber). Siendo así, no es extraño que la sensibilidad y capacidad de identificación de ese aroma haya sido importante en la historia evolutiva de nuestra especie. Un olor significativo en el nivel de la especie, no como el olor a invierno o a casa de la abuela que, de serlo, son importantes a nivel individual.
(Esta entrada continua la anterior sobre el "olor a invierno")
Algunos enlaces:
https://link.springer.com/chapter/10.1007/978-3-642-87699-8_8
https://othernationsdotcom.wordpress.com/2013/04/28/earth-perfume-and-the-scent-of-rain/
https://www.terrapinbrightgreen.com/blog/2016/05/scentimental-associations-with-nature/
lunes, 19 de noviembre de 2018
Huele a invierno
Hoy no huele a nada. Hace frío y la sensación principal en la nariz es térmica: el aire frío que pasa por la garganta rascando un poco, las aletas de la nariz que se quedan heladas. Ayer a primera hora fui a un lugar en las afueras de Pamplona, al pie de unos montes, y olía a invierno. Hace unos días tuve por primera vez la sensación de olor a invierno (tuit)
Entras en el despacho y huele a invierno. Primer día que encienden la calefacción, el polvo que había en el radiador se "quema", evapora compuestos volátiles. Los mismos que todos los años. Moléculas que dispara el enorme poder evocador del olfato.
Desde entonces intento ser más consciente de mis sensaciones para ver con qué pueden tener que ver.
Parece que hay un marco explicativo claro. Lo que identificamos como un aroma, un olor, es la sensación que produce en el sistema olfativo un particular coctel de sustancias volátiles. Salvo que seamos personas entrenadas, el coctel lo percibimos en bloque, sin capacidad de analizar los elementos que lo componen. Las personas entrenadas son los catadores, que pueden oler un vino e identificar aromas más o menos individuales (almendra, frutos rojos, cítricos, madera, etc.) así como proporciones de cada uno y son capaces de razonar con ello. No es fácil, ni esos aromas del mundo del vino son realmente elementales, pero es un paso más allá de lo que podemos hacer la inmensa mayoría. Los no entrenados no apreciamos matices, nos huele a “casa de la abuela”, “a hospital” o “a invierno”, son percepciones integrales. Más que percepciones son asociaciones, el aroma percibido dispara en el cerebro la evocación de momentos similares en los que percibimos ese aroma, y si esos momentos similares tienen suficiente coherencia (son similares entre sí y diferentes de otros), los identificamos y les damos un nombre. Estas asociaciones, un poco irracionales y un poco burdas, resultan “muy poéticas”, recuerdan a su vez a la actividad de encadenar palabras por su valor emocional que es la poesía.
Parece ser que yo asocio “olor a invierno” con varios cocteles. Uno es el que produce el polvo que se tuesta en los radiadores cuando se enciende la calefacción después de muchos días (meses) sin usarse. Otro tiene que ver con la cercanía de bosques de hojas caducas (pero en determinado rango de temperaturas, en el entorno de los 10-15 C). Este año no lo he sentido, pero buscando “olor a invierno” en internet aparecen fotos de compotas de frutas, de canela y de jengibre. Seguro que hay otro “olor a invierno” en la cocina, aunque probablemente cada persona tenga una variante personal con sus peculiaridades.
Las moléculas que componen los cocteles responsables de un aroma proceden de algún lugar; en general son emitidos desde objetos sólidos. Por evaporación o algún otro procedimiento pasan a estar disueltas (o dispersadas) en el aire y llegan a nuestros receptores olfativos de esa forma. La existencia de unas moléculas u otras, la efectividad de su evaporación y su solubilidad en el aire varían mucho de unas situaciones a otras. Por eso es tan errático el paisaje olfativo que vivimos… bueno, salvo que lo forcemos poniendo en el aire una alta densidad de moléculas a propósito: quemando incienso, poniéndonos colonias, usando ambientadores, etc. Por cierto, qué curioso que a la dispersión de un aroma invasivo le llamemos “ambientar”.
En los procesos antes comentados que determinan los aromas naturales (disponibilidad de moléculas, evaporación y solubilidad), la temperatura juega un papel muy importante. Por ejemplo, la carne cruda o cocida huele de forma muy diferente a la que está en la plancha o en la parrilla. Las reacciones de Maillard, que se empiezan a producir por encima de los 150 C rompen las proteínas (moléculas grandes que no se dispersan en el aire apenas) en moléculas más pequeñas entre las que hay un buen montón de volátiles que sí son efectivas viajeras que llegarán a nuestra nariz sin dificultad. También el polvo de mi radiador era poco aromático, pero el calor del radiador rompió (o liberó) moléculas que si se colocaron en el aire. Del mismo modo, en la cocina, las temperaturas más altas de los fuegos llenan el aire con más efectividad de las moléculas que contienen los alimentos, algunas muy identificables: jengibre, canela, vainilla.
Supongo que mi olor a invierno de bosque procede de algún coctel derivado de restos vegetales, hojas medio descompuestas y cosas así, que liberan al ambiente unas y otras moléculas. Aunque puede que las moléculas disponibles sean las mismas, las que se dispersan bien en el aire cambian muchos con la temperatura, y a 25 grados eso huele a humedad, moho, tierra… algo que no es “invierno”. En cambio, a 10 grados la mezcla debe ser la que he respirado más veces en años anteriores y mi cerebro ha identificado con esa situación. Hoy, ya a 5 grados, si llegaba algo a mi nariz no producía una sensación apreciable, los termoceptores mandaban más que el bulbo olfativo.
Para terminar, no es extraño que llamen la atención especialmente los aromas que, en contra de lo habitual, son muy iguales para todas las personas. Mi olor a “casa de la abuela” es muy distinto del tuyo, pero el olor “a tierra mojada” es muy igual para todas las personas, todos lo percibimos más o menos a la vez, con claridad e intensidad. Seguiremos con el olor a tierra mojada en una próxima entrega.
Entras en el despacho y huele a invierno. Primer día que encienden la calefacción, el polvo que había en el radiador se "quema", evapora compuestos volátiles. Los mismos que todos los años. Moléculas que dispara el enorme poder evocador del olfato.
Desde entonces intento ser más consciente de mis sensaciones para ver con qué pueden tener que ver.
Parece que hay un marco explicativo claro. Lo que identificamos como un aroma, un olor, es la sensación que produce en el sistema olfativo un particular coctel de sustancias volátiles. Salvo que seamos personas entrenadas, el coctel lo percibimos en bloque, sin capacidad de analizar los elementos que lo componen. Las personas entrenadas son los catadores, que pueden oler un vino e identificar aromas más o menos individuales (almendra, frutos rojos, cítricos, madera, etc.) así como proporciones de cada uno y son capaces de razonar con ello. No es fácil, ni esos aromas del mundo del vino son realmente elementales, pero es un paso más allá de lo que podemos hacer la inmensa mayoría. Los no entrenados no apreciamos matices, nos huele a “casa de la abuela”, “a hospital” o “a invierno”, son percepciones integrales. Más que percepciones son asociaciones, el aroma percibido dispara en el cerebro la evocación de momentos similares en los que percibimos ese aroma, y si esos momentos similares tienen suficiente coherencia (son similares entre sí y diferentes de otros), los identificamos y les damos un nombre. Estas asociaciones, un poco irracionales y un poco burdas, resultan “muy poéticas”, recuerdan a su vez a la actividad de encadenar palabras por su valor emocional que es la poesía.
Parece ser que yo asocio “olor a invierno” con varios cocteles. Uno es el que produce el polvo que se tuesta en los radiadores cuando se enciende la calefacción después de muchos días (meses) sin usarse. Otro tiene que ver con la cercanía de bosques de hojas caducas (pero en determinado rango de temperaturas, en el entorno de los 10-15 C). Este año no lo he sentido, pero buscando “olor a invierno” en internet aparecen fotos de compotas de frutas, de canela y de jengibre. Seguro que hay otro “olor a invierno” en la cocina, aunque probablemente cada persona tenga una variante personal con sus peculiaridades.
Las moléculas que componen los cocteles responsables de un aroma proceden de algún lugar; en general son emitidos desde objetos sólidos. Por evaporación o algún otro procedimiento pasan a estar disueltas (o dispersadas) en el aire y llegan a nuestros receptores olfativos de esa forma. La existencia de unas moléculas u otras, la efectividad de su evaporación y su solubilidad en el aire varían mucho de unas situaciones a otras. Por eso es tan errático el paisaje olfativo que vivimos… bueno, salvo que lo forcemos poniendo en el aire una alta densidad de moléculas a propósito: quemando incienso, poniéndonos colonias, usando ambientadores, etc. Por cierto, qué curioso que a la dispersión de un aroma invasivo le llamemos “ambientar”.
En los procesos antes comentados que determinan los aromas naturales (disponibilidad de moléculas, evaporación y solubilidad), la temperatura juega un papel muy importante. Por ejemplo, la carne cruda o cocida huele de forma muy diferente a la que está en la plancha o en la parrilla. Las reacciones de Maillard, que se empiezan a producir por encima de los 150 C rompen las proteínas (moléculas grandes que no se dispersan en el aire apenas) en moléculas más pequeñas entre las que hay un buen montón de volátiles que sí son efectivas viajeras que llegarán a nuestra nariz sin dificultad. También el polvo de mi radiador era poco aromático, pero el calor del radiador rompió (o liberó) moléculas que si se colocaron en el aire. Del mismo modo, en la cocina, las temperaturas más altas de los fuegos llenan el aire con más efectividad de las moléculas que contienen los alimentos, algunas muy identificables: jengibre, canela, vainilla.
Supongo que mi olor a invierno de bosque procede de algún coctel derivado de restos vegetales, hojas medio descompuestas y cosas así, que liberan al ambiente unas y otras moléculas. Aunque puede que las moléculas disponibles sean las mismas, las que se dispersan bien en el aire cambian muchos con la temperatura, y a 25 grados eso huele a humedad, moho, tierra… algo que no es “invierno”. En cambio, a 10 grados la mezcla debe ser la que he respirado más veces en años anteriores y mi cerebro ha identificado con esa situación. Hoy, ya a 5 grados, si llegaba algo a mi nariz no producía una sensación apreciable, los termoceptores mandaban más que el bulbo olfativo.
Para terminar, no es extraño que llamen la atención especialmente los aromas que, en contra de lo habitual, son muy iguales para todas las personas. Mi olor a “casa de la abuela” es muy distinto del tuyo, pero el olor “a tierra mojada” es muy igual para todas las personas, todos lo percibimos más o menos a la vez, con claridad e intensidad. Seguiremos con el olor a tierra mojada en una próxima entrega.
jueves, 18 de octubre de 2018
Microscopios en Sangüesa
El 18 de octubre abrió en la casa de cultura de Sangüesa la exposición "El ojo electrónico". Es una colección de fotografías hechas con microscopio electrónico por Javier Vesperinas, el técnico de la UPNA que maneja dicho microscopio en el servicio de apoyo a la investigación. Son fotos muy curiosas de cosas cotidianes, granos de sal y de azúcar, la punta d eun bolígrafo o las alas de una mosca. Una muestra de lo que cambia el mundo cuando lo miramos a otra escala.
Me tocó a mí iagurarla con una breve charla sobre la historia de la microscopía, la propia exposición y, para no perder la costumbre, un poco de "cacharrismo" al respecto. Hicimos el microscopio consistente en poner una gota de agua sobre la lente de la cámara del movil (con un pastiquito para evitar dañarla, claro) y el del láser verde (ya contado con detalle antes).
Esta exposición viaja dentro del programa "antenas de la UPNA", un intento de extensión territorial de la universidad al territorio navarro más allá de Pamplona centrándose especialmente en lo cultural. Esperemos que funcione bien, esa extensión es muy importante (por contraposición con otras mucho más caras e inútiles). Asistió poca gente a la inaguración, pero lo pasamos fenomenal.
Me tocó a mí iagurarla con una breve charla sobre la historia de la microscopía, la propia exposición y, para no perder la costumbre, un poco de "cacharrismo" al respecto. Hicimos el microscopio consistente en poner una gota de agua sobre la lente de la cámara del movil (con un pastiquito para evitar dañarla, claro) y el del láser verde (ya contado con detalle antes).
Esta exposición viaja dentro del programa "antenas de la UPNA", un intento de extensión territorial de la universidad al territorio navarro más allá de Pamplona centrándose especialmente en lo cultural. Esperemos que funcione bien, esa extensión es muy importante (por contraposición con otras mucho más caras e inútiles). Asistió poca gente a la inaguración, pero lo pasamos fenomenal.
martes, 16 de octubre de 2018
Jornada sobre Aprendizaje-Servicio en la UPNA
El aprendizaje- servicio es una metodología docente en la que los estudiantes han de realizar un proyecto real con impacto social fuera del aula en el que se pongan en práctica conocimientos curriculares de la asinatura de que se trate.
Es una especie de cuadratura del círculo que, cuando ocurre, resulta maravillosa y gratificante para todas las partes, pero que cuesta de identificar y poner en marcha.
El 16 de octubre se celebró en la UPNA una jornada sobre el tema y me invitaron a contar brevemente mi experiencia. Ya en 2013 se celebró otra (ver aquí) en la que tenía más sentido participar, porque hacía cosas en aquel momento. Ahora fue más recordar los proyectos final de carrera que hacíamos con Tasubinsa. Pero por un conjunto de motivos aquello terminó.
De la jornada me gustó la ponencia inagural, de Pilar Aramburuzabala, describiendo lo que es el APS (ver notas en la figura), y algunas ideas sueltas que me llamaron la atención del resto de las ponencias (en su momento tuiteradas aquí):
Es una especie de cuadratura del círculo que, cuando ocurre, resulta maravillosa y gratificante para todas las partes, pero que cuesta de identificar y poner en marcha.
El 16 de octubre se celebró en la UPNA una jornada sobre el tema y me invitaron a contar brevemente mi experiencia. Ya en 2013 se celebró otra (ver aquí) en la que tenía más sentido participar, porque hacía cosas en aquel momento. Ahora fue más recordar los proyectos final de carrera que hacíamos con Tasubinsa. Pero por un conjunto de motivos aquello terminó.
De la jornada me gustó la ponencia inagural, de Pilar Aramburuzabala, describiendo lo que es el APS (ver notas en la figura), y algunas ideas sueltas que me llamaron la atención del resto de las ponencias (en su momento tuiteradas aquí):
- que la universidad tiene que bajar de sus torres de marfil y llegar incluso al barro
- que el APS se aproxima a veces demasiado al voluntariado (y a una acción social "misionera" un poco meh!);
- que la "tercera misión" de la universidad (tradicionalmente llamada extensión universitaria) requiere de un plan estratégico, en el que el APS encaja muy bien, pero entre muchas cosas más.
- que la divulgación científica es un ámbito en el que desarrollar proyectos de APS, especialmente para asignaturas de ciencias básicas.
lunes, 8 de octubre de 2018
Subculturas e identidades
Leía ayer la columna de Juan Ignacio Perez "Hay una subcultura femenina y una masculina" y luego, por azares de la serendipia, veo el capítulo (s2-e3) de Grace and Frnakie en que la pareja gay monta un "Drag Queen Bingo".
Esto me lleva a una conclusión que probablemente sea la lección 1 en estudios de género, pero que yo nunca había visto tan claro: el ocio que elegimos contribuye de forma sustancial a nuestra identidad, y en particular a nuestra identidad sexual.
Por eso hay una subcultura femenina y una masculina. Por eso los chicos que no disfrutamos con el futbol somos "frikis" (más o menos orgullosos de ello según hayamos podido gestionar esa peculiaridad); incluso sospechosos de homosexualidad (bueno, en el cole esa palabra era muy sofisticada, con "maricón" se apañaban mejor).
Hace años, trabajando en una empresa, los domingos por la noche veía Estudio Estadio (el programa que resumía los resultados de la liga) como parte del trabajo; tomaba apuntes, especialmente de los equipos de la gente de mi departamento. Era la única forma de tener conversación los lunes por la mañana, si no estabas fuera de juego (pun intended). Entonces no le daba más importancia, pero con los años me he acordado mucho de aquello. Y es que es un ejemplo en primera persona de como la presión de los pares hace que una persona ilustrada (que yo ya era doctor entonces y todo) se obligue a hacer cosas que no le apetecen en absoluto. El paradigma (subcultura o como le queramos llamar) ya estaba allí antes de que uno llegara, y te integras o eres marginal.
Afortunadamente la cultura, las subculturas (paradigmas y demás) no son estáticos, van cambiando. Y sobre ese cambio se puede influir de distintas formas. Por eso es importante la visibilización de los homosexuales (y de todo el espectro queer de sexualidades líquidas), de frikis, de personas que leen y demás minorías de una u otra forma marginales. Bueno, es importante si queremos que esa evolución vaya en la dirección de una cultura cada vez más inclusiva y abierta en la que más personas se sientan cómodas y nadie tenga que ver Estudio Estadio (ni hacer cosas mucho peores, claro). También hay gente insegura de su identidad que prefiere evoluciones culturales que refuercen los rasgos identitarios estigmatizando, incluso prohibiendo, toda expresión de la marginalidad... mejor no acordarse de este tipo de movimientos y confiar (wishful thinking, I know) en que la historia los disuelva.
Esto me lleva a una conclusión que probablemente sea la lección 1 en estudios de género, pero que yo nunca había visto tan claro: el ocio que elegimos contribuye de forma sustancial a nuestra identidad, y en particular a nuestra identidad sexual.
Por eso hay una subcultura femenina y una masculina. Por eso los chicos que no disfrutamos con el futbol somos "frikis" (más o menos orgullosos de ello según hayamos podido gestionar esa peculiaridad); incluso sospechosos de homosexualidad (bueno, en el cole esa palabra era muy sofisticada, con "maricón" se apañaban mejor).
Hace años, trabajando en una empresa, los domingos por la noche veía Estudio Estadio (el programa que resumía los resultados de la liga) como parte del trabajo; tomaba apuntes, especialmente de los equipos de la gente de mi departamento. Era la única forma de tener conversación los lunes por la mañana, si no estabas fuera de juego (pun intended). Entonces no le daba más importancia, pero con los años me he acordado mucho de aquello. Y es que es un ejemplo en primera persona de como la presión de los pares hace que una persona ilustrada (que yo ya era doctor entonces y todo) se obligue a hacer cosas que no le apetecen en absoluto. El paradigma (subcultura o como le queramos llamar) ya estaba allí antes de que uno llegara, y te integras o eres marginal.
Afortunadamente la cultura, las subculturas (paradigmas y demás) no son estáticos, van cambiando. Y sobre ese cambio se puede influir de distintas formas. Por eso es importante la visibilización de los homosexuales (y de todo el espectro queer de sexualidades líquidas), de frikis, de personas que leen y demás minorías de una u otra forma marginales. Bueno, es importante si queremos que esa evolución vaya en la dirección de una cultura cada vez más inclusiva y abierta en la que más personas se sientan cómodas y nadie tenga que ver Estudio Estadio (ni hacer cosas mucho peores, claro). También hay gente insegura de su identidad que prefiere evoluciones culturales que refuercen los rasgos identitarios estigmatizando, incluso prohibiendo, toda expresión de la marginalidad... mejor no acordarse de este tipo de movimientos y confiar (wishful thinking, I know) en que la historia los disuelva.
sábado, 22 de septiembre de 2018
Imposturas
Oigo en la radio que el libro derivado de la tesis doctoral del presidente del gobierno es muy malo, difícil de entender y poco interesante; versa sobre algo que el periodista considera irrelevante. Me recuerda mi estreno en el Consejo Editorial de mi universidad. Se me ocurrió decir que “los libros se publican para ser leídos” y recibí una agria reprimenda por parte de un viejo catedrático que llevaba tiempo allí. Él sostiene que los libros se deben publicar si su calidad académica lo merece, independientemente de que a alguien le pueda interesar leerlos.
Hace un par de días tuiteaba Científico en España un gif de Buster Keaton andando como un ratón en una rueda con el texto: “Pedir proyectos para poder hacer experimentos para publicar para poder pedir proyectos para poder hacer experimentos para publicar para poder pedir proyectos para poder hacer...” Al comentar yo que es rueda debería producir conocimiento me contesta Miquel Bosch que de vez en cuando, de esas publicaciones sale conocimiento, pero como efecto secundario, no como objetivo principal. Según él no puede serlo ya que el objetivo es publicar, no generar conocimiento, aunque eventualmente se genera como daño colateral.
¿El conocimiento nuevo es un daño colateral del sistema de ciencia profesional? ¿A ese nivel de impostura hemos llegado? Probablemente sí.
En algunas disciplinas la dificultad de definir bien los objetos de estudio y de la aproximación empírica hacen bueno el dicho “ya que no podemos ser profundos, seamos oscuros”. En otros la presión por publicar (el famoso “publish or perish”) ha alcanzado ya el límite de lo tolerable (no es menor el problema de la salud mental de los doctorandos, ver 1, 2 ,3, 4).
El sistema de ciencia tecnología sociedad que tenemos nace del proyecto Manhattan, ni siquiera lleva un siglo en marcha, pero su funcionamiento ha sido tan exitoso que estamos a punto de matar a la gallina de los huevos de oro. La búsqueda de más y más “rentabilidad a la inversión” está desalineando las métricas (“publish”) de lo que miden (conocimiento relevante).
A mí me gusta pensar que ese desalineamiento es un proceso aún reversible, pero viendo los comentarios de investigadores más jóvenes que yo empiezo a tener serias dudas.
Hace un par de días tuiteaba Científico en España un gif de Buster Keaton andando como un ratón en una rueda con el texto: “Pedir proyectos para poder hacer experimentos para publicar para poder pedir proyectos para poder hacer experimentos para publicar para poder pedir proyectos para poder hacer...” Al comentar yo que es rueda debería producir conocimiento me contesta Miquel Bosch que de vez en cuando, de esas publicaciones sale conocimiento, pero como efecto secundario, no como objetivo principal. Según él no puede serlo ya que el objetivo es publicar, no generar conocimiento, aunque eventualmente se genera como daño colateral.
¿El conocimiento nuevo es un daño colateral del sistema de ciencia profesional? ¿A ese nivel de impostura hemos llegado? Probablemente sí.
En algunas disciplinas la dificultad de definir bien los objetos de estudio y de la aproximación empírica hacen bueno el dicho “ya que no podemos ser profundos, seamos oscuros”. En otros la presión por publicar (el famoso “publish or perish”) ha alcanzado ya el límite de lo tolerable (no es menor el problema de la salud mental de los doctorandos, ver 1, 2 ,3, 4).
El sistema de ciencia tecnología sociedad que tenemos nace del proyecto Manhattan, ni siquiera lleva un siglo en marcha, pero su funcionamiento ha sido tan exitoso que estamos a punto de matar a la gallina de los huevos de oro. La búsqueda de más y más “rentabilidad a la inversión” está desalineando las métricas (“publish”) de lo que miden (conocimiento relevante).
A mí me gusta pensar que ese desalineamiento es un proceso aún reversible, pero viendo los comentarios de investigadores más jóvenes que yo empiezo a tener serias dudas.
lunes, 17 de septiembre de 2018
#Naukas18. De la divulgación hacia la cultura científica
Un festejo desmesurado, una "bilbainada", el Woodstock de la divulgación... Un grupo de amigos, un montón de gente muy inteligente y muy comprometida. Una genialidad, una tradición (feliz cumpleaños Milhaud).
Este año no tuve charla, pequeñísimo disgusto en comparación con la enorme alegría de recibir uno de los 3 premios Tesla que se entregan cada año, los Emi, los Oscar (hasta los Nobel ha dicho alguno) de la divulgación. Un reconocimiento de la organización de semejantes fastos es algo muy grande. Acompañado además, por otros dos magníficos colegas, @farmagemma y @mimesacojea nada menos. Muuuchas gracias.
La edición de este año, el segundo en el Euskalduna, y llegando casi a llenarse en ocasiones, fue inagurado por el ministro de ciencia, en vídeo, pero un vídeo enviado a propósito. Tuvo una charla sobre ciencia y música donde la música la ponía una orquesta sinfónica, se presentó un maravilloso documental sobre Etxenike, se entrevistó a Francis Mojica (nuestro firme candidato al Nobel, de verdad)... y muchas cosas más. Dos días fascinantes de verdad.
Viendo la evolución de los 8 años que lleva existiendo (yo he asistido a los 6 últimos), me da la impresión de que el festejo ha ido evolucionando desde la divulgación hacia la cultura científica. Al principio era un evento fundamentalmente de divulgación, era un congreso un poco especial (por la duración de las charlas y la ausencia de preguntas), pero casi un congreso. Poco a poco las charlas se han ido convirtiendo en espectáculos; unos cantando y con disfraces, otros con artes plásticas, otros apelando a emociones intensas, otros con historias maravillosas, con el humor, jugando con el público... Puede ser que la densidad de conocimiento por unidad de tiempo haya incluso bajado, pero eso es lo de menos, para la transmisión del conocimiento en alta densidad ya está el sistema educativo, las charlas formato estándar y muchas otras modalidades. Lo interesante es haber encontrado (pulido y encumbrado) este formato en el que el conocimiento y el pensamiento crítico son el sustrato esencial de un producto cultural de primer orden, de un espectáculo brillante. Buen síntoma el que EITB haya aumentado su apuetsa por este "producto".
Bravo por los organizadores (@uhandrea, @ireductible, @aberron, @maikelnaiblog) y que podamos disfrutar de muchas ediciones más.
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El Tesla en la UPNA, El Diario.es y Europa Press
martes, 4 de septiembre de 2018
No hay que cambiar de huso horario, sino de uso horario
Al aproximarse el cambio de hora no falta quien comenta que lo que habría que cambiar es de huso horario, que si lleváramos el de Portugal viviríamos mejor, y además que éste lo puso Franco para congraciarse con Hitler, prueba definitiva de su malignidad. La verdad es que utilizar un huso horario u otro no tiene esos efectos. Cambiar de huso horario es equivalente al cambio de hora, ¿Dónde preferimos tener una hora más de sol en invierno, por la mañana o por la tarde? Esa es la cuestión (que ya comentábamos en la entrada anterior).
El movimiento de la tierra alrededor del sol hace que vaya cambiando a lo largo del año el conjunto de lugares en los que anochece a la vez (el “terminador” que se dice cuando se observa desde fuera de la tierra). En verano amanece a la vez en Pamplona, Paris y Copenhague (ver línea azul del gráfico) , mientras que en invierno para cuando amanece en Pamplona lo hizo antes en Paris y antes aún en Copenhague.
A lo largo del año, por tanto, van cambiando los países con los que tenemos sincronizada la hora. Es cierto que el punto medio lo da el meridiano (y por él se pasa dos veces al año, no como con los extremos), por eso se tiende a que los husos horarios sean “verticales” (siguiendo los meridianos), pero la desincronía solar de buena parte del año es motivo suficiente como para preferir tener la misma hora que los países cercanos con los que se tiene la mayor parte de las relaciones.
En resumen, cambiar de huso horario no cambiaría apenas nada. Habría que recordar cambiar de hora al ir a Francia en vez de al ir a Portugal, pero poco más. Lo importante no es tanto el huso horario como el uso horario. En este país comemos muy tarde y cenamos aún más, dormimos poco, tenemos jornadas laborales extensas, partidas y poco flexibles. La forma de usar el tiempo a la que estamos acostumbrados genera muchísimos inconvenientes. Aunque estemos orgullosos de que la paella del domingo esté lista a las 15:30 (o más) y nos parecen unos pringaos esos guiris que a las 12:30 ya han comido, esas costumbres generan un sinfín de problemas. Claro que es mucho más difícil cambiar los usos culturales del tiempo que la denominación de las horas (sea con los husos o con los horarios de verano e invierno), pero es que lo segundo no cambia realmente nada.
En la Wikipedia hay una animación espectacular de la evolución del terminador a lo largo del año sobre Europa central, esta:
De Boobarkee - Generated with XEphem, Dominio público, Enlace
El terminador pasando por Pamplona en distintos momentos del año, a la derecha una foto del terminador desde el espacio. |
El movimiento de la tierra alrededor del sol hace que vaya cambiando a lo largo del año el conjunto de lugares en los que anochece a la vez (el “terminador” que se dice cuando se observa desde fuera de la tierra). En verano amanece a la vez en Pamplona, Paris y Copenhague (ver línea azul del gráfico) , mientras que en invierno para cuando amanece en Pamplona lo hizo antes en Paris y antes aún en Copenhague.
A lo largo del año, por tanto, van cambiando los países con los que tenemos sincronizada la hora. Es cierto que el punto medio lo da el meridiano (y por él se pasa dos veces al año, no como con los extremos), por eso se tiende a que los husos horarios sean “verticales” (siguiendo los meridianos), pero la desincronía solar de buena parte del año es motivo suficiente como para preferir tener la misma hora que los países cercanos con los que se tiene la mayor parte de las relaciones.
En resumen, cambiar de huso horario no cambiaría apenas nada. Habría que recordar cambiar de hora al ir a Francia en vez de al ir a Portugal, pero poco más. Lo importante no es tanto el huso horario como el uso horario. En este país comemos muy tarde y cenamos aún más, dormimos poco, tenemos jornadas laborales extensas, partidas y poco flexibles. La forma de usar el tiempo a la que estamos acostumbrados genera muchísimos inconvenientes. Aunque estemos orgullosos de que la paella del domingo esté lista a las 15:30 (o más) y nos parecen unos pringaos esos guiris que a las 12:30 ya han comido, esas costumbres generan un sinfín de problemas. Claro que es mucho más difícil cambiar los usos culturales del tiempo que la denominación de las horas (sea con los husos o con los horarios de verano e invierno), pero es que lo segundo no cambia realmente nada.
En la Wikipedia hay una animación espectacular de la evolución del terminador a lo largo del año sobre Europa central, esta:
De Boobarkee - Generated with XEphem, Dominio público, Enlace
lunes, 3 de septiembre de 2018
¿cambiamos la hora o no?
Todos los años dos veces nos acordamos del nombre que le damos a cada momento del día, y ahora toca. Si los días tuvieran siempre la misma duración no tendríamos líos, nos habríamos acostumbrado a llamar de la misma forma al amanecer (por ejemplo “8 de la mañana”) y así siempre. El próximo 26 de septiembre (en Pamplona) amanecerá a las 8 de la mañana y anochecerá a las 20 (con menos de 1 minuto de error), ese sí que es un día bien diseñado. Pero manteniendo el mismo sistema horario el 22 de diciembre amanecerá a las 9:35 y el 21 de junio a las 6:29.
Que amanezca a las 9:30 se hace tardísimo. Hay que levantarse de noche, y no amanece hasta que llevas ya mucho rato en el cole (trabajo, etc.). Quizá podríamos cambiar la denominación de las horas y hacer que ese día amaneciera a las 8:30, algo más soportable. Eso sí, el precio a pagar por esa decisión es que el 21 de junio amanecería a las 5:29, bastante antes de que le suene el despertador a muchísima gente.
Hay una forma de conseguir que en junio amanezca un poco más tarde y en invierno un poco antes, consiste en cambiar la hora, usar un horario la parte del año que los días se alargan (el horario de invierno) y otro la mitad del año que acortan. Como nada es gratis, conseguir que esos amaneceres pillan algo mejor tiene la contrapartida de tener que cambiar de hora, rehacer el cuerpo de un día para otro a un horario diferente (vivir un “jet lag” de una hora), cambiar todos los relojes de la casa (y el del coche, que es de los más incómodos).
Ese cambio de hora es lo que actualmente está en vigor. Se decidió de forma armonizada en la Unión Europea hace unas décadas, poco después de la gran crisis del petróleo de los años 70, con el argumento principal de que de ese modo se ahorraba energía. Con el paso de los años, los cambios en los usos y fuentes energéticas hacen que ese ahorro sea mínimo, quizá nulo. Los ciudadanos, hartos de tener que cambiar relojes, han presionado y al final han sido consultados, votando muy mayoritariamente en contra del cambio de hora. Tampoco hay argumentos científicos sólidos, si el cambio tiene una repercusión negativa en la salud de las personas es también algo mínimo.
Hay que elegir, y se plantea una elección en que ninguna opción tiene “razones científicas” a su favor. Lo único científico es que toda las ventajas vienen acompañadas de inconvenientes, el sol hará lo mismo le llamemos como le llamemos. Si amanece antes, anochece antes y viceversa. Ningún sistema horario va a hacer los días de invierno de más de 9 horas ni los de verano de menos de 15. Yo personalmente prefiero evita el cambio (y quedarme con el horario de verano todo el año), pero nunca he vivido así desde que recuerdo. Igual al cabo de unos años me quejaría de eso también.
Hay quien lo lía todo y pretende que la cuadratura del círculo se consigue cambiando de huso horario. Me temo que eso tampoco, pero lo vemos próximamente, en otra entrada, con más datos.
Todo esto ya lo explicaba muy bien Pablo (@DonMostrenco) en Naukas hace unos años AQUI.
Que amanezca a las 9:30 se hace tardísimo. Hay que levantarse de noche, y no amanece hasta que llevas ya mucho rato en el cole (trabajo, etc.). Quizá podríamos cambiar la denominación de las horas y hacer que ese día amaneciera a las 8:30, algo más soportable. Eso sí, el precio a pagar por esa decisión es que el 21 de junio amanecería a las 5:29, bastante antes de que le suene el despertador a muchísima gente.
Hay una forma de conseguir que en junio amanezca un poco más tarde y en invierno un poco antes, consiste en cambiar la hora, usar un horario la parte del año que los días se alargan (el horario de invierno) y otro la mitad del año que acortan. Como nada es gratis, conseguir que esos amaneceres pillan algo mejor tiene la contrapartida de tener que cambiar de hora, rehacer el cuerpo de un día para otro a un horario diferente (vivir un “jet lag” de una hora), cambiar todos los relojes de la casa (y el del coche, que es de los más incómodos).
Ese cambio de hora es lo que actualmente está en vigor. Se decidió de forma armonizada en la Unión Europea hace unas décadas, poco después de la gran crisis del petróleo de los años 70, con el argumento principal de que de ese modo se ahorraba energía. Con el paso de los años, los cambios en los usos y fuentes energéticas hacen que ese ahorro sea mínimo, quizá nulo. Los ciudadanos, hartos de tener que cambiar relojes, han presionado y al final han sido consultados, votando muy mayoritariamente en contra del cambio de hora. Tampoco hay argumentos científicos sólidos, si el cambio tiene una repercusión negativa en la salud de las personas es también algo mínimo.
Hay que elegir, y se plantea una elección en que ninguna opción tiene “razones científicas” a su favor. Lo único científico es que toda las ventajas vienen acompañadas de inconvenientes, el sol hará lo mismo le llamemos como le llamemos. Si amanece antes, anochece antes y viceversa. Ningún sistema horario va a hacer los días de invierno de más de 9 horas ni los de verano de menos de 15. Yo personalmente prefiero evita el cambio (y quedarme con el horario de verano todo el año), pero nunca he vivido así desde que recuerdo. Igual al cabo de unos años me quejaría de eso también.
Hay quien lo lía todo y pretende que la cuadratura del círculo se consigue cambiando de huso horario. Me temo que eso tampoco, pero lo vemos próximamente, en otra entrada, con más datos.
Todo esto ya lo explicaba muy bien Pablo (@DonMostrenco) en Naukas hace unos años AQUI.
sábado, 25 de agosto de 2018
Resumen del curso (2017-18) en divulgación
Continuando con la idea del año pasado de hacer un balance de las actividades de divulgación realizadas en el curso, va a continuación. Pararse un rato a poner las cosas juntas ayuda a cortar, reflexionar y replantear.
Son 30 charlas en total entre unos sitios y otros, casi 50 programas de radio, un festejo de ciencia en el bar al mes, la organización de un curso de verano, Pint of Science y Naukas Pamplona, y algunas cosas más. Muchas de estas cosas, casi todas, en colaboración con Javier Armentia, pieza clave en que todas estas cosas se hayan podido hacer, y que además hace que resulten mucho más divertidas.
CHARLAS
Charlas Bachiller 12 (3 de botijos, 4 de cocina y 5 de engaños de la mente)
Charlas a profes 3 (1 por el CAP de Pamplona y 2 por el de Tafalla)
Naukas 3 (Bilbao 2017 y 2 en Pamplona 2018)
Otras charlas 5
CURSOS DE VERANO
Organización de 1
Charlas en 2
Tallers (Shows) en 2
RADIO y TV
SER Navarra, el Vermú de la Ciencia 24 programas
Onda Cero Navarra, la UPNA en la Onda 28 programas
COPE Navarra, Colaboración el Perolas 4 programas
Otros Radio 2
TVE - Saber vivir 1
CIENCIA EN EL BAR
Temporada en el Chester 7
Taller Show en Egüés 1
ORGANIZACIÓN de FESTEJOS (Coorganización en realidad)
Pint of Science Pamplona
Naukas Pamplona
Maestro de ceremonias
Moderador "Diálogos"
Entrevista Sophia
Inauguración 2 expos UPNA
Miembro de Jurados 2 (Tesis en 3 minutos y Ciencia Clip)
Reuniones, congresos, mesas redondas 6 (2 STEM, 2 G9 y CCSC Córdoba)
Vídeos de Youtube 0 (algo que hay que corregir)
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Lista completa con fechas y enlaces a los sitios (cuando los hay)
8 y 9 de agosto (2017) -- Ciencia, Migas y Estrellas en Ujué (curso de verano UPNA). Talleres de experimentos tabernarios.
11-14 de septiembre -- Curso de Verano Cuentahistorias científicas
11 de sepriembre -- En el curso de verano: La divulgación a vista de pájaro
12 de septiembre -- Inicio de colaboración en Cope Navarra
15 de septiembre -- Naukas Bilbao, "Los instrumentos del capitán FitzRoy"
18 - 20 de septiembre -- Curso a profesores de primaria (a través del CAP) sobre experimentos sencillos para hacer en el aula (aka "cacharrismo")
27 de septiembre -- Charla en el Museo de educación ambiental de Navarra sobre ondas no tan malignas.
28 de septiembre -- Charla sobre accesibilidad a estudiantes de Trababjo Social
28 de septiembre -- Inicio de la temporada de Ciencia en el Bar.
2 de octubre -- Entrevista en A Hombreos de Gigantes
2 - 6 de octubre -- Moderador en los Diálogos, uno cada día.
5 de octubre -- Mini charla "La ciencia que moverá el mundo" en evento del Consejo Social.
9 de octubre -- Continuación de programas de radio en Onda Cero (30 aniversario UPNA)
15 de octubre -- Inicio de temporada del Vermú de la Ciencia en Ser Navarra.
23 de octubre -- Tribunal en la semifinal del concurso Tesis en 3 Minutos
26 de octubre -- Ciencia en el bar S6-E2
31 de octubre -- Comienzo de colaboración en radio (COPE) sobre ciencia de la cocina.
2 de noviembre -- Inaguración exposición "el ojo electrónico" en Tudela (no vino nadie)
3 de noviembre -- En TVE, Saber Vivir.
6-16 de noviembre -- Participación en el título propio para personas con discapacidad intelectual LaborAble
16 de noviembre -- Ciencia en el Bar en el Valle de Egués (en Semanas de la Ciencia)
23 de noviembre -- Charla en el Congreso de Comunicación Social de la Ciencia, Córdoba
1 de diciembre -- Tribunal en la final de Tesis en 3 Minutos.
15 de diciembre -- Misterios científicos de la cocina, IES Zizur
12 de enero -- Botijos. IESO Pedro de Atarrabia en Villava
15 de enero -- Tu cerebro... -- CIP Virgen del Camino
19 de enero -- Ciencia de la cocina -- CIP Virgen del Camino
26 de enero -- Tu cerebro te engaña en el colegio San Cernin
14 de febrero -- Botijos -- IES Altsasu
7 de febrero -- Técnicas de investigación en Bachillerato. Y segunda sesión el 21F.
20 de febrero -- Tu Cerebro te engaña en el IES Ribera del Arga, Peralta
6 de marzo -- Misterios científicos de la cocina, IES Mendillorri
6 de marzo -- Tu cerebro te engaña... CI Burlada
14 de marzo -- Tu cerebro te engaña... Biurdana
19 de marzo -- Botijos IES P. Sarasate, Lodosa
11 de abril -- Apuntes para animar a la divulgación. Doctorales G9 - UC
25 de abril -- Mesa redonda en el Planetario (PlanetaSTEM) sobre disciplinas STEM
27 de abril -- Ciencia de la cocina. IESO Pedro de Atarrabia en Villava
14, 15 y 16 de mayo -- Pint of Science. Organización de los 3 bares de Pamplona.
21 de mayo -- Participación en jornada Mujer en STEM del Consejo Social
24 y 25 de mayo -- Constitución del grupo de trabajo G9-Divulga. Reunión en Badajoz
7 de junio -- Entrevista con Sophia en la UPNA
9 de junio -- Naukas Pamplona, organización y 2 charlas (1 y 2)
Junio -- Concesión de proyectos a la recién creada Cátedra de Divulgación del Conocimiento y Cultura Científica de la UPNA.
Julio -- Participación en el jurado de concurso Ciencia Clip
17 de julio -- Nos engañan con la física. Curso de verano sobr epseudociencia en UBU.
9 y 10 de agosto (2018) -- Ujué, estrellas ciencia y migas. Talleres de ciencia en el bar.
domingo, 19 de agosto de 2018
Entrevista con Sophia (una de robots)
- ¿Estas enamorada del Dr. Hanson, tu creador?
- No, los robots no tenemos ese tipo de sentimientos, en cambio tengo entendido que los humanos sí. ¿Tú tienes sentimientos religiosos?
El que un robot te de la vuelta a la cuestión y te devuelva la pregunta, además sobre algo tan personal, me dejó fuera de juego. Seguramente el momento estelar de la conversación con Sophía, la que pasa por ser “la robot más avanzada del mundo”. Con motivo de la fiesta navarra del conocimiento SciencEkaitza estuvo en Pamplona (en concreto el 7 de junio de 2018), y en la UPNA hubo una presentación pública en la que tuve la suerte de actuar como maestro de ceremonias. Le pude preguntar lo que quise, así como transmitir las preguntas que habían hecho otras personas por redes sociales o allí mismo en la sala. Estuvimos algo más de una hora, con muchísimo público (más de 500 personas) y resultó muy entretenido.
Con diferencia, lo más impresionante es la corporeidad, el que esté encarnada en un cuerpo de apariencia humana. Y más aún que no lo sea del todo, que en vez de peluca lleve la parte posterior de lo que sería el cráneo libre y transparente. Sus gestos resultan muy realistas, lo de que haga contacto visual y te siga con la mirada impresiona. Sin embargo, al cabo de un rato te das cuenta de que el sistema de gestos (y de seguimiento de la mirada) y el de voz van por separado. No incorpora lo que ve a la conversación, pero sí cambia algunos gestos en función de lo que dice (cuando se ríe, por ejemplo).
Lo de que sea “la más avanzada del mundo” no deja de ser una frase publicitaria, ya que no está definido a qué tipo de avance nos referimos. Los robots que llevan años construyendo coches son mucho más avanzados en su tarea de construir coches… pero no tienen cara y ojos. Hay robots, como el ASIMO de Honda, que se mueven mucho mejor que Sophia (que de hecho solo mueve el cuello y la cara), y muchos otros. Es en el realismo de la expresión facial en lo que es, si no la más, una de las más avanzadas. Pero ¿para qué sirve un robot con expresión facial? En la Wikipedia podemos leer que “Hanson diseñó a Sophia para ser una compañera adecuada para ancianos en residencias de personas mayores, o para ayudar a multitudes en parques o en grandes acontecimientos. Se espera que finalmente pueda interactuar con otros humanos suficientemente como para obtener habilidades sociales”.
La utilidad de Sophia aún no ha llegado a un punto en que resulte comercialmente interesante para los fines que declara el Dr. Hanson. Pero mientras tanto es un magnífico elemento de provocación. La forma precisa en que se parece a un humano (pero no del todo), en el borde mismo del “uncanny valley”, el tipo de espectáculos al que se presta y, especialmente, su ciudadanía Saudí conforman un coctel perfecto para la provocación.
Esa provocación es importante, ya que la invasión de robots en nuestra sociedad es ya una realidad, y en pocos años será espectacular. Pero son robots incorpóreos en su mayoría, y eso hace que no los reconozcamos como tales. Ya nadie lleva mapas en el coche, confía en un robot que vive en su teléfono para que le de las indicaciones precisas con las que llegar. ¿O es que el Google maps no es “un robot que vive en tu teléfono”? Pero como no tiene cuerpo nos parece que no puede enamorarse o volverse malo (y llevarte dónde él quiera, por ejemplo). En cambio, ante la presencia de un cuerpo, la empatía nos lleva a presuponer esos sentimientos y potenciales intenciones. ¿Debería Google Maps tener ciudadanía de algún país, responsabilidad civil, suscribir seguros, pagar impuestos? ¿Debería ser el robot, su creador, la empresa que lo financia, todos o ninguno? Sólo nos planteamos esas preguntas, que es muy muy importante ir resolviendo, si el robot tiene cuerpo. Por eso el papel provocador de Sophia me parece tan interesante.
jueves, 16 de agosto de 2018
Turismo responsable (y política)
Oigo en la radio (en Hoy por hoy de la Ser) una entrevista con la autora de un artículo sobre el turismo responsable. Sorprendentemente no da recetas, sino elementos para la reflexión. Desde un punto de vista teórico esto es maravillosos. Te acerca conceptos en los que quizá no habías pensado y que tienen un desarrollo académico complejo como huella de carbono, economía circular o gentrificación. Hace un llamamiento a que uno se informe, lea blogs y revistas de viajes y con esa información y los conceptos que conforman el constructo de responsabilidad del turismo tomes tus decisiones. Tan impecable como inútil. ¿De verdad esperamos que el mundo cambie gracias a la concienciación individual?
Hacer una tesis doctoral para elegir unas vacaciones no solo es algo que requiere mucho esfuerzo, sino que lo más probable es que se llegue a diferentes conclusiones sobre lo que hay que hacer de verdad para conseguir "ser responsable". Y es que todos estos conceptos tienen considerables escalas de gris (como el de "apropiación cultural", también de actualidad estos días ¿dónde está la línea razonable, en no pintar de negro a un blanco para un papel de negro, en no poner un actor hetero para un papel de gay o en exigir el título de medicina a actores para papeles de médico?). Este proceso de la individualización de la responsabilidad en la práctica da lugar a una minoría erudita encabronada discutiendo los tonos de gris y una inmensa mayoría que sigue vacacionando dónde le da el presupuesto y le recomendó el cuñado.
Sin embargo es muy importante que la sostenibilidad sea algo a considerar en las decisiones que tomamos. En estas situaciones yo tiendo a pensar que el estado es el gran invento que debería ser garante de los valores comunes. Mediante un sistema consensuado de agregación de las preferencias (un parlamento elegido adecuadamente) se toman decisiones que resulten de obligado cumplimiento y se imponen con la energía que sea necesaria. Así creamos reservas naturales, espacios protegidos, cotos de caza y pesca, cortafuegos y sistemas públicos de vigilancia forestal, etc. etc.
Pero esta aproximación también es un tanto utópica. Fundamentalmente por tres razones:
(i) El conflicto con la libre competencia. Parece que los ejemplos del siglo XX de países donde el 100% de la economía era estatal han dejado claro que eso genera un desánimo individual intolerable. Así que hay que encontrar equilibrios entre la iniciativa privada de poner un hotel o un apartamento en alquiler y la decisión colectiva (pública) de si en qué condiciones se puede hacer esto.
(ii) La capacidad real de los gestores de lo público. Cuando se habla del estado de forma genérica se piensa en instituciones ideales encarnadas en personas también ideales. Pero la realidad es otra. Son personas reales las que han de encarnar esas instituciones, y parece que el ejercicio del poder también "empodera" los peores instintos humanos. Corrupciones y abusos de todo tipo limitan gravemente esa visión ideal del estado como agregador y ejecutor de las decisiones colectivas.
(iii) La reacción frente al poder. "Si el pescado azul que antes era tan malo ahora es bueno es porque los intereses económicos le han presionado lo suficiente". "El wifi está permitido por las presiones de las telefónicas". Este tipo de razonamientos generan un estado de opinión contrario a un excesivo papel del estado (curiosamente desde colectivos autoetiquetados de izquierda en muchos casos).
Así que sea por la "derecha", por la "izquierda" o gracias a la tranversal corrupción, el papel real del estado tiene limitaciones muy importantes, y no está siendo capaz de reaccionar a suficiente velocidad a los retos acuciantes que se plantean a la "sostenibilidad" y la "responsabilidad". Aquí estamos sin saber cómo regular los nuevos monstruos que nacieron como ilusionantes mejoras de la economía colaborativa o el comercio electrónico (apartamentos turíticos, pseudotaxis o blablacars, amazones y walapops)
¿Conclusión? Ya me gustaría tener una suficientemente fuerte y de largo plazo. Como decía antes, tiendo a creer en las soluciones colectivas, en el estado. Quizá una reforma importante de la configuración actual del nuestro (leyes electorales, partidos, etc. una nueva constitución a fin de cuantas) pudiera minimizar los 3 problemas reseñados y recuperar un papel más fuerte. De lo que estoy casi seguro es de que la responsabilización individual no solo no es una solución sino que acelera el mal camino. Todo el tiempo que las personas concienciadas dedicamos a hacer las tesis doctorales con las que decidir dónde comprar alubias o dónde ir de vacaciones no lo dedicamos a la Política (ciencia que trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas, especialmente de los estados).
Hacer una tesis doctoral para elegir unas vacaciones no solo es algo que requiere mucho esfuerzo, sino que lo más probable es que se llegue a diferentes conclusiones sobre lo que hay que hacer de verdad para conseguir "ser responsable". Y es que todos estos conceptos tienen considerables escalas de gris (como el de "apropiación cultural", también de actualidad estos días ¿dónde está la línea razonable, en no pintar de negro a un blanco para un papel de negro, en no poner un actor hetero para un papel de gay o en exigir el título de medicina a actores para papeles de médico?). Este proceso de la individualización de la responsabilidad en la práctica da lugar a una minoría erudita encabronada discutiendo los tonos de gris y una inmensa mayoría que sigue vacacionando dónde le da el presupuesto y le recomendó el cuñado.
Sin embargo es muy importante que la sostenibilidad sea algo a considerar en las decisiones que tomamos. En estas situaciones yo tiendo a pensar que el estado es el gran invento que debería ser garante de los valores comunes. Mediante un sistema consensuado de agregación de las preferencias (un parlamento elegido adecuadamente) se toman decisiones que resulten de obligado cumplimiento y se imponen con la energía que sea necesaria. Así creamos reservas naturales, espacios protegidos, cotos de caza y pesca, cortafuegos y sistemas públicos de vigilancia forestal, etc. etc.
Pero esta aproximación también es un tanto utópica. Fundamentalmente por tres razones:
(i) El conflicto con la libre competencia. Parece que los ejemplos del siglo XX de países donde el 100% de la economía era estatal han dejado claro que eso genera un desánimo individual intolerable. Así que hay que encontrar equilibrios entre la iniciativa privada de poner un hotel o un apartamento en alquiler y la decisión colectiva (pública) de si en qué condiciones se puede hacer esto.
(ii) La capacidad real de los gestores de lo público. Cuando se habla del estado de forma genérica se piensa en instituciones ideales encarnadas en personas también ideales. Pero la realidad es otra. Son personas reales las que han de encarnar esas instituciones, y parece que el ejercicio del poder también "empodera" los peores instintos humanos. Corrupciones y abusos de todo tipo limitan gravemente esa visión ideal del estado como agregador y ejecutor de las decisiones colectivas.
(iii) La reacción frente al poder. "Si el pescado azul que antes era tan malo ahora es bueno es porque los intereses económicos le han presionado lo suficiente". "El wifi está permitido por las presiones de las telefónicas". Este tipo de razonamientos generan un estado de opinión contrario a un excesivo papel del estado (curiosamente desde colectivos autoetiquetados de izquierda en muchos casos).
Así que sea por la "derecha", por la "izquierda" o gracias a la tranversal corrupción, el papel real del estado tiene limitaciones muy importantes, y no está siendo capaz de reaccionar a suficiente velocidad a los retos acuciantes que se plantean a la "sostenibilidad" y la "responsabilidad". Aquí estamos sin saber cómo regular los nuevos monstruos que nacieron como ilusionantes mejoras de la economía colaborativa o el comercio electrónico (apartamentos turíticos, pseudotaxis o blablacars, amazones y walapops)
¿Conclusión? Ya me gustaría tener una suficientemente fuerte y de largo plazo. Como decía antes, tiendo a creer en las soluciones colectivas, en el estado. Quizá una reforma importante de la configuración actual del nuestro (leyes electorales, partidos, etc. una nueva constitución a fin de cuantas) pudiera minimizar los 3 problemas reseñados y recuperar un papel más fuerte. De lo que estoy casi seguro es de que la responsabilización individual no solo no es una solución sino que acelera el mal camino. Todo el tiempo que las personas concienciadas dedicamos a hacer las tesis doctorales con las que decidir dónde comprar alubias o dónde ir de vacaciones no lo dedicamos a la Política (ciencia que trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas, especialmente de los estados).
miércoles, 15 de agosto de 2018
Estrellas, ciencia y migas (2018)
Un año más, y van tres, se ha celebrado “Ujué, estrellas, ciencia y migas”, un curso de verano de la UPNA que se desarrolla en el precioso pueblo Navarro de Ujué. El curso tiene tres tipos de actividades distintos: charlas, talleres (tipo ciencia en el bar) y observación de estrellas y perseidas. Al plantel de conferenciantes este año se unión Miguel Santander, y repitieron María José Borja y Tomé, Gracia Rodríguez Calderot y Manuel Seara Valero. Preciosa la sala, dentro de la iglesia fortaleza de Ujué, pero con una acústica mejorable.
Para la parte de Ciencia en el Bar repetimos Javier Armentia y yo, con dos talleres distintos que pretendíamos que estuvieran adaptados a los entornos de cada día. El primero, en el interior de un bar (pastas Urrutia) se titulaba Ciencia con Sentido(s), y es la versión de bar de la charla que dimos en Naukas Pamplona. Comenzó con unos comentarios sobre los sentidos que tenemos para pasar a un par de “ilusiones” con el sentido del gusto, un aceite que sebe a otra cosa gracias a unos “polvos mágicos” y la explosión de sabor del chocolate tras masticarlos con la nariz tapada. Nos quedó para otra ocasión (en un entorno menos lioso) la nariz de pinocho. Pasamos después a la explicación demostración de la escala logarítmica que incorpora nuestra percepción auditiva de las frecuencias. También hicimos la audiometría colectiva que resulta tan sorprendente para los no tan jóvenes. Y para terminar con el oído, algunos clips del famoso Laurel / Yanni tan viral en internet en los últimos meses. Terminamos con unas ilusiones visuales, y con la versión manipulativa de la ilusión de Jastrow, siempre tan impresionante.
El taller del segundo día tuvo lugar en la calle, en la entrada del mesón las Torres, y se titula Cosas del Cielo (así en el cielo como en la tierra) y comienza con la anécdota del amanzana de Newton, que según la leyenda le iluminó el momento eureka en el que se dio cuenta de que la manzana y la luna se mueven debido a la misma fuerza, la de atracción gravitatoria. Luego pasamos a ver tamaños y distancias astronómicas en proporción. También a dibujar la sombra de una farola para tomar conciencia de cuanto se mueve realmente en unos pocos minutos. Utilizamos unos giróscopos para entender mejor la rotación de los cuerpos celestes y terminamos con algunas experiencias para poner de manifiesto la existencia y efectos de la atmósfera de la tierra que, lógicamente, compartirán otros cuerpos con atmósfera. Hacía calor, el personal buscaba la sombra y, salvo unos pocos niños, la participación activa fue escasa, no como en el bar del día anterior que fue mucho más entusiasta. Cosas del directo.
Es verdaderamnete el esfuerzo que hace el oranizador, Humberto Bustince, ujuetarra de pro, por llevar una actividad cultural tan chula a un pueblo tan pequeñito (menos de 100 habitantes en invierno). La respuesta es muy buena también, el porcentaje de habitantes del pueblo que acude a las actividades pasa del 50%. Especialmente atractiva es la observación de las perséidas (y aya de paso del cielo en general), que guían tan bien las genes del Planetario y de Astronavarra.
Parece que se consolida esta iniciativa, así que, si no se turce nada, para las perséidas de 2019 repetimos.
Para la parte de Ciencia en el Bar repetimos Javier Armentia y yo, con dos talleres distintos que pretendíamos que estuvieran adaptados a los entornos de cada día. El primero, en el interior de un bar (pastas Urrutia) se titulaba Ciencia con Sentido(s), y es la versión de bar de la charla que dimos en Naukas Pamplona. Comenzó con unos comentarios sobre los sentidos que tenemos para pasar a un par de “ilusiones” con el sentido del gusto, un aceite que sebe a otra cosa gracias a unos “polvos mágicos” y la explosión de sabor del chocolate tras masticarlos con la nariz tapada. Nos quedó para otra ocasión (en un entorno menos lioso) la nariz de pinocho. Pasamos después a la explicación demostración de la escala logarítmica que incorpora nuestra percepción auditiva de las frecuencias. También hicimos la audiometría colectiva que resulta tan sorprendente para los no tan jóvenes. Y para terminar con el oído, algunos clips del famoso Laurel / Yanni tan viral en internet en los últimos meses. Terminamos con unas ilusiones visuales, y con la versión manipulativa de la ilusión de Jastrow, siempre tan impresionante.
El taller del segundo día tuvo lugar en la calle, en la entrada del mesón las Torres, y se titula Cosas del Cielo (así en el cielo como en la tierra) y comienza con la anécdota del amanzana de Newton, que según la leyenda le iluminó el momento eureka en el que se dio cuenta de que la manzana y la luna se mueven debido a la misma fuerza, la de atracción gravitatoria. Luego pasamos a ver tamaños y distancias astronómicas en proporción. También a dibujar la sombra de una farola para tomar conciencia de cuanto se mueve realmente en unos pocos minutos. Utilizamos unos giróscopos para entender mejor la rotación de los cuerpos celestes y terminamos con algunas experiencias para poner de manifiesto la existencia y efectos de la atmósfera de la tierra que, lógicamente, compartirán otros cuerpos con atmósfera. Hacía calor, el personal buscaba la sombra y, salvo unos pocos niños, la participación activa fue escasa, no como en el bar del día anterior que fue mucho más entusiasta. Cosas del directo.
Es verdaderamnete el esfuerzo que hace el oranizador, Humberto Bustince, ujuetarra de pro, por llevar una actividad cultural tan chula a un pueblo tan pequeñito (menos de 100 habitantes en invierno). La respuesta es muy buena también, el porcentaje de habitantes del pueblo que acude a las actividades pasa del 50%. Especialmente atractiva es la observación de las perséidas (y aya de paso del cielo en general), que guían tan bien las genes del Planetario y de Astronavarra.
Parece que se consolida esta iniciativa, así que, si no se turce nada, para las perséidas de 2019 repetimos.
martes, 17 de julio de 2018
Nos engañan con la física
Me han invitado a dar una charla en el curso de verano de la Universidad de Burgos "Ciencia, pseudociencia y pensamiento mágico". Lo primero y principal es agradecer a su director, Luis Alfonso Gámez la invitación.
Las transparencias de la charla son estas:
Espero que resulte de interés.
Las transparencias de la charla son estas:
Espero que resulte de interés.
viernes, 13 de julio de 2018
La ducha en el verano madrileño no empaña el espejo
He estado pasando unos días en Madrid y, para mi sorpresa, al terminar de ducharme el espejo del baño no estaba empañado. La sorpresa viene de que en Pamplona, mi residencia habitual, nunca salgo de la ducha con el espejo limpio. ¿Es razonable esta observación? ¿Se puede sacar algo en claro de ella?
La cantidad de agua que "cabe"(1) disuelta en el aire depende de la temperatura, y es mayor a temperaturas más altas. Esa frase la tengo bien aprendida. Pero hay que ir a buscar datos cuantitativos para ver si eso justifica la observación.
El sistema agua aire está estudiadísimo, hay multitud de representaciones de los datos que nos interesan, pero vamos a quedarnos con la de la figura (procede de aquí), que tiene las tres variables que fundamentales, no nos hace falta para esto la entalpía que aparece en el clásico diagrama de Mollier ni nada más. Ya se ve que la diferencia entre estar a 20 y a 30 grados es enorme, se pasa de 17,3 a 30,4 g/m3, asi el doble de agua por estar a 10 grados más. Por cierto, esos decimales no se aprecian en la gráfica, pero están en muchos sitios (por ejmplo).
En Pamplona la humedad relativa del aire anda típicamente por el 60%, y la casa ronda los 20C. En Madird, estos días, la humedad relativa rondaba el 30% y la temperatura de la casa andapa por unos insoportables 30C. Podemos marcar esos datos en la gráfica de arriba e intentar ver lo que supone una ducha:
La línea roja representaría la ducha en Pamplona. Su extremo inferior es el punto de partida (60% HR, 20C), y va hacia arriba suponiendo que la ducha va poniendo agua en el ambiente pero que apenas calienta la haitación. El gráfico nos muestra que partíamos de unos 10 gramos de agua por cada metro cúbico de aire; lo vemos en la línea curvada del gráfico, con leyenda arriba, que toca el extremo inferior de la línea roja. Ir añadiendo agua en la gráfica se representa como subir verticalmente en la gráfica (la línea roja). Tras habr añadido 10 gramos más, llegamos a la saturación, 100% de humedad. A partir de ahí el resto de agua que se añada ya no puede estar en el aire y vuelve a fase líquida depositándose en forma de gotitas. Es aquí cuando se empiza a empañar el espejo (2).
Si ahora hacemos el mismo análisis con la ducha en Madrid tenemos la línea azul del gráfico, partimos de los datos iniciales (30% HR y 30C) y subimos verticalmente. Curiosamente el punto de partida corresponde aproximadamente a la misma densidad de agua: 10 g/m3, pero a esa temperatura el aire admite 25 gramos más en cada metro cúbico y aún anda por el 90% de humedad (punto indicado por el extremo superior de la linea azul).
Si la única razón para que en un caso se empañe el espejo y en el otro no es la que se representa en el gráfico, podemos concluir que mis duchas aportan al aire un mínimo de 10 g/m3 y un máximo de 25 g/m3. Seguro que hay más factores, cuanto más pulverice el agua la alcachofa de la ducha y más caliente esté, más avaporación habrá. También influye el volumen de los cuartos de baño (de hecho el de Madrid es mayor que el de Pamplona). Pero para una primera aproximación podemos dar por bueno el dato.
Sobre el empañado de las gafas hicimos un vídeo de Ciencia en el Bar hace tiempo (¡casi 4 años ya!) que cuenta alguna otra cosa,son tres minutitos, AQUÍ.
--------------------
(1) Esa forma de expresarse, que a mi me parece muy expresiva y comprensible, parece que produce problemas. En comentarios al vídeo que hicimos sobre esto en ciencia en el bar alguien se quejó (mucho) de la expresión. Y en la wikipedia dice que es "menos exacta" :
"En climatización se emplea la expresión aire saturado, con la que se quiere indicar que la presión parcial del vapor de agua en la mezcla es igual a la presión de saturación de vapor a la temperatura de la mezcla, o dicho de una forma más simple aunque menos exacta, el aire contiene la máxima cantidad de vapor de agua que puede contener a la temperatura a la que se encuentra." de aquí.
(2) El agua precipita preferentemente es las superficies más frías y de calor específico (y conductividad térmica) más alto, esto es superficies de metal y de vidrio.
La cantidad de agua que "cabe"(1) disuelta en el aire depende de la temperatura, y es mayor a temperaturas más altas. Esa frase la tengo bien aprendida. Pero hay que ir a buscar datos cuantitativos para ver si eso justifica la observación.
El sistema agua aire está estudiadísimo, hay multitud de representaciones de los datos que nos interesan, pero vamos a quedarnos con la de la figura (procede de aquí), que tiene las tres variables que fundamentales, no nos hace falta para esto la entalpía que aparece en el clásico diagrama de Mollier ni nada más. Ya se ve que la diferencia entre estar a 20 y a 30 grados es enorme, se pasa de 17,3 a 30,4 g/m3, asi el doble de agua por estar a 10 grados más. Por cierto, esos decimales no se aprecian en la gráfica, pero están en muchos sitios (por ejmplo).
En Pamplona la humedad relativa del aire anda típicamente por el 60%, y la casa ronda los 20C. En Madird, estos días, la humedad relativa rondaba el 30% y la temperatura de la casa andapa por unos insoportables 30C. Podemos marcar esos datos en la gráfica de arriba e intentar ver lo que supone una ducha:
La línea roja representaría la ducha en Pamplona. Su extremo inferior es el punto de partida (60% HR, 20C), y va hacia arriba suponiendo que la ducha va poniendo agua en el ambiente pero que apenas calienta la haitación. El gráfico nos muestra que partíamos de unos 10 gramos de agua por cada metro cúbico de aire; lo vemos en la línea curvada del gráfico, con leyenda arriba, que toca el extremo inferior de la línea roja. Ir añadiendo agua en la gráfica se representa como subir verticalmente en la gráfica (la línea roja). Tras habr añadido 10 gramos más, llegamos a la saturación, 100% de humedad. A partir de ahí el resto de agua que se añada ya no puede estar en el aire y vuelve a fase líquida depositándose en forma de gotitas. Es aquí cuando se empiza a empañar el espejo (2).
Si ahora hacemos el mismo análisis con la ducha en Madrid tenemos la línea azul del gráfico, partimos de los datos iniciales (30% HR y 30C) y subimos verticalmente. Curiosamente el punto de partida corresponde aproximadamente a la misma densidad de agua: 10 g/m3, pero a esa temperatura el aire admite 25 gramos más en cada metro cúbico y aún anda por el 90% de humedad (punto indicado por el extremo superior de la linea azul).
Si la única razón para que en un caso se empañe el espejo y en el otro no es la que se representa en el gráfico, podemos concluir que mis duchas aportan al aire un mínimo de 10 g/m3 y un máximo de 25 g/m3. Seguro que hay más factores, cuanto más pulverice el agua la alcachofa de la ducha y más caliente esté, más avaporación habrá. También influye el volumen de los cuartos de baño (de hecho el de Madrid es mayor que el de Pamplona). Pero para una primera aproximación podemos dar por bueno el dato.
Sobre el empañado de las gafas hicimos un vídeo de Ciencia en el Bar hace tiempo (¡casi 4 años ya!) que cuenta alguna otra cosa,son tres minutitos, AQUÍ.
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(1) Esa forma de expresarse, que a mi me parece muy expresiva y comprensible, parece que produce problemas. En comentarios al vídeo que hicimos sobre esto en ciencia en el bar alguien se quejó (mucho) de la expresión. Y en la wikipedia dice que es "menos exacta" :
"En climatización se emplea la expresión aire saturado, con la que se quiere indicar que la presión parcial del vapor de agua en la mezcla es igual a la presión de saturación de vapor a la temperatura de la mezcla, o dicho de una forma más simple aunque menos exacta, el aire contiene la máxima cantidad de vapor de agua que puede contener a la temperatura a la que se encuentra." de aquí.
(2) El agua precipita preferentemente es las superficies más frías y de calor específico (y conductividad térmica) más alto, esto es superficies de metal y de vidrio.
viernes, 6 de julio de 2018
¿Juliano o Gregoriano?
El equipo olímpico de Rusia llegó 12 días tarde a las olimpiadas de Londres de 1908 debido a que Inglaterra y Rusia usaban diferentes calendarios. Rusia seguía con el calendario Juliano, mientras que Inglaterra utilizaba el Gregoriano. La etiqueta "27 de abril" que era el día de comienzo de los juegos, hacía referencia a días distintos en uno y otro calendario.
Me ha sorprendido encontrarme con este hecho (en un tuit) porque pensaba que en el siglo 20, aunque fuera al comienzo, el tema de los calendarios estaba ya globalizado del todo. Juliano hace referencia a Julio César, es éste el calendario "moderno" de los romanos. El Gregoriano lo estableció en 1582 el papa Gregorio XIII. De hecho Inglaterra se había tomado ya 200 años para mudarse al calendario que habían adoptado la mayoría de los países y que tenía pinta ya de ser el estándar. Pero a Rusia le faltaban aún dos siglos y pico (y una revolución) para llegar a ese mismo estándar.
Detrás de la elección del calendario hay un hecho natural incuestionable, vivimos sometidos a dos ciclos naturales, el día y el año, que no son conmensurables. El año no tiene un número entero de días, ni siquiera uno con pocos decimales. Como un calendario requiere que cambiemos de año a la vez que cambiamos de día, el calendario oficial se va desplazando del natural. Para evitar ese desplazamiento se añadieron los días extra de los años bisiestos y el resto de ajustes menores (cuando el bisiesto es múltiplo de 100 se salta, y si lo es de 1000 se exceptúa el salto, por eso el 2000 sí fue bisiesto). Esos ajustes y la elección de un comienzo concreto es lo que se estableció con el calendario Gregoriano. Es pues un calendario científicamente más preciso en lo que a ajustar las etiquetas arbitrarias que le ponemos al tiempo con los ciclos naturales astronómicos.
Pero más importante que su precisión es su estandarización. En realidad si las primaveras se van desplazando y el mes de las flores de mis bisabuelos hubiera sido enero en vez de mayo tampoco pasaría tanto, pero si unos y otros no llamamos igual al mismo día pasan cosas como la de las olimpiadas de 1908. Y cuanto más frecuentes fueran las relaciones entre Rusos e Ingleses más malentendidos se producirían. En la medida que distintas personas han de hacer cosas conjuntamente han de tener referencias comunes. Si un tren viaja entre dos ciudades, es muy conveniente que ambas tengan la misma hora (o una conversión sencilla entre ambas). El comprador y el vendedor de telas conviene que midan las longitudes de en la misma unidad y utilicen la misma moneda a riesgo de sufrir graves malentendidos (o directamente engaños).
El valor de la estandarización parece claro para unidades, "pesas y medidas" que se decía tradicionalmente. Sin embargo las personas perciben sus unidades y procedimientos de medida como parte de su cultura, y los intentos (ilustrados) por cambiar a sistemas más racionales y más estandarizados han sido muy contestados, cuando no imposibilitados, por la población.
Del cambio al Gregoriano en Inglaterra, en 1752 podemos leer (aquí):
"The change was thoroughly unpopular with people who deplored it as popery, disapproved of John Bull’s ways being altered to conform with those of foreigners or who simple-mindedly thought that eleven days had been taken out of their lives. Some claim that mobs gathered to bawl ‘Give us back our eleven days’, there were riots in Bristol and quite a few country people insisted on observing Old Christmas Day on January 5th."
En el caso Ruso, en 1829 la academia de ciencias recomendó el cambio al Gregoriano y el Zar encargó un informe a un noble, que lo despachó como una bobada. El Zar le hizo caso y prohibió el cambio. Podemos leer aquí:
Prince Lieven, in submitting the plan to Tsar Nicholas I, denounced it as "premature, unnecessary, and likely to produce upheavals, and bewilderment of mind and conscience among the people." He further declared that "the advantage from a reform of this kind will be very small and immaterial, while the inconveniences and difficulties will be unavoidable and great."
En la revolución Rusa, en 1918 Lenin introdujo el calendario Gregoriano "con el propósito de estar en armonía con todos los países civilizados del mundo". Se impuso la conveniencia de la estandarización. Además en tiempo de revolución profunda un cambio como este pasaría por muy menor.
Precisamente ese espíritu revolucionario en el que parece que se puede cambiar todo animó a ir un paso más allá. Ya que nos ponemos a reformar calendarios, ¿por qué limitarse a ajustar los días que tiene el año? Ya puestos podemos hacer las semanas y los meses con números de días más convenientes, podemos hacer que empiecen coincidiendo con eventos astronómicos y no en un momento arbitrario. Tanto en la revolución Francesa como en la Rusa se propusieron calendarios revolucionarios. Bueno, se propusieron y se impusieron. En ambos casos fueron abandonados en poco más de una década. Se ve que las mejoras no compensaban los perjuicios (como el de tener a los curas enfadados por la inexistencia de referencias religiosas en el calendario republicano francés).
Sea como fuere nos hemos quedado con un calendario que va a ser muy difícil de cambiar precisamente por su carácter de estándar. Todo el mundo utiliza de forma operativa el mismo calendario (aunque algunos lo compatibilicen con otros). Ahí nos queda el recuerdo de los ciclos lunares en los meses (mal ajustados, pero están), las semanas como fases lunares (mejor que los meses, pero tampoco), los nombres de julio y agosto recordando a dos emperadores de hace miles de años, los meses de septiembre, octubre y noviembre que hacen referencia a unos ordinales (séptimo, octavo y noveno) que hace siglos que no son. Todo ello ordenado por un papa de la iglesia católica en el siglo XVI. Sin duda es un estándar mejorable, se podría deculturalizar un poco (o inteculturalizar, si preferimos), se podría normalizar mejor. Pero por encima de todo está el valor de estandarización, cuya importancia nunca es suficientemente valorada.
Gregoriano pues.
-----------------------
Referencias:
https://en.wikipedia.org/wiki/1908_Summer_Olympics
https://www.historytoday.com/richard-cavendish/gregorian-calendar-adopted-england
http://myweb.ecu.edu/mccartyr/Russia.html
https://en.wikipedia.org/wiki/Julian_calendar
https://en.wikipedia.org/wiki/French_Republican_Calendar
https://en.wikipedia.org/wiki/Soviet_calendar
Me ha sorprendido encontrarme con este hecho (en un tuit) porque pensaba que en el siglo 20, aunque fuera al comienzo, el tema de los calendarios estaba ya globalizado del todo. Juliano hace referencia a Julio César, es éste el calendario "moderno" de los romanos. El Gregoriano lo estableció en 1582 el papa Gregorio XIII. De hecho Inglaterra se había tomado ya 200 años para mudarse al calendario que habían adoptado la mayoría de los países y que tenía pinta ya de ser el estándar. Pero a Rusia le faltaban aún dos siglos y pico (y una revolución) para llegar a ese mismo estándar.
Detrás de la elección del calendario hay un hecho natural incuestionable, vivimos sometidos a dos ciclos naturales, el día y el año, que no son conmensurables. El año no tiene un número entero de días, ni siquiera uno con pocos decimales. Como un calendario requiere que cambiemos de año a la vez que cambiamos de día, el calendario oficial se va desplazando del natural. Para evitar ese desplazamiento se añadieron los días extra de los años bisiestos y el resto de ajustes menores (cuando el bisiesto es múltiplo de 100 se salta, y si lo es de 1000 se exceptúa el salto, por eso el 2000 sí fue bisiesto). Esos ajustes y la elección de un comienzo concreto es lo que se estableció con el calendario Gregoriano. Es pues un calendario científicamente más preciso en lo que a ajustar las etiquetas arbitrarias que le ponemos al tiempo con los ciclos naturales astronómicos.
Pero más importante que su precisión es su estandarización. En realidad si las primaveras se van desplazando y el mes de las flores de mis bisabuelos hubiera sido enero en vez de mayo tampoco pasaría tanto, pero si unos y otros no llamamos igual al mismo día pasan cosas como la de las olimpiadas de 1908. Y cuanto más frecuentes fueran las relaciones entre Rusos e Ingleses más malentendidos se producirían. En la medida que distintas personas han de hacer cosas conjuntamente han de tener referencias comunes. Si un tren viaja entre dos ciudades, es muy conveniente que ambas tengan la misma hora (o una conversión sencilla entre ambas). El comprador y el vendedor de telas conviene que midan las longitudes de en la misma unidad y utilicen la misma moneda a riesgo de sufrir graves malentendidos (o directamente engaños).
El valor de la estandarización parece claro para unidades, "pesas y medidas" que se decía tradicionalmente. Sin embargo las personas perciben sus unidades y procedimientos de medida como parte de su cultura, y los intentos (ilustrados) por cambiar a sistemas más racionales y más estandarizados han sido muy contestados, cuando no imposibilitados, por la población.
Del cambio al Gregoriano en Inglaterra, en 1752 podemos leer (aquí):
"The change was thoroughly unpopular with people who deplored it as popery, disapproved of John Bull’s ways being altered to conform with those of foreigners or who simple-mindedly thought that eleven days had been taken out of their lives. Some claim that mobs gathered to bawl ‘Give us back our eleven days’, there were riots in Bristol and quite a few country people insisted on observing Old Christmas Day on January 5th."
En el caso Ruso, en 1829 la academia de ciencias recomendó el cambio al Gregoriano y el Zar encargó un informe a un noble, que lo despachó como una bobada. El Zar le hizo caso y prohibió el cambio. Podemos leer aquí:
Prince Lieven, in submitting the plan to Tsar Nicholas I, denounced it as "premature, unnecessary, and likely to produce upheavals, and bewilderment of mind and conscience among the people." He further declared that "the advantage from a reform of this kind will be very small and immaterial, while the inconveniences and difficulties will be unavoidable and great."
En la revolución Rusa, en 1918 Lenin introdujo el calendario Gregoriano "con el propósito de estar en armonía con todos los países civilizados del mundo". Se impuso la conveniencia de la estandarización. Además en tiempo de revolución profunda un cambio como este pasaría por muy menor.
Precisamente ese espíritu revolucionario en el que parece que se puede cambiar todo animó a ir un paso más allá. Ya que nos ponemos a reformar calendarios, ¿por qué limitarse a ajustar los días que tiene el año? Ya puestos podemos hacer las semanas y los meses con números de días más convenientes, podemos hacer que empiecen coincidiendo con eventos astronómicos y no en un momento arbitrario. Tanto en la revolución Francesa como en la Rusa se propusieron calendarios revolucionarios. Bueno, se propusieron y se impusieron. En ambos casos fueron abandonados en poco más de una década. Se ve que las mejoras no compensaban los perjuicios (como el de tener a los curas enfadados por la inexistencia de referencias religiosas en el calendario republicano francés).
Sea como fuere nos hemos quedado con un calendario que va a ser muy difícil de cambiar precisamente por su carácter de estándar. Todo el mundo utiliza de forma operativa el mismo calendario (aunque algunos lo compatibilicen con otros). Ahí nos queda el recuerdo de los ciclos lunares en los meses (mal ajustados, pero están), las semanas como fases lunares (mejor que los meses, pero tampoco), los nombres de julio y agosto recordando a dos emperadores de hace miles de años, los meses de septiembre, octubre y noviembre que hacen referencia a unos ordinales (séptimo, octavo y noveno) que hace siglos que no son. Todo ello ordenado por un papa de la iglesia católica en el siglo XVI. Sin duda es un estándar mejorable, se podría deculturalizar un poco (o inteculturalizar, si preferimos), se podría normalizar mejor. Pero por encima de todo está el valor de estandarización, cuya importancia nunca es suficientemente valorada.
Gregoriano pues.
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Referencias:
https://en.wikipedia.org/wiki/1908_Summer_Olympics
https://www.historytoday.com/richard-cavendish/gregorian-calendar-adopted-england
http://myweb.ecu.edu/mccartyr/Russia.html
https://en.wikipedia.org/wiki/Julian_calendar
https://en.wikipedia.org/wiki/French_Republican_Calendar
https://en.wikipedia.org/wiki/Soviet_calendar
martes, 12 de junio de 2018
El agujero redondo de las aceitunas deshuesadas
Naukas Pamplona estaba originalmente estructurado en charlas de 25 minutos. Una de ellas estuvo reservada hasta muy al final para patrocinadores que al final (y de forma bastante vergonzante) se bajaron del proyecto. Quedó un hueco que era difícil de llenar, ya que a ver a quien le pides que se prepare una charla de estas en 15 días... pues al organizador mismo. Unas semanas antes había escrito un texto sobre una curiosa observación (que por cierto aún no se ha publicado, pero espero que ocurra pronto). La charla estuvo basada en ese texto, y la observación es que los agujeros de las aceitunas deshuesadas son circulares... lo que menos obvio de lo que parece. A continuación el vídeo de la charla:
(Esta es otra entrada de cornología falseada, publicada realmente el 15 de julio pero encajada cerca de cuando sucedió la charla que se relata. No lo hice en su día, pero no quiero que "se me pierda")
(Esta es otra entrada de cornología falseada, publicada realmente el 15 de julio pero encajada cerca de cuando sucedió la charla que se relata. No lo hice en su día, pero no quiero que "se me pierda")
lunes, 11 de junio de 2018
Ciencia con sentido
Dentro de Naukas Pamplona una de las charlas la montamos el equipo @cienciabar, o lo que es lo mismo el gran Javier Armentia y el que suscribe. Javier ha descrito en su blog la génesis de las ideas que comtábamos allí (véase aquí). Seguramente pondremos en práctica alguna ideas más en esta línea en próximas actividades. A continuación está el vídeo de la charla:
(Esta es otra entrada de cornología falseada, publicada realmente el 15 de julio pero encajada cerca de cuando sucedió la charla que se relata. NMo lo hice en su día, pero no quiero que "se me pierda")
(Esta es otra entrada de cornología falseada, publicada realmente el 15 de julio pero encajada cerca de cuando sucedió la charla que se relata. NMo lo hice en su día, pero no quiero que "se me pierda")
domingo, 10 de junio de 2018
Naukas Pamplona, el placer de los sentidos
El 9 junio se celebró Naukas Pamplona, el placer de los sentidos, la versión pamplonica de los existosos espectáculos Naukas. Ya hubo un intento de Naukas Pamplona hace unos años dentro del congreso CocinArte, pero aunque las charlas estuvieron muy bien, no era abierto al público y fue un poco raro. En este caso fue un Naukas con todas las de la ley.
Este Naukas Pamplona 2018 se enmarcó en las jornadas SciencEkaitza que organizó Aditech desarrollando una de las líneas incluidas en la Ley Navarra de Ciencia y Tecnología. Se trata de una especie de "semana del orgullo científico" (valga la extrapolación). Que vengan a Pamplona grandes personajes del sector, que se visibilice a los investigadores locales, que se disfrute de la ciencia como espectáculo, como cultura. Un entorno muy natural para un festejo Naukas. Sin embargo fue de lo último que llegó a la planificación de la semana, y eso dificultó un poco conseguir la financiación para que se pudiera desarrollar correctamente. Supongo que nunca es fácil conseguir la financiación para estas cosas. Al final la UPNA completó lo que vanía de SciencEkaitza y la sala del Baluarte se cedió parea el evento (lo que significa que Nicdo, el Planetario y Planeta Stem también apoyaron significativamente).
La sala, con un aforo de 400 personas, estuvo llena la mayor parte de la jornada, y el streaming que montó EITB fue seguido por 450 usuarios únicos. Vamos, que se puede considerar un éxito de asistencia.
Los ponentes maravillosos, como no puede ser de otra forma bajo la marca Naukas, que para eso se cultiva con tanto esmero. El programa se puede consultar aquí; las distintas charlas resultaron muy complementarias, aunque algunos temas aparecieron varias veces, siempre era desde puntos de vista distintos. Gracias al streaming de la EITB quedaron grabados los vídeos (ver AQUI), así que se puede seguir disfrutando del contenido.
Hay que agradecer a todos los ponentes su buena disposición, buen rollo y magníficas charlas, al personal de Baluarte su profesionalidad, a eitb el streaming y la grabación y por supuesto a Javier Armentia, compadre en la organización. Así da gusto, así que intentaremos que esto no se quede en una iniciativa aislada, que pueda tener continuidad en años posteriores.
((Esta entrada está escrita en realidad el 13 de julio, pero se coloca cronológicamente cerca del evento que se describe por mantener algo de orden en este sindiós de blog))
Este Naukas Pamplona 2018 se enmarcó en las jornadas SciencEkaitza que organizó Aditech desarrollando una de las líneas incluidas en la Ley Navarra de Ciencia y Tecnología. Se trata de una especie de "semana del orgullo científico" (valga la extrapolación). Que vengan a Pamplona grandes personajes del sector, que se visibilice a los investigadores locales, que se disfrute de la ciencia como espectáculo, como cultura. Un entorno muy natural para un festejo Naukas. Sin embargo fue de lo último que llegó a la planificación de la semana, y eso dificultó un poco conseguir la financiación para que se pudiera desarrollar correctamente. Supongo que nunca es fácil conseguir la financiación para estas cosas. Al final la UPNA completó lo que vanía de SciencEkaitza y la sala del Baluarte se cedió parea el evento (lo que significa que Nicdo, el Planetario y Planeta Stem también apoyaron significativamente).
La sala, con un aforo de 400 personas, estuvo llena la mayor parte de la jornada, y el streaming que montó EITB fue seguido por 450 usuarios únicos. Vamos, que se puede considerar un éxito de asistencia.
Los ponentes maravillosos, como no puede ser de otra forma bajo la marca Naukas, que para eso se cultiva con tanto esmero. El programa se puede consultar aquí; las distintas charlas resultaron muy complementarias, aunque algunos temas aparecieron varias veces, siempre era desde puntos de vista distintos. Gracias al streaming de la EITB quedaron grabados los vídeos (ver AQUI), así que se puede seguir disfrutando del contenido.
Hay que agradecer a todos los ponentes su buena disposición, buen rollo y magníficas charlas, al personal de Baluarte su profesionalidad, a eitb el streaming y la grabación y por supuesto a Javier Armentia, compadre en la organización. Así da gusto, así que intentaremos que esto no se quede en una iniciativa aislada, que pueda tener continuidad en años posteriores.
((Esta entrada está escrita en realidad el 13 de julio, pero se coloca cronológicamente cerca del evento que se describe por mantener algo de orden en este sindiós de blog))
sábado, 28 de abril de 2018
La historia no existe
Un tuit de ayer de 48 palabras quizá requería un poco más de explicación. Hela aquí (en 1100 palabras).
La existencia de una realidad exterior a nosotros es uno de los grandes temas de la filosofía. Si nosotros somos lo que pensamos y a nuestro pensamiento solo llegan las impresiones sensoriales, ¿qué podemos inferir del mundo exterior a nosotros que (parece que) las causa? ¿De verdad existe? Podríamos ser el resultado de sueños de un ser superior o producto de un superordenador como en Matrix. Ante este problema filosófico casi todos nos colocamos de manera natural en algo así como la caverna de Platón. El mundo exterior existe y es el responsable de las impresiones sensoriales (de las sombras en la caverna) que recibimos. La correlación no será perfecta, nos perderemos detalles, pero es suficientemente buena como para ir tirando. De hecho, el sistema de captación de datos del exterior y su reconstrucción es producto de la evolución, por tanto, la correlación tiene que ser suficientemente buena como para que no te coman tigres, te ahogues en ríos o mueras de hambre en un entorno que, cuesta negarlo, seguramente tiene tigres, ríos y comida (aunque probablemente la completitud de su esencia se nos escape un poco).
Una cierta realidad externa a nosotros sí, pero "la historia" es algo de existencia mucho más dudosa. De ese mundo exterior recibimos información muestreada en el tiempo, incompleta y llena de ruido en cada uno de los canales perceptivos, redundante entre canales, aunque con concordancias dudosas. En resumen, la fidelidad de la información recibida a los objetos exteriores que la producen es precaria. La manera en que la evolución parece haber abordado esta cuestión es muy parecida a la que usamos hoy día en los laboratorios: disponer de un modelo computacional (una simulación) del mundo. En nuestro caso es un modelo mental. En ese modelo hay objetos. Un pedazo de material sólido, de bordes bastante definidos, que percibo de forma coherente con distintos sentidos: lo veo y lo toco en el mismo sitio, la frontera que percibe la vista es donde los dedos encuentran rigidez; será lógico dotarlo de unidad, y darle un nombre. Y así sucesivamente vamos poblando nuestro modelo mental de objetos, personas, animales y relaciones entre ellos. Sueltas un objeto y cae al suelo, golpeas a una persona y se queja. Finalmente, el elemento clave para comprimir la información y disponer de un modelo mental operativo que nos sirva para tomar decisiones es la elaboración de "narrativas". Frases del tipo: "Esa persona estaba triste y ha dado una patada a una piedra que ha roto la ventana, ha sido un accidente" nos permiten generar un significado de los conjuntos de impresiones del mundo exterior. Y necesitamos ese significado para operar en ese mundo (recriminar al que tira la piedra, decidir quién paga el cristal roto, limpiar de piedras de la plaza...).
Esos modelos mentales son personales: cada uno tiene el suyo, y parece que no son todos iguales. En cierto modo serán compatibles, ya que todos responden de alguna manera a un mundo exterior que es el mismo para todos, pero desde luego no idénticos. Ante la misma secuencia de acontecimientos en el mundo exterior, cada individuo recibe unas impresiones (no necesariamente iguales) y construye con ella su narrativa, que además de las impresiones incorpora creencias, convicciones, sentimientos y todo el bagaje personal. Cada persona el suyo. Así que cada persona construye su propia narrativa.
Supongamos un partido de fútbol importante, de esos que se filman con 15 cámaras, y dos personas viendo la misma retransmisión. La mediación tecnológica hace que la información que llega a las dos personas del suceso externo a ellos sea idéntica (supongamos que no oyen comentaristas). Aun así, los más probable es que ante una jugada dudosa, el hincha de un equipo interprete los datos a favor de sus intereses y el hincha del otro, en sentido contrario. Ni siquiera en una situación de laboratorio existe una narrativa única que considerar descriptiva del suceso.
Socialmente es necesario disponer de "narrativas oficiales" para poder tomar decisiones colectivas. El partido de fútbol ha de continuar de una única manera, hay que pitar penalti o dejar seguir el juego. Para ello nos dotamos de unas normas, unos reglamentos y unos individuos especiales entrenados en su interpretación, los árbitros, a los que les concedemos la autoridad de dictaminar cual es la narrativa que consideraremos oficial para la toma de decisiones colectiva. Esa cesión de autoridad la hacemos a regañadientes. Tanto que no es raro que se produzcan episodios violentos en los partidos de fútbol en los que distintas personas intentan imponer su verdad mediante la fuerza física. También somos conscientes de la fragilidad del proceso de oficialización de una narrativa, y se establecen procesos de revisión, mecanismos de apelación y tribunales de orden superior. La batalla está perdida de antemano, ya que no existe la narrativa objetiva (común a todos los sujetos), es imposible encontrarla. Lo mejor que se puede hacer es oficializar una que coincida con la mayor parte de personas posible, que sea aceptable por todos, etc. O sea, que la verdad oficial, la narrativa seleccionada, se construye con valores sociales.
El fútbol es un ejemplo en el que los apasionamientos que nublan el juicio son rituales y poco importantes (aunque a veces muera gente por ellos). También es un buen ejemplo porque las tomas de datos que se hacen de la realidad a juzgar son muy detalladas a veces. Pero lo mismo puede aplicarse a otros procesos sociales. Los periodistas construyen narrativas de la actualidad política, económica, etc. (y, lógicamente, hay distintos medios recogiendo narrativas alternativas sobre la misma realidad externa). Los historiadores son los profesionales de construir narrativas de lo acaecido en tiempos pasados (también con narrativas distintas a partir de los mismos datos disponibles). Por último, los jueces, como los árbitros en el fútbol, son las personas que tienen el encargo social de determinar las narrativas oficiales en temas de trascendencia jurídica (civil, penal, administrativa, ...) aplicando los reglamentos (leyes) que se han generado también de forma socialmente acordada (con más o menos consenso).
En este marco ideológico, el escándalo social por una sentencia no supone quebrar el estado de derecho ni la puesta en cuestión de la profesionalidad de los jueces. Lo que muestra es que los mecanismos en vigor para la determinación de la narrativa oficial no coinciden con los de una parte muy importante de la sociedad. Y además no coinciden de forma muy drástica. En el caso de "la manada" (que obviamente es lo que motiva toda esta digresión), ese disenso tiene implicaciones políticas importantes, marca modelos de sociedad, de roles de género muy distintos. Es pues una cuestión política, y ahí estamos mostrando muchas personas (cargos públicos incluidos) nuestra visión de lo que debería ser la sociedad en que nos gusta vivir.
Mi narrativa es la de la víctima. #YoTeCreo.
La existencia de una realidad exterior a nosotros es uno de los grandes temas de la filosofía. Si nosotros somos lo que pensamos y a nuestro pensamiento solo llegan las impresiones sensoriales, ¿qué podemos inferir del mundo exterior a nosotros que (parece que) las causa? ¿De verdad existe? Podríamos ser el resultado de sueños de un ser superior o producto de un superordenador como en Matrix. Ante este problema filosófico casi todos nos colocamos de manera natural en algo así como la caverna de Platón. El mundo exterior existe y es el responsable de las impresiones sensoriales (de las sombras en la caverna) que recibimos. La correlación no será perfecta, nos perderemos detalles, pero es suficientemente buena como para ir tirando. De hecho, el sistema de captación de datos del exterior y su reconstrucción es producto de la evolución, por tanto, la correlación tiene que ser suficientemente buena como para que no te coman tigres, te ahogues en ríos o mueras de hambre en un entorno que, cuesta negarlo, seguramente tiene tigres, ríos y comida (aunque probablemente la completitud de su esencia se nos escape un poco).
Una cierta realidad externa a nosotros sí, pero "la historia" es algo de existencia mucho más dudosa. De ese mundo exterior recibimos información muestreada en el tiempo, incompleta y llena de ruido en cada uno de los canales perceptivos, redundante entre canales, aunque con concordancias dudosas. En resumen, la fidelidad de la información recibida a los objetos exteriores que la producen es precaria. La manera en que la evolución parece haber abordado esta cuestión es muy parecida a la que usamos hoy día en los laboratorios: disponer de un modelo computacional (una simulación) del mundo. En nuestro caso es un modelo mental. En ese modelo hay objetos. Un pedazo de material sólido, de bordes bastante definidos, que percibo de forma coherente con distintos sentidos: lo veo y lo toco en el mismo sitio, la frontera que percibe la vista es donde los dedos encuentran rigidez; será lógico dotarlo de unidad, y darle un nombre. Y así sucesivamente vamos poblando nuestro modelo mental de objetos, personas, animales y relaciones entre ellos. Sueltas un objeto y cae al suelo, golpeas a una persona y se queja. Finalmente, el elemento clave para comprimir la información y disponer de un modelo mental operativo que nos sirva para tomar decisiones es la elaboración de "narrativas". Frases del tipo: "Esa persona estaba triste y ha dado una patada a una piedra que ha roto la ventana, ha sido un accidente" nos permiten generar un significado de los conjuntos de impresiones del mundo exterior. Y necesitamos ese significado para operar en ese mundo (recriminar al que tira la piedra, decidir quién paga el cristal roto, limpiar de piedras de la plaza...).
Esos modelos mentales son personales: cada uno tiene el suyo, y parece que no son todos iguales. En cierto modo serán compatibles, ya que todos responden de alguna manera a un mundo exterior que es el mismo para todos, pero desde luego no idénticos. Ante la misma secuencia de acontecimientos en el mundo exterior, cada individuo recibe unas impresiones (no necesariamente iguales) y construye con ella su narrativa, que además de las impresiones incorpora creencias, convicciones, sentimientos y todo el bagaje personal. Cada persona el suyo. Así que cada persona construye su propia narrativa.
Supongamos un partido de fútbol importante, de esos que se filman con 15 cámaras, y dos personas viendo la misma retransmisión. La mediación tecnológica hace que la información que llega a las dos personas del suceso externo a ellos sea idéntica (supongamos que no oyen comentaristas). Aun así, los más probable es que ante una jugada dudosa, el hincha de un equipo interprete los datos a favor de sus intereses y el hincha del otro, en sentido contrario. Ni siquiera en una situación de laboratorio existe una narrativa única que considerar descriptiva del suceso.
Socialmente es necesario disponer de "narrativas oficiales" para poder tomar decisiones colectivas. El partido de fútbol ha de continuar de una única manera, hay que pitar penalti o dejar seguir el juego. Para ello nos dotamos de unas normas, unos reglamentos y unos individuos especiales entrenados en su interpretación, los árbitros, a los que les concedemos la autoridad de dictaminar cual es la narrativa que consideraremos oficial para la toma de decisiones colectiva. Esa cesión de autoridad la hacemos a regañadientes. Tanto que no es raro que se produzcan episodios violentos en los partidos de fútbol en los que distintas personas intentan imponer su verdad mediante la fuerza física. También somos conscientes de la fragilidad del proceso de oficialización de una narrativa, y se establecen procesos de revisión, mecanismos de apelación y tribunales de orden superior. La batalla está perdida de antemano, ya que no existe la narrativa objetiva (común a todos los sujetos), es imposible encontrarla. Lo mejor que se puede hacer es oficializar una que coincida con la mayor parte de personas posible, que sea aceptable por todos, etc. O sea, que la verdad oficial, la narrativa seleccionada, se construye con valores sociales.
El fútbol es un ejemplo en el que los apasionamientos que nublan el juicio son rituales y poco importantes (aunque a veces muera gente por ellos). También es un buen ejemplo porque las tomas de datos que se hacen de la realidad a juzgar son muy detalladas a veces. Pero lo mismo puede aplicarse a otros procesos sociales. Los periodistas construyen narrativas de la actualidad política, económica, etc. (y, lógicamente, hay distintos medios recogiendo narrativas alternativas sobre la misma realidad externa). Los historiadores son los profesionales de construir narrativas de lo acaecido en tiempos pasados (también con narrativas distintas a partir de los mismos datos disponibles). Por último, los jueces, como los árbitros en el fútbol, son las personas que tienen el encargo social de determinar las narrativas oficiales en temas de trascendencia jurídica (civil, penal, administrativa, ...) aplicando los reglamentos (leyes) que se han generado también de forma socialmente acordada (con más o menos consenso).
En este marco ideológico, el escándalo social por una sentencia no supone quebrar el estado de derecho ni la puesta en cuestión de la profesionalidad de los jueces. Lo que muestra es que los mecanismos en vigor para la determinación de la narrativa oficial no coinciden con los de una parte muy importante de la sociedad. Y además no coinciden de forma muy drástica. En el caso de "la manada" (que obviamente es lo que motiva toda esta digresión), ese disenso tiene implicaciones políticas importantes, marca modelos de sociedad, de roles de género muy distintos. Es pues una cuestión política, y ahí estamos mostrando muchas personas (cargos públicos incluidos) nuestra visión de lo que debería ser la sociedad en que nos gusta vivir.
Mi narrativa es la de la víctima. #YoTeCreo.