Opina un economista famoso (no como economista sino como político) en la defensa de su tesis doctoral que investigar es sencillo, lo difícil es innovar. Así de rotundo, para que no haya lugar a medias tintas.
Ya habíamos comentado sobre estas cuestiones, tanto sobre el espíritu innovador como sobre innovación y empleo. En principio mi opinión es totalmente contraria al titular de la tesis: investigar es el trabajo serio, sólido y formal y la innovación es fuego de artificio, espuma de gaseosa. Usaba en las entradas antes citadas el ejemplo de un torneo de tenis: el ojo de halcón es investigación y las guapas recogepelotas en minifalda (o el color de la arena) son innovaciones. Puede ser que el torneo se haga famoso/ rentable por la belleza de sus recogepelotas, además no hay nada de malo en ello, pero no sé porque hay que contraponer esos beneficios con los de la investigación. Hablamos de divisiones diferentes, y mezclarlo genera una impresión equivocada de la importancia y la dificultad de la ciencia (que es lo que se esconde en realidad tras la palabra investigación).
Buscándole algúnsentido a la frase del titular sólo encuentro uno. Investigar es mas fácil en el sentido de que hay métodos, procedimientos, escuelas. Hay un siglo de filosofía de la ciencia y muchos siglos de experiencia en el desarrollo de la misma. La innovación en cambio es la ocurrencia, la invención, la chispa. Y en ese sentido si que es más difícil, no hay procedimientos, métodos ni nada parecido. No se si se refería a esto el autor, probablemente no.
Ya habíamos comentado sobre estas cuestiones, tanto sobre el espíritu innovador como sobre innovación y empleo. En principio mi opinión es totalmente contraria al titular de la tesis: investigar es el trabajo serio, sólido y formal y la innovación es fuego de artificio, espuma de gaseosa. Usaba en las entradas antes citadas el ejemplo de un torneo de tenis: el ojo de halcón es investigación y las guapas recogepelotas en minifalda (o el color de la arena) son innovaciones. Puede ser que el torneo se haga famoso/ rentable por la belleza de sus recogepelotas, además no hay nada de malo en ello, pero no sé porque hay que contraponer esos beneficios con los de la investigación. Hablamos de divisiones diferentes, y mezclarlo genera una impresión equivocada de la importancia y la dificultad de la ciencia (que es lo que se esconde en realidad tras la palabra investigación).
Buscándole algúnsentido a la frase del titular sólo encuentro uno. Investigar es mas fácil en el sentido de que hay métodos, procedimientos, escuelas. Hay un siglo de filosofía de la ciencia y muchos siglos de experiencia en el desarrollo de la misma. La innovación en cambio es la ocurrencia, la invención, la chispa. Y en ese sentido si que es más difícil, no hay procedimientos, métodos ni nada parecido. No se si se refería a esto el autor, probablemente no.
Estoy de acuerdo contigo. La mayor parte de la innovación son ocurrencias sin más. También es verdad que dentro de la investigación, los puntos de ruptura, las nuevas ideas son también ocurrencias, innovaciones bien en los métodos, bien en el enfoque... qué se yo.
ResponderEliminarMe da la sensación de que esa "pugna" entre investigación e innovación sería una mera cuestión semántica a ser debatida por los filósofos si no estuviesen ambas unidas a otro concepto: partidas presupuestarias.
En todo caso, como dijo Marshall una vez (y creo que lo puse por aquí): "El Estado puede hacer la edición más lujosa de las obras de Shakespeare, pero no puede hacer que se escriban".
El político piensa que puede financiar la investigación y que dará sus frutos sólo con echar pasta sobre el asunto. La innovación es más esquiva, pero no importa: siempre podemos redefinirla para que comer sopa con tenedor lo sea.
Un saludo
No se si lo habías puesto, pero es una frase buenísima. A ver si le recuerdo en reuniones bizantinas sobre el particular.
ResponderEliminarUn saludo, Joaquín
Me preguntaba quién coño había dicho esa frase... estas son la pregunta y la respuesta a Juan Moscoso:
ResponderEliminarParece que solo tienen futuro las empresas de base tecnológica, ¿es necesaria una reconversión del
tejido productivo?
Completamente, aunque no es tanto el concepto de tecnología, sino el de
I+D+i y la innovación en sentido amplio. Ese es el modelo de los países que se han visto menos
afectados por la crisis económica, como los de Escandinavia. Investigar es sencillo, solo exige tener presupuesto y convertirlo en ideas. Lo difícil es innovar, convertir esas ideas en riqueza y,para ello, además de base tecnológica, hace fal-
ta espíritu emprendedor.
Me sorprende la facilidad con la que convierte el presupuesto en ideas...
No era un secreto, pero me desviaba del argumento. Me interesaba más mi propia reflexión que la del autor que me la inducía (egolatrías de bloguero). La imagen es el titular escaneado de la revista Cancha de la CAN. En el último número hacen un reportaje sobre la defensa de de su tesis, dirigida por Ontiveros, el libro que ha publicado con sus conclusiones y lo en línea que está la CAN con las mejores prácticas que se identifican... Se podría escibir mucho sobre todo esto, pero me da pereza, no me interesa suficiente.
ResponderEliminarUn saludo,
Aunque también soy contrario al titular, voy a llevar un poco la contraria basándome en mi experiencia. Estoy de acuerdo en que investigar es un trabajo serio, sólido y formal pero la innovación, entendida como mejora incremental de la tecnología, también tiene su hueco y su utilidad.
ResponderEliminarEs cierto que se ha abusado de la palabra. Del mismo modo que se llamo ingeniería financiera a estafas de toda la vida se ha utilizado innovación para todo tipo de “ocurrencias”. Pero eso solo refuerza la necesidad de separar el grano de la paja. Sea para repartir presupuesto o simplemente para reconocer el trabajo de los implicados.
La mejora incremental de la tecnología es verdad que también merece reconocimiento. Mi crítica no es tanto a la esencia de la innovación, que como dice RKincaid daría para una interesante discusión semántico filosófica; sino contra de la trivialización de la investigación que se aprecia demasiadas veces entre encorbatados dignatarios de departamentos y ministerios de industria (a veces llamado ahora precísamente de innovación).
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