Esta mañana el sol se filtraba por el seto del jardín llenando el suelo de manchitas de sol. Con eso de que ahora los teléfonos llevan cámara fotografiarlo resultaba inmediato. Al fijarse vemos que no todas las manchitas de sol son iguales. Las que están cerca del seto, de los agujeros por los que se filtra el sol (círculo rojo en la foto), son figuras irregulares y de bordes nítidos. En cambio las que están más alejadas (círculo azul) son de bordes difuminados y de forma circular.
Como veíamos hace unos días, a menos de 25 cm los objetos proyectan sombras nítidas, la extensión del sol no se nota aún. Por tanto, en ese rango lo que se ve son sombras, las sombras del borde de los agujeros por los que se cuela la luz.
En el otro extremo, cuando las distancias entre el seto (el agujero) y el suelo (la pantalla) se acerca al metro, el agujero es mucho más pequeño que la distancia a la que se proyecta. En este caso el agujero hace el mismo papel que el objetivo de una cámara fotográfica, y por tanto en la pantalla vemos imágenes de la fuente de luz, del sol. Por eso las manchas son circulares.
Este segundo efecto es menos intuitivo, y uno está tentado de pensar que será así porque lo dicen los físicos. Afortunadamente el día 3 de octubre de 2005 no estaba nublado en Pamplona. Tuve que ir a recoger a un amigo al aeropuerto, en el camino de vuelta había una luz muy rara, no es que estuviera oscuro, pero la iluminación resultaba amarillenta y extraña. Se estaba produciendo un eclipse anular de sol. Ya en el campus nos fijamos en que las manchas de sol en el suelo parecían lunas en cuarto creciente. Aunque los móviles entonces no era tan común que tuviesen cámara, pudimos fotografiar el evento (foto inferior). En este caso los agujeros que hacen de objetivo eran huecos en las hojas de arces, a unos tres metros de la "pantalla" (el maletín en este caso); esa es la razón por la que el diámetro del sol, aun recortado por el eclipse, es bastante mayor que en los círculos de la figura de arriba. Visto de una forma tan clara, ya no resulta tan antiintuitivo.
Como veíamos hace unos días, a menos de 25 cm los objetos proyectan sombras nítidas, la extensión del sol no se nota aún. Por tanto, en ese rango lo que se ve son sombras, las sombras del borde de los agujeros por los que se cuela la luz.
En el otro extremo, cuando las distancias entre el seto (el agujero) y el suelo (la pantalla) se acerca al metro, el agujero es mucho más pequeño que la distancia a la que se proyecta. En este caso el agujero hace el mismo papel que el objetivo de una cámara fotográfica, y por tanto en la pantalla vemos imágenes de la fuente de luz, del sol. Por eso las manchas son circulares.
Este segundo efecto es menos intuitivo, y uno está tentado de pensar que será así porque lo dicen los físicos. Afortunadamente el día 3 de octubre de 2005 no estaba nublado en Pamplona. Tuve que ir a recoger a un amigo al aeropuerto, en el camino de vuelta había una luz muy rara, no es que estuviera oscuro, pero la iluminación resultaba amarillenta y extraña. Se estaba produciendo un eclipse anular de sol. Ya en el campus nos fijamos en que las manchas de sol en el suelo parecían lunas en cuarto creciente. Aunque los móviles entonces no era tan común que tuviesen cámara, pudimos fotografiar el evento (foto inferior). En este caso los agujeros que hacen de objetivo eran huecos en las hojas de arces, a unos tres metros de la "pantalla" (el maletín en este caso); esa es la razón por la que el diámetro del sol, aun recortado por el eclipse, es bastante mayor que en los círculos de la figura de arriba. Visto de una forma tan clara, ya no resulta tan antiintuitivo.