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miércoles, 29 de febrero de 2012

TDAH, conclusiones y referencias

A lo largo de las últimas semanas he publicado tres entradas sobre el TDAH. En cada una seguía un hilo de razonamiento de forma lo más rigurosa posible y con razonable documentación (así han quedado de pesadas y aburridas). Por otro lado, las redes sociales realimentan los propios intereses, así que cada vez me llega más información al respecto. Asi pués, con esta entrada quiero cerrar el tema, pretendo elaborar mi síntesis personal y dejar indicadas una colección de lecturas recomendables (además de las ya incluidas en las 3 entradas citadas).

Conclusiones

Dentro de la variabilidad entre personas del rasgo de caracter que supone la capacidad de fijar la atención, el extremo de los menos atentos, cuando se convierte en problemático, se caracteriza como "trastorno" (esta es la principal conclusión de la segunda entrada). Una característica de la personalidad comienza a resultar problemática en la medida que no encaja con su entorno, y en mi opinión la evolución epidémica que se le achaca al TDAH se debe mucho más a las derivas del entorno que de las personas. El diagnóstico del trastorno se basa en las apreciaciones del desajuste entre la persona y el entorno (dicho de otra forma, se basa en declaraciones de padres y profesores). Está sólidamente fundada la sospecha de que muchos diagnósticos de TDAH en realidad esconden una situación de altas capacidades no detectada (esta es la principal conclusión de la primera entrada). Por último, en la tercera entrada se analiza el caracter convencional de este tipo de trastornos. Con convencional quiero decir sujeto a convenciones, a consensos de grupos de personas. Para llamar la atención sobre este hecho lo comparaba con la homosexualidad, otra característica de las personas que históricamente fué considerado trastorno por el mismo grupo de expertos. La existencia de bases fisiológicas del fenómeno (de las que parece ir acumulándose evidencia, bien de cuestiones anatómicas del cerebro, bien genéticas) no añade nada a la consideración de enfermedad o trastorno, también lo veíamos en la enrada segunda. Por último, el tratamiento farmacológico que se hace de la situación consiste en dar anfetaminas, el mismo que se dában los estudiantes universitarios en los 80 para rendir más en el estudio. Y parece "funcionar": mejora el rendimiento escolar mientras se está tomando, no resuelva nada a largo plazo y produce efectos secundarios si se mantiene tiempos largos. 

En resumen, me parece una enfermedad fundamentalmente social. Si existe un auténtico problema individual (que aún resulta dudoso), lo sufren muchísimas menos personas de las que se diagnostican (entre 50 y 100 veces menos). El tratamiento, por decirlo de una forma suave, me parece una barbaridad.

Referencias

- ¿Tres millones de niños enfermos crónicos? por Pepe Cervera. Enlaza estudios sobre la ineficacia a largo plazo de la medicación

- Las pastillas de portarse bien. por Femín Apezteguía. Comenta sobre un reciente informe "demoledor" del Departamento Vasco de Sanidad.

- Un retraso en la maduración de algunas regiones del cerebro pede ser el origen del TDAH. Europa press. El autor del estudio declara textualmente "los fármacos no curan, disminuyen los problemas conductuales"

- Novedades editoriales, la guía que nos guía. por Antonio Olives (psicólogo). Analiza con mucha profundidad (y humor en la redacción) la guía de práctica clínica para el TDAH publicada recientemente por el Ministerio de Sanidad. Especialmente llamativos resultan los conflictos de intereses de la mayoría de los autores y la debilidad de los estudios (bajo número de participantes y corta duración) en que se fundan afirmaciones muy rotundas.

- Medicalización de la sociedad. The Lancet y el duelo. por Guillermo Quindós. Se comenta la prevista inclusión en el catálogo de enfermedades (DSM-5) de la consideración como depresión de la sensación de dolor por la muerte de alguien cercano si esta dura más de dos semanas.

- Would We Have Drugged Up Einstein? How Anti-Authoritarianism Is Deemed a Mental Health Problem. by Bruce E. Levine. (la imágen del post está tomada de este artíclo)


- New Federal Law Protects Public School Children! in www.cognitiveliberty.org. Sobre la aprobación de una ley federal para hacer prevalecer la opinión d elos padres frente a la de las escuelas a la hora de decidir el tratamiento.

ACTUALIZACIÓN: Referencias sobre el tema posteriores a la publicación de la entrada:

- ¿Hiperactivo o el más pequeño de la clase? María Velerio en El Mundo.  Sobre un estudio (con muchísimos niños) que concluye que hay un importante sobrediagnóstico y confusión con inmadurez.

3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Hola Joaquín. He leído con mucho interés tus posts sobre el TDAH. También te los agradezco mucho, me resultan muy reveladores de algunos problemas con los que nos encontramos quienes nos relacionamos con este transtorno por padecerlo o tener alguien cerca que lo padece. No puedo contestar a todo lo que se dice, mucho menos a lo que se dice en las lecturas que vinculas, pero quiero aportar un par de datos y reflexiones para añadir a tu material, porque ni siquiera la suma de formación científica y buena voluntad que muestras en tus escritos basta para dar una visión equilibrada de un problema, como tantos, muy sujeto a discusión.

    He leído cinco libros sobre el TDAH, cuatro de ellos me han sido muy útiles pero no los voy a mencionar porque tratan de clínica y aquí, me parece entender, solo se habla de ciencia. Cito únicamente el quinto, que no he leído completamente todavía: "El TDAH en adultos. Lo que nos dice la ciencia", por Russell A. Barkley, Kevin R. Murphy y Mariellen Fischer, J&C ediciones médicas, Barcelona 2008 (mismo año de la edición original en Estados Unidos). Como ves se refiere a adultos, pero es que cuando se hace un seguimiento de los pacientes durante muchos años, como reclama alguno de los autores que citas, los niños dejan de serlo. Y si se cuestiona la existencia del TDAH en niños ¡no te digo nada de los adultos! Este libro habla de varios estudios, destacadamente de dos: el estudio UMASS y el Milwaukee, que se desarrollaron durante varios años, con muestras grandes y grupos de control: nada de unas semanas con unos amigos. No deja dudas de que el transtorno que nos ocupa «provoca un deterioro significativo… los deterioros que produce son más sustanciales que los observados en otros transtornos que podemos ver con mayor frecuencia en las consultas…». Este texto, dirigido a profesionales de la salud, no aparece citado entre tus lecturas ni las de la gente que vinculas, me parece.

    El metilfenidato, principio activo de los medicamentos Rubifén, Medikinet y Concerta con los que se trata esto en España, es un estimulante cerebral, pero no una anfetamina, que están prohibidas aquí. En Estados Unidos sí se usan anfetaminas (Aderall) para tratar el TDAH, además del metilfenidato.

    Ni los médicos ni las farmacéuticas afirman que la medicación cure el transtorno. Pero si un a niño miope no se le ponen gafas, habrá sido toda su vida un discapacitado, no habrá podido superar los estudios, tendrá una imagen pobre de sí mismo… Si el mismo niño es diagnosticado correctamente y se le ponen las gafas adecuadas, podrá estudiar como los demás, sentirse igual a los demás. ¿Le han «curado» las gafas? Evidentemente no, sigue siendo miope. Y tiene dependencia de las gafas, sí. Pero ahora tiene estudios, posibilidad de ganarse la vida, una autoestima saludable, una relación amistosa con los demás y con el mundo en general.

    Las farmacéuticas tienen interés en vender medicamentos y las ópticas en vender gafas. Con toda seguridad hay ejecutivos de ambos tipos de empresas capaces de buscar información sesgada o directamente falsa para vender más de sus productos. Pero esto no invalida la utilidad global de las medicinas y de las gafas.

    ¿Por qué nadie duda de que deba medicarse un problema orgánico, en el riñón o el hígado, por ejemplo, pero se rebela contra la medicación si el órgano que tiene el problema es el cerebro?

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  3. Hola Jesús,

    Muchas gracias por tu comentario.

    Seguramente no me he terminado de explicar bien en mis conclusiones. No dudo que haya personas cuya desatención sea suficientemente extrema como para vivir una situación muy problemática y resultar aliviados por la medicación disponible (se le llame trastorno o no). Lo que me preocupa es que muchas personas en otras situaciones (altas capacidades, los pequeños de la clase, padres demasiado mayores, escuelas demasiado "concienciadas", etc.) sean maldiagnosticadas y especialmente malmedicadas.

    En los tiempos de Alan Turing, la homosexualidad era una enfermedad (y un delito) y existian "tratamientos" para "curarla". Se acabó suicidando aquejado de severos problemas psiquiátricos derivados de aquel "tratamiento". Eso no quita que haya personas con déficits homonales que necesiten tratamientos con testosterona, o lo que sea. Discernir en caso está cada uno es muy difícil.

    La mayor parte de las personas que se acercan a este tema lo hacen en caliente, bien como pacientes o como terapeutas. No es mi caso, me mueve exclusivamente la curiosidad. No tengo pues influencias de un caso próximo, y lo que me llama la atención es la globalidad, la tendencia social.

    Todos utilizamos sustancias psicoactivas sin necesidad de estar diagnosticados de nada, la cafeina y el alcohol son las más evidentes. Quizá el metilfenidato acabe engrosando esa lista. Si sus efectos secundarios no son excesivos a largo plazo y se va generalizando su aceptación social muy bien podría ocurrir.

    Por cierto, algunos sí que dudamos de la medicación de determinados "problemas orgánicos", por ejemplo de decenas de miles de operaciones de cirujía estética. Algunas realmente corregirán situaciones que hacían sufrir mucho a una persona, pero no creo que sea el caso de la mayoría... o quizá es que no tengamos la misma visión de lo que es "sufrimiento".

    De nuevo muchas gracias por el comentario.

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