Con este que termina van 8 años de blog. 865 entradas publicadas, de ellas 76 este año. El número de entradas ha crecido un poco, el de lectores no, es prácticamente idéntico que el del año pasado.Me sorprende haber incorporado el blog a la rutina habitual, 8 años ya es rutina. En cambio la temática va derivando. Algún día me tengo que mirar esa deriva cuantitativamente.
Internet cada día es más móvil... y más volatil. Hoy la gente ya no tiene un blogroll, eso es una antigualla. Se sigue lo que escribe la gente interesante a través de redes sociales. Los soportes de moda van evolucionando, modas que se suceden siempre facilitando la lectura en el móvil. Para escribir Medium es lo trendy, y esto del Blogger es viejuno total... que le vamos a hacer, no se puede estar en todo.
Con una prespectiva de 8 años se ve como también el personal ha ido derivando. Hay blogs que eran referentes y que han desaparecido. Personas que empezaron de forma muy aficionada en las redes se han profesionalizado mucho en unos u otros soportes, medios de comunicación o libros. Las redes donde supe de esas personas también se han vuelto más serias, el personal publicita su producción y calibra mucho lo que retransmite. La conversación se desplaza a entornos más cerrados. Yo lo encuentro todo más frío y aburrido, pero seguramente es que no he sabido moverme adecuadamente. Como quiera que sea, el entorno digital sigue siendo un lugar más en el que se desarrolla la vida, una parte de ella calro. Un entorno inexcusable y que claramente merece la pena. Nos seguimos viendo por sus recovecos el año que comienza. Feliz 2016.
Una visión personal de la Universidad en general y la UPNA en particular; la ciencia, la docencia y otras hierbas.
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jueves, 31 de diciembre de 2015
lunes, 28 de diciembre de 2015
No es "corrupción", es su concepción de lo público.
Parece ser que ha recogido su acta de diputado un señor que cobra comisiones por hacer de intermediario entre empresarios. Nada problemático si no pensamos que la posición que le permite realizar esa intermediación es la de ser persona próxima al poder, diputado y miembro del gobierno anteriormente. Utiliza la información de la que dispone en razón de su actividad como servidor público para hacer negocio personal con ella. ¡Y a mucha honra! Es nuestro granito de arena para que las empresas sacaran a nuestro país de la crisis.
Y no es raro, también Esperanza Aguirre (lo vimos aquí) y los ínclitos Trillo y Pujalte (también lo comentamos) se ha comprobado que realizan prácticas equivalentes. Nada ilegal en ningún caso, pero de una indignidad que, a mi al menos, me resulta verdaderamente insoportable. Porque yo puedo empatizar con un "corrupto clásico", alguien que manejando dinero ajeno se le escapa la mano y se lleva un poco (o mucho). Pero los gobernantes que se sienten superiores a los gobernados me producen una repugnancia absoluta. Desde nuestros cargos públicos es totalmente normal que compartamos la información privilegiada con quien nos dé la gana (a cambio de dinero o no). Ese tipo de actuaciones y más aún la normalidad con que lo perciben los implicados y (salvo en período electoral) sus correligionarios muestra una patrimonialización de lo público total. Inaguantable. Mucho más significativo que "la corrupción". Toda una concepción de lo público en la que no cabe la palabra servicio.
Y no es raro, también Esperanza Aguirre (lo vimos aquí) y los ínclitos Trillo y Pujalte (también lo comentamos) se ha comprobado que realizan prácticas equivalentes. Nada ilegal en ningún caso, pero de una indignidad que, a mi al menos, me resulta verdaderamente insoportable. Porque yo puedo empatizar con un "corrupto clásico", alguien que manejando dinero ajeno se le escapa la mano y se lleva un poco (o mucho). Pero los gobernantes que se sienten superiores a los gobernados me producen una repugnancia absoluta. Desde nuestros cargos públicos es totalmente normal que compartamos la información privilegiada con quien nos dé la gana (a cambio de dinero o no). Ese tipo de actuaciones y más aún la normalidad con que lo perciben los implicados y (salvo en período electoral) sus correligionarios muestra una patrimonialización de lo público total. Inaguantable. Mucho más significativo que "la corrupción". Toda una concepción de lo público en la que no cabe la palabra servicio.
martes, 22 de diciembre de 2015
El desastre de la ordenación académica a la boloñesa
Los ciclos académicos son más complicados de lo que los profesores tendemos a creer. Pensamos que impartir la asignatura es lo único que hay que hacer con ella y no es verdad. Hay que crear una oferta académica, publicitarla, abrir la matrícula, matricular cada asignatura, dividirla en grupos, vincularlos a profesores, asignar aulas (laboratorios, etc.), documentar la calificación final (acta) y generar la acreditación que corresponda (anotación en el expediente, diploma o lo que sea).
Aunque sea menos evidente de lo que tendemos a pensar, son procedimientos que se vienen desarrollando desde hace décadas (siglos incluso) con razonable eficacia. Además con la informatización de los procesos e Internet la gestión asociada al ciclo académico podría haberse simplificado muchísimo... pero ahí llegó la interpretación local del espacio europeo de educación superior (alias Bolonia) y la liamos parda.
Nos hemos propuesto detallar la oferta académica con extraordinaria precisión (lo cual es bueno) antes de que esté asignado el profesorado que la impartirá (lo cual es imposible). Además esa oferta detallada ha de coincidir con espesos documentos aprobados por instancias superiores (a.k.a. ANECA) pero no está definido cómo conseguir esa congruencia. Hemos de comenzar la impartición antes de concluir la matrícula. Se asigna el cómputo oficial de grupos de prácticas cuando estas han acabado de impartirse. Se nos insiste en la conveniencia de la evaluación continua (lo cual es bueno) pero con pruebas de calificación recuperables (lo cual es imposible)... En fin, solo quería indicar algunas pinceladas de esta receta del lío a la boloñesa que nos trae de cabeza a todos los implicados, detallarla con precisión está fuera del alcance de este texto (y seguramente de mis capacidades).
El proceso de Bolonia nos ha animado a introducir demasiados requisitos en el ciclo académico y el resultado final es que muchos son incompatibles entre si. Pero como hay que sacar el curso adelante, se van supliendo esas incoherencias como buenamente se puede, apagando fuegos con voluntarismo. Pero sin una racionalización integrada del ciclo académico no vamos a poder salir de verdad del desastre en el que estamos sumidos.
Los detalles expuestos son de mi universidad, pero me consta que todas andan en el mismo lío general, otro efecto secundario perverso de la terrible implantación del EEES que está sufriendo el sistema universitario español. A ver si espabilamos de una vez...
Aunque sea menos evidente de lo que tendemos a pensar, son procedimientos que se vienen desarrollando desde hace décadas (siglos incluso) con razonable eficacia. Además con la informatización de los procesos e Internet la gestión asociada al ciclo académico podría haberse simplificado muchísimo... pero ahí llegó la interpretación local del espacio europeo de educación superior (alias Bolonia) y la liamos parda.
Nos hemos propuesto detallar la oferta académica con extraordinaria precisión (lo cual es bueno) antes de que esté asignado el profesorado que la impartirá (lo cual es imposible). Además esa oferta detallada ha de coincidir con espesos documentos aprobados por instancias superiores (a.k.a. ANECA) pero no está definido cómo conseguir esa congruencia. Hemos de comenzar la impartición antes de concluir la matrícula. Se asigna el cómputo oficial de grupos de prácticas cuando estas han acabado de impartirse. Se nos insiste en la conveniencia de la evaluación continua (lo cual es bueno) pero con pruebas de calificación recuperables (lo cual es imposible)... En fin, solo quería indicar algunas pinceladas de esta receta del lío a la boloñesa que nos trae de cabeza a todos los implicados, detallarla con precisión está fuera del alcance de este texto (y seguramente de mis capacidades).
El proceso de Bolonia nos ha animado a introducir demasiados requisitos en el ciclo académico y el resultado final es que muchos son incompatibles entre si. Pero como hay que sacar el curso adelante, se van supliendo esas incoherencias como buenamente se puede, apagando fuegos con voluntarismo. Pero sin una racionalización integrada del ciclo académico no vamos a poder salir de verdad del desastre en el que estamos sumidos.
Los detalles expuestos son de mi universidad, pero me consta que todas andan en el mismo lío general, otro efecto secundario perverso de la terrible implantación del EEES que está sufriendo el sistema universitario español. A ver si espabilamos de una vez...
jueves, 10 de diciembre de 2015
Objetivos de la ciencia frente a los objetivos de los científicos
En la entrada anterior comentaba una posible "definición vectorial" de ciencia )o menos pomposamente, una enumeración de componentes que hay detrás de esa palabra). En general, el desarrollo de las diversas dimensiones de esa definición está bien alineado: una persona con actitud vital curiosa se dedica profesionalmente a una actividad que contribuye a un cuerpo de conocimientos especiales que alimentan un sector económico. Pero claro, esto es así de armonioso mirándolo de forma muy idealizada. En la realidad este alineamiento no siempre está tan claro.
Gracias a un tuit de Raquel Blasco, lleguo a una entrada en el blog de Gerald Carter (un científico dedicado al comportamiento de los murciélagos) titulado "objetivos de la ciencia frente a objetivos de los científicos" (en una traducción libre). Es una entada muy larga, que además deriva hacia otros temas (como la publicación en abierto, y PlosONE en concreto), pero me resulta muy interesante la disyuntiva que plantea en el título. En ella con "científico" se refiere a una de las dimensiones de la definición que comentábamos antes, la actividad profesional. En cambio con "ciencia" se refiere a otras dimensiones, una mezcla de "actitud vital" y de "cuerpo de conocimientos especiales". Si la presión por el desarrollo profesional es suficientemente fuerte (y en muchos casos lo es), los objetivos que guiarán la actividad del profesional se desalinearán con los de la tarea que se supone que está acometiendo.
Este mismo conflicto aparece en la figura anterior (tomada del tuit, y que no está en la entrada comentada), donde llama "académico" a la dimensión profesional antes comentada y "científico" a la dimensión "actitud vital" (+ cuerpo de conocimientos)
Gerald Carter tiene una presentación (de 64 diapositivas) que si está centrada en esta cuestión, en el desalineamiento entre la profesión científica y su objetivo último, la dejo a continuación:
Gracias a un tuit de Raquel Blasco, lleguo a una entrada en el blog de Gerald Carter (un científico dedicado al comportamiento de los murciélagos) titulado "objetivos de la ciencia frente a objetivos de los científicos" (en una traducción libre). Es una entada muy larga, que además deriva hacia otros temas (como la publicación en abierto, y PlosONE en concreto), pero me resulta muy interesante la disyuntiva que plantea en el título. En ella con "científico" se refiere a una de las dimensiones de la definición que comentábamos antes, la actividad profesional. En cambio con "ciencia" se refiere a otras dimensiones, una mezcla de "actitud vital" y de "cuerpo de conocimientos especiales". Si la presión por el desarrollo profesional es suficientemente fuerte (y en muchos casos lo es), los objetivos que guiarán la actividad del profesional se desalinearán con los de la tarea que se supone que está acometiendo.
Este mismo conflicto aparece en la figura anterior (tomada del tuit, y que no está en la entrada comentada), donde llama "académico" a la dimensión profesional antes comentada y "científico" a la dimensión "actitud vital" (+ cuerpo de conocimientos)
Gerald Carter tiene una presentación (de 64 diapositivas) que si está centrada en esta cuestión, en el desalineamiento entre la profesión científica y su objetivo último, la dejo a continuación:
Academia from Gerald Carter
miércoles, 9 de diciembre de 2015
Aproximaciones a la ciencia
Desde hace muchos años tengo una asignatura de doctorado sobre la actividad investigadora. Tras leer y comentar textos, a veces se generan algunas ideas que puede merecer la pena comentar aquí, más allá de las paredes del aula. Es el caso de este texto (generado el curso pasado).
¿Qué es ciencia?
Sin duda se trata de una cuestión muy complicada, con múltiples ángulos. De hecho no creo que se pueda dar una única definición, un escalar, valga la broma. Con una definición vectorial, sin embargo, podemos quizá recoger las distintas dimensiones en las que utilizamos habitualmente la palabra "ciencia". Sirva la figura 1 como una primera aproximación a dicha definición multicomponente de la palabra.
De este modo podemos entender que haya científicos no profesionales, que cumplirían la dimensión "actitud vital" pero no la "actividad profesional". Las dimensiones "actitud vital", "conocimiento especial" y "cuerpo de conocimientos" son las que podemos rastrear hasta los orígenes de la actividad científica, probablemente unida a los orígenes del hombre. Sin embargo las dimensiones profesional e industrial son relativamente recientes, del siglo XX podríamos decir. La dimensión social habría aparecido a medio camino, en la medida en que los científicos formaran comunidades, mucho antes del SXX.
Una forma alternativa de acercarse a una definición es en negativo, definir lo que no es, de forma que el complementario se aproximaría a lo que buscamos. ¿Qué podríamos decir de lo que no es ciencia? Queda resumido en la figura 2.
Vemos también diferentes tipos de enunciados respecto de lo que no es la ciencia. En cuanto al tipo de conocimiento no es el que se deriva de presupuestos inmutables (por ejemplo de la fe) no el que se ha demostrado incierto (mentira). Otra cosa es que no se pueda establecer que un enunciado sea verdadero, pero si se puede establecer que sea falso, y entonces no formará parte del cuerpo de conocimientos que es la ciencia (en una de sus dimensiones). Tampoco enunciados vacíos, ejercicios de lógica vacía y nominalismo confuso (elucubraciones o imposturas intelectuales) forman parte de ese cuerpo de conocimientos especia que llamamos ciencia. Por otro lado, hay actitudes vitales hacia la naturaleza diferentes de la científica, y algunas son tan interesantes y humanas como aquella. Lo mismo se puede decir respecto de las actividades intelectuales.
¿Qué es ciencia?
Sin duda se trata de una cuestión muy complicada, con múltiples ángulos. De hecho no creo que se pueda dar una única definición, un escalar, valga la broma. Con una definición vectorial, sin embargo, podemos quizá recoger las distintas dimensiones en las que utilizamos habitualmente la palabra "ciencia". Sirva la figura 1 como una primera aproximación a dicha definición multicomponente de la palabra.
De este modo podemos entender que haya científicos no profesionales, que cumplirían la dimensión "actitud vital" pero no la "actividad profesional". Las dimensiones "actitud vital", "conocimiento especial" y "cuerpo de conocimientos" son las que podemos rastrear hasta los orígenes de la actividad científica, probablemente unida a los orígenes del hombre. Sin embargo las dimensiones profesional e industrial son relativamente recientes, del siglo XX podríamos decir. La dimensión social habría aparecido a medio camino, en la medida en que los científicos formaran comunidades, mucho antes del SXX.
Una forma alternativa de acercarse a una definición es en negativo, definir lo que no es, de forma que el complementario se aproximaría a lo que buscamos. ¿Qué podríamos decir de lo que no es ciencia? Queda resumido en la figura 2.
Vemos también diferentes tipos de enunciados respecto de lo que no es la ciencia. En cuanto al tipo de conocimiento no es el que se deriva de presupuestos inmutables (por ejemplo de la fe) no el que se ha demostrado incierto (mentira). Otra cosa es que no se pueda establecer que un enunciado sea verdadero, pero si se puede establecer que sea falso, y entonces no formará parte del cuerpo de conocimientos que es la ciencia (en una de sus dimensiones). Tampoco enunciados vacíos, ejercicios de lógica vacía y nominalismo confuso (elucubraciones o imposturas intelectuales) forman parte de ese cuerpo de conocimientos especia que llamamos ciencia. Por otro lado, hay actitudes vitales hacia la naturaleza diferentes de la científica, y algunas son tan interesantes y humanas como aquella. Lo mismo se puede decir respecto de las actividades intelectuales.
viernes, 4 de diciembre de 2015
Luz que entra por la ventana
(Texto que se publica a la vez en Naukas)
Temprano por la mañana pasas frente a la ventana del salón. ¿Y eso? Cada una de las hojas muestra un color distinto: la de la derecha anaranjado, la de la izquierda azul.
A la derecha llega luz directa, los fotones que aterrizan en los visillos han viajado desde el Sol sin interaccionar con nada por el camino. Vienen todos paralelos, por eso generan sombras nítidas como la de la manivela de la contraventana. En cambio en la izquierda tenemos luz difusa, llega a la ventana desde todas partes del cielo. Fotones que salieron del Sol y no iban dirigidos a la ventana sí acabaron en ella tras chocar con el aire o partículas de la atmósfera que los desviaron hacia aquí. Como vienen de todas partes no pueden producir sombras nítidas.
No todos los fotones que venían del sol interaccionan con la atmósfera de la misma manera. Los correspondientes a los colores violeta y azul chocan con el aire con más facilidad; corresponden a longitudes de onda más pequeñas, más parecidas a las de las moléculas con las que chocan. Los colores amarillos y rojos, de longitudes de onda mayores, necesitan atravesar más atmósfera para que lleguen a chocar.
Por eso la luz dispersa, la que ha chocado por todas partes del cielo es azul, mientras que la que llega directa atravesando toda la atmósfera rasante tiene tonos anaranjados. La luz blanca que salió del sol llega a la ventana por dos caminos y con diferentes concentraciones de color en cada uno. Por una bonita casualidad esa mañana cada camino incidía en una hoja distinta de la ventana del salón.
---
Por cierto, sobre esto va mi capítulo en "Destellos de Luz", el libro colectivo editado por la UPNA para celebrar el año internacional de la luz. Ver en la UPNA o en Amazon
Temprano por la mañana pasas frente a la ventana del salón. ¿Y eso? Cada una de las hojas muestra un color distinto: la de la derecha anaranjado, la de la izquierda azul.
A la derecha llega luz directa, los fotones que aterrizan en los visillos han viajado desde el Sol sin interaccionar con nada por el camino. Vienen todos paralelos, por eso generan sombras nítidas como la de la manivela de la contraventana. En cambio en la izquierda tenemos luz difusa, llega a la ventana desde todas partes del cielo. Fotones que salieron del Sol y no iban dirigidos a la ventana sí acabaron en ella tras chocar con el aire o partículas de la atmósfera que los desviaron hacia aquí. Como vienen de todas partes no pueden producir sombras nítidas.
No todos los fotones que venían del sol interaccionan con la atmósfera de la misma manera. Los correspondientes a los colores violeta y azul chocan con el aire con más facilidad; corresponden a longitudes de onda más pequeñas, más parecidas a las de las moléculas con las que chocan. Los colores amarillos y rojos, de longitudes de onda mayores, necesitan atravesar más atmósfera para que lleguen a chocar.
Por eso la luz dispersa, la que ha chocado por todas partes del cielo es azul, mientras que la que llega directa atravesando toda la atmósfera rasante tiene tonos anaranjados. La luz blanca que salió del sol llega a la ventana por dos caminos y con diferentes concentraciones de color en cada uno. Por una bonita casualidad esa mañana cada camino incidía en una hoja distinta de la ventana del salón.
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Por cierto, sobre esto va mi capítulo en "Destellos de Luz", el libro colectivo editado por la UPNA para celebrar el año internacional de la luz. Ver en la UPNA o en Amazon
miércoles, 2 de diciembre de 2015
Einstein en la radio
El pasado 25 de noviembre se cumplieron 100 años de la publicación de la teoría de la relatividad general por parte de Albert Einstein. Entre la multitud de homenajes que se han hecho con este motivo, un par de ellos con mi contribución:
Pieza de 3 minutos emitida en Onda Cero el 25 en el noticiario de mediodía:
15 minutos de Vermú de la Ciencia de Radio Pamplona (SER) del 29 hacia las 12:30:
Por cierto, que del Vermú de la Ciencia hay una nueva entrega cada semana, y se van publicando en ESTE sitio
Pieza de 3 minutos emitida en Onda Cero el 25 en el noticiario de mediodía:
15 minutos de Vermú de la Ciencia de Radio Pamplona (SER) del 29 hacia las 12:30:
Por cierto, que del Vermú de la Ciencia hay una nueva entrega cada semana, y se van publicando en ESTE sitio
sábado, 21 de noviembre de 2015
Mis problemas con la economía
Me encuentro esta viñeta por internet y me imagino a un locutor de telediario muy serio y encorbatado hablando de "la volatilidad de los mercados"...
Volatilidad es un término científico que se cuantifica en magnitudes definidas de forma precisa (presión de vapor, punto de ebullisción, etc.) y que permiten predecir cuando y cómo pasará a fase vapor un material.
En el mundo de las finanzas recogen el término y, aparentemente, también se define con precisión cuantitativa (1, 2). Pero si nos fijamos ¡es una medida a posteriori!. Cuando los agentes que actúan en los mercados están nerviositos, cambian rápidamente los precios (como ironiza la viñeta), podemos por tanto hacer una medida de cuánto cambian los precios y llamarle volatilidad. Solo que es una descripción de lo que ha pasado, y ese número no nos dice nada sobre su evolución posterior ni sobre nada más. Es asignar una etiqueta a un hecho pasado. Es como si un químico solo pudiera medir la volatilidad de las sustancias que ya se han evaporado y que, además, esa medida no sirviera para predecir futuras evaporaciones (ni nada).
Construir conocimiento científico de la economía es muy complicado. Pero si además en ese empeño se esconden postureos (de que llevamos la tarea más avanzada de lo que en realidad está) y magufeos (de todo tipo que pretenden conocer la piedra filosofal con la que curar todos los males) la cosa pinta fatal.
También por tuiter, un amigo economista enuncia perfectamente cual es mi problema con la economía, no se distinguir a los "veterinarios equinos" de los ludópatas. Pero creo que ellos no ayudan en este camino. Todos se reivindican como expertos, y no hay un movimiento serio de algunos para expulsar a los otros de la profesión. En el fondo tampoco es tan raro, también se vende homeopatía en las farmacias. Solo que para los no farmacéuticos es más fácil entender el valor terapéutico y qué lo tiene y qué no. También hay una agencia nacional del medicamento.
Decía Varoufakis en televisión que la economía es la única disciplina en la que dos premios Nobel piensan cada uno del otro que es un charlatán. Claro que Varoufakis es de lo más vilipendiado por mis amigos economistas... Por eso no avanzo nada en mi comprensión de la disciplina y su evolución, no me fío de nadie y no tengo tiempo para hacer la carrera. Que le vamos a hacer, paciencia.
Volatilidad es un término científico que se cuantifica en magnitudes definidas de forma precisa (presión de vapor, punto de ebullisción, etc.) y que permiten predecir cuando y cómo pasará a fase vapor un material.
En el mundo de las finanzas recogen el término y, aparentemente, también se define con precisión cuantitativa (1, 2). Pero si nos fijamos ¡es una medida a posteriori!. Cuando los agentes que actúan en los mercados están nerviositos, cambian rápidamente los precios (como ironiza la viñeta), podemos por tanto hacer una medida de cuánto cambian los precios y llamarle volatilidad. Solo que es una descripción de lo que ha pasado, y ese número no nos dice nada sobre su evolución posterior ni sobre nada más. Es asignar una etiqueta a un hecho pasado. Es como si un químico solo pudiera medir la volatilidad de las sustancias que ya se han evaporado y que, además, esa medida no sirviera para predecir futuras evaporaciones (ni nada).
Construir conocimiento científico de la economía es muy complicado. Pero si además en ese empeño se esconden postureos (de que llevamos la tarea más avanzada de lo que en realidad está) y magufeos (de todo tipo que pretenden conocer la piedra filosofal con la que curar todos los males) la cosa pinta fatal.
También por tuiter, un amigo economista enuncia perfectamente cual es mi problema con la economía, no se distinguir a los "veterinarios equinos" de los ludópatas. Pero creo que ellos no ayudan en este camino. Todos se reivindican como expertos, y no hay un movimiento serio de algunos para expulsar a los otros de la profesión. En el fondo tampoco es tan raro, también se vende homeopatía en las farmacias. Solo que para los no farmacéuticos es más fácil entender el valor terapéutico y qué lo tiene y qué no. También hay una agencia nacional del medicamento.
Decía Varoufakis en televisión que la economía es la única disciplina en la que dos premios Nobel piensan cada uno del otro que es un charlatán. Claro que Varoufakis es de lo más vilipendiado por mis amigos economistas... Por eso no avanzo nada en mi comprensión de la disciplina y su evolución, no me fío de nadie y no tengo tiempo para hacer la carrera. Que le vamos a hacer, paciencia.
martes, 17 de noviembre de 2015
Je suis polvo de estrellas
Dice Pseudópodo, un interesante bloguero, que tan cierto es que seamos polvo de estrellas como puré de patatas. Que en realidad no "somos" ninguna de esas cosas. Con la primera frase pretendemos resumir de forma poética (o quizá cursi para algunos) el hecho de que muchos átomos de los que forman nuestro cuerpo se formaron en explosiones de supernova de estrellas anteriores a nuestro sol. En el mismo sentido, que seamos puré de patata es un enunciado equivalente (poético feísta) relativo a lo extraordinario de nuestro metabolismo capaz de extraer energía y materia del puré de patata para conformarnos y activarnos.
Totalmente cierto que ese tipo de frases no son ciencia. Totalmente cierto también que en los últimos tiempos ha surgido un movimiento "fan" de la ciencia que en ocasiones adopta actitudes acientíficas (quizá a veces hasta anticientíficas) en su disfrute de los resultados científicos. Se trata de un disfrute estético, intelectual y vital profundamente humano. La gente que hace cola para acceder a Naukas Bilbao lo hace con el mismo afán que ante un concierto de su grupo favorito. Con el mismo ímpetu que hacen cola los beatos en la plaza de San Pedro para ver al Papa. Ni ver al papa es religión, ni ir a un concierto es música, ni escuchar a un divulgador es ciencia. Es obvio.
No hablamos de ciencia, sino de ímpetus humanos. El desprecio del contrario también forma parte de ese ímpetu. Los Mods o los Rockers, los de los Beatles o Rolling, los moros o los cristianos. ¿Quienes son los contrarios del movimiento fan por la ciencia? Por un lado las pseudociencas, y por otro las creencias dogmaticas. Ambas son contrarias al espíritu científico real, otra cosa es que en algunas ocasiones (quizá muchas) las actitudes pop de los fans lleven sus desprecios más allá de lo científicamente justificado o razonable. Tampoco es tan terrible. Otros lo vienen haciendo tradicionalmente de forma mucho más exagerada y terrible en sus consecuencias (llevando personas a la muerte por tratamiento absurdos, o decapitando o quemando gente directamente).
En el laboratorio hago ciencia e intento ser todo lo objetivo que puedo. Al salir, me pongo camisetas con motivos en los que creo, que me convencen, me motivan y me hacen disfrutar. Acudo a espectáculos y leo divulgación científica. Disfruto de los Mods, los Beatles y ... el ateismo. Y entre el polvo y el puré no tengo ninguna duda. Je suis polvo de estrellas.
Totalmente cierto que ese tipo de frases no son ciencia. Totalmente cierto también que en los últimos tiempos ha surgido un movimiento "fan" de la ciencia que en ocasiones adopta actitudes acientíficas (quizá a veces hasta anticientíficas) en su disfrute de los resultados científicos. Se trata de un disfrute estético, intelectual y vital profundamente humano. La gente que hace cola para acceder a Naukas Bilbao lo hace con el mismo afán que ante un concierto de su grupo favorito. Con el mismo ímpetu que hacen cola los beatos en la plaza de San Pedro para ver al Papa. Ni ver al papa es religión, ni ir a un concierto es música, ni escuchar a un divulgador es ciencia. Es obvio.
No hablamos de ciencia, sino de ímpetus humanos. El desprecio del contrario también forma parte de ese ímpetu. Los Mods o los Rockers, los de los Beatles o Rolling, los moros o los cristianos. ¿Quienes son los contrarios del movimiento fan por la ciencia? Por un lado las pseudociencas, y por otro las creencias dogmaticas. Ambas son contrarias al espíritu científico real, otra cosa es que en algunas ocasiones (quizá muchas) las actitudes pop de los fans lleven sus desprecios más allá de lo científicamente justificado o razonable. Tampoco es tan terrible. Otros lo vienen haciendo tradicionalmente de forma mucho más exagerada y terrible en sus consecuencias (llevando personas a la muerte por tratamiento absurdos, o decapitando o quemando gente directamente).
En el laboratorio hago ciencia e intento ser todo lo objetivo que puedo. Al salir, me pongo camisetas con motivos en los que creo, que me convencen, me motivan y me hacen disfrutar. Acudo a espectáculos y leo divulgación científica. Disfruto de los Mods, los Beatles y ... el ateismo. Y entre el polvo y el puré no tengo ninguna duda. Je suis polvo de estrellas.
lunes, 16 de noviembre de 2015
La ciencia de todos
El miércoles pasado (11 de noviembre) tuvo lugar el acto central de las Semanas de la Ciencia de Navarra. En el Café Teatro Zentral, siete científicos de instituciones diferentes, dieron pequeñas charlas ante un público que pasaba de las 200 personas.
El formato de las minicharlas (copiado de Naukas Bilbao, para qué engañarnos) funciona muy bien. Utilizar un local céntrico de moda, al que van a tocar todas las bandas importantes que pasan por Pamplona, también estuvo bien. Y que el público respondiera llenando el local y disfrutando (muchos de pie) durante hora y media también es también fantástico, no cabe duda.
Pero para mi lo mejor de todo fue la posibilidad de reunir tal diversidad de ponentes, de instituciones. Y es que las instituciones que desarrollan su labor en un mismo sector les pasa como a las personas, que en ocasiones colaboran, pero otras muchas no. Hay rencillas, afanes de protagonismo, envidias, sentimientos de abandono, etc. Por eso es especialmente interesante que todas vayan conjuntamente, que se haya percibido que se trataba de un acto de promoción del sector. Por que la ciencia no es de la Univerdidad (menos de alguna universidad concreta), ni de los organismos públicos de investigación, de ni de los centros tecnólogicos, ni de asociaciones. La ciencia es de todos, y es una labor que nos concierne a todos hacerla llegar al público. Es por eso que haberlo conseguido, en medio de la Semana dedicada a ello, es una noticia estupenda. El año que viene más, e incorporando a quien haya podido quedarse fuera inadvertidamente si lo hay).
Presentados por Javier Armentia, los ponentes fueron:
• Ignacio López Goñi (Universidad de Navarra): ¿Por qué no es saludable el canibalismo (según la OMS)?
• Joaquín Sevilla (Club de Amigos de la Ciencia): ¿Por qué vuela un avión?
• Antonio Aretxabala (Ateneo Navarro): ¿Se puede predecir un terremoto?
• Paula Noya (Aditech): ¿De dónde sale el color de las vidrieras de las catedrales?
• Fernando Jáuregui (Planetario) ¿Por qué el cielo es azul?
• Javier Rodrígez (AEMET) ¿Qué hay detrás de las predicciones meteorológicas?
• Francisco Falcone (Universidad Pública de Navarra) ¿Estamos conectados?
Programa completo de las semanas aquí.
La foto de los participantes procede del FB del Planteriario, de aquí.
El formato de las minicharlas (copiado de Naukas Bilbao, para qué engañarnos) funciona muy bien. Utilizar un local céntrico de moda, al que van a tocar todas las bandas importantes que pasan por Pamplona, también estuvo bien. Y que el público respondiera llenando el local y disfrutando (muchos de pie) durante hora y media también es también fantástico, no cabe duda.
Pero para mi lo mejor de todo fue la posibilidad de reunir tal diversidad de ponentes, de instituciones. Y es que las instituciones que desarrollan su labor en un mismo sector les pasa como a las personas, que en ocasiones colaboran, pero otras muchas no. Hay rencillas, afanes de protagonismo, envidias, sentimientos de abandono, etc. Por eso es especialmente interesante que todas vayan conjuntamente, que se haya percibido que se trataba de un acto de promoción del sector. Por que la ciencia no es de la Univerdidad (menos de alguna universidad concreta), ni de los organismos públicos de investigación, de ni de los centros tecnólogicos, ni de asociaciones. La ciencia es de todos, y es una labor que nos concierne a todos hacerla llegar al público. Es por eso que haberlo conseguido, en medio de la Semana dedicada a ello, es una noticia estupenda. El año que viene más, e incorporando a quien haya podido quedarse fuera inadvertidamente si lo hay).
Presentados por Javier Armentia, los ponentes fueron:
• Ignacio López Goñi (Universidad de Navarra): ¿Por qué no es saludable el canibalismo (según la OMS)?
• Joaquín Sevilla (Club de Amigos de la Ciencia): ¿Por qué vuela un avión?
• Antonio Aretxabala (Ateneo Navarro): ¿Se puede predecir un terremoto?
• Paula Noya (Aditech): ¿De dónde sale el color de las vidrieras de las catedrales?
• Fernando Jáuregui (Planetario) ¿Por qué el cielo es azul?
• Javier Rodrígez (AEMET) ¿Qué hay detrás de las predicciones meteorológicas?
• Francisco Falcone (Universidad Pública de Navarra) ¿Estamos conectados?
Programa completo de las semanas aquí.
La foto de los participantes procede del FB del Planteriario, de aquí.
viernes, 6 de noviembre de 2015
Una crisis sistémica
Con el título "Una crisis sistémica" ha dado esta tarde una conferencia el geólogo Antonio Aretxabala, dentro de un ciclo organizado por el Ateneo y celebrado en el Planetario.
Nos ha ilustrado con multitud de datos un discurso bastante catastrofista. En resumen, hemos pasado el máximo de producción de combustibles fósiles (y de otras materias primas) y vamos abocados a una potente crisis de decrecimiento brusco. De hecho lo que nos venden como una crisis económica más, sería el comienzo de esa crisis sistémica que obligará a reestructurar la civilización tal como la conocemos.
Quizá toda la profundidad del catastrofismo pueda ser excesiva, pero sin duda hay argumentos demoledores. Si dibujamos el consumo de combustibles fósiles en una escala temporal que comience con el neolítico, y concluya en período equivalente en el futuro (ver figura), todo el petróleo se acumula en una linea vertical muy estrecha. En esa gráfica el día de hoy quizá está un poco antes o un poco después del máximo, pero seguro que no estamos lejos. Y la bajada por esa curva va a tener profundas consecuencias.
Al concluir la presentación, el público se mostraba descorazonado. Alguna pregunta apuntaba a un hipotético club de poderosos que supuestamente rige los destinos de la humanidad y que estaría detrás de tan sombrío futuro (para los no poderosos). Claro, es necesario buscar responsables ajenos, descargar la responsabilidad en "los malos". Otros preguntaban sobre cómo reorganizar su vida de acuerdo con esata expectativa de futuro. Parece que nos cuesta asumir para nuestra civilización lo que es evidente para nuestras vidas: que tiene un final más o menos próximo. Asumido ese final, a disfrutar del camino ¿no?
La civilización siempre está en la frontera entre el optimismo del desarrollo y el catastrofismo por el agotamiento de recursos. Cada generación mantiene la esperanza de que no sea a ella a la que le toque el inevitable triunfo de lo segundo.
Nos ha ilustrado con multitud de datos un discurso bastante catastrofista. En resumen, hemos pasado el máximo de producción de combustibles fósiles (y de otras materias primas) y vamos abocados a una potente crisis de decrecimiento brusco. De hecho lo que nos venden como una crisis económica más, sería el comienzo de esa crisis sistémica que obligará a reestructurar la civilización tal como la conocemos.
Quizá toda la profundidad del catastrofismo pueda ser excesiva, pero sin duda hay argumentos demoledores. Si dibujamos el consumo de combustibles fósiles en una escala temporal que comience con el neolítico, y concluya en período equivalente en el futuro (ver figura), todo el petróleo se acumula en una linea vertical muy estrecha. En esa gráfica el día de hoy quizá está un poco antes o un poco después del máximo, pero seguro que no estamos lejos. Y la bajada por esa curva va a tener profundas consecuencias.
Al concluir la presentación, el público se mostraba descorazonado. Alguna pregunta apuntaba a un hipotético club de poderosos que supuestamente rige los destinos de la humanidad y que estaría detrás de tan sombrío futuro (para los no poderosos). Claro, es necesario buscar responsables ajenos, descargar la responsabilidad en "los malos". Otros preguntaban sobre cómo reorganizar su vida de acuerdo con esata expectativa de futuro. Parece que nos cuesta asumir para nuestra civilización lo que es evidente para nuestras vidas: que tiene un final más o menos próximo. Asumido ese final, a disfrutar del camino ¿no?
La civilización siempre está en la frontera entre el optimismo del desarrollo y el catastrofismo por el agotamiento de recursos. Cada generación mantiene la esperanza de que no sea a ella a la que le toque el inevitable triunfo de lo segundo.
miércoles, 28 de octubre de 2015
Accesibilidad universal y diseño para todos
Me invitan a dar una charla a estudiantes de trabajo social sobre un tema que me hace mucha ilusión recuperar. Dejo aquí las transparencias,para poder proyectar desde aquí mismo, y para que queden por si le interesan a alguien más.
lunes, 26 de octubre de 2015
La cuarta vía
Muchos años después (31), el interés se desplaza hacia una cuarta vía: el conocimiento. Siempre ha debido estar ahí, solo que es algo tan pedante y juega en una división aparentemente tan distinta que ha pasado totalmente desapercibido. Sin embargo el “momento ahá” (o efecto eureka) pone en marcha el circuito de recompensa del cerebro igual que un orgasmo, igual que deglutir un chuletón (y si no igual igual, suficientemente parecido). De las distintas fuentes de drogas intracraneales (aka neurotransmisores de los circuitos del placer) el conocimiento es probablemente la más sana. Eso sí, también es la más friki.
Sin dejar de disfrutar de lo que nos vaya quedando de las otras tres, ¡A por la cuarta vía!
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Pequeña epifanía personal (o momento ahá) sugerida por la charla de José Cervera (@retiario) en las jornadas D+I de Zaragoza, en octubre de 2015, en la foto. Un resumen en tuits de esa charla se puede encontrar aquí.
jueves, 22 de octubre de 2015
Experimentos tabernarios en Zaragoza
Nos invitan a las jornadas de Divulgación Innovadora a contar la experiencia de los experimentos tabernarios que hacemos en Ciencia en el Bar una vez al mes desde hace ya tres años.Hablo en plural por que esta es una actividad compartida con el gran Javier Armentia.
De alguna forma hemos ido concretando la idea inicial, y podríamos enunciar un "manifiesto" de la ciencia en el bar que seria:
Lo de llevar la ciencia a los bares no es un intento de banalizarla, sino de bajarla del pedestal. La ciencia ocurre en laboratorios, en centros académicos con solemnes ceremonias llenas de birretes, o en congresos científicos de lenguaje muy técnico, templos a los que el ciudadano no puede acceder normalmente y si lo hace, no entenderá nada. Démosle la vuelta a la cuestión, que los científicos vayan a dónde los ciudadanos hacen su vida. En sus casas solo se puede entrar por las ventanas tecnológicas que son los medios de comunicación, asunto que no nos interesa ahora. Otro lugar donde se desarrolla la vida ciudadana son los bares. De hecho en estos espacios públicos es muy habitual quedar para compartir espectáculos deportivos o música. ¿Por qué no ciencia? Eso sí, tiene que ser en un tono y formato de entretenimiento, no se trata de convertir el bar en una sala de conferencias, sino de imbuirse en el tono tabernario para contar historias que resulten próximas e interesantes. Historias y experimentos; hay un montón de trucos de bar y pequeños experimentos con poco material que permiten comprobar en directo que la ciencia funciona en la vida cotidiana, y que no es (solo) una cuestión de batas y laboratorios.
Para la media hora de experimentos en Zaragoza hemos pensado en un menú tabernario en dos sentidos: primero tres más demostrativos hechos con cerveza (¿hay algo más de bar?). Luego tenemos otros tres, también con pequeño material habitual, que puede hacer el público, incluso organizar retos entra mesas (o grupos) a ver quien lo hace mejor o lo consigue. Retarse y apostar son actitudes de taberna que aquí pretendemos reconducir hacia la experimentación científica. Veremos. A posteriori ya pondremos alguna foto y el listado de experimentillos. De momento nos vemos en Zaragoza.
De alguna forma hemos ido concretando la idea inicial, y podríamos enunciar un "manifiesto" de la ciencia en el bar que seria:
Lo de llevar la ciencia a los bares no es un intento de banalizarla, sino de bajarla del pedestal. La ciencia ocurre en laboratorios, en centros académicos con solemnes ceremonias llenas de birretes, o en congresos científicos de lenguaje muy técnico, templos a los que el ciudadano no puede acceder normalmente y si lo hace, no entenderá nada. Démosle la vuelta a la cuestión, que los científicos vayan a dónde los ciudadanos hacen su vida. En sus casas solo se puede entrar por las ventanas tecnológicas que son los medios de comunicación, asunto que no nos interesa ahora. Otro lugar donde se desarrolla la vida ciudadana son los bares. De hecho en estos espacios públicos es muy habitual quedar para compartir espectáculos deportivos o música. ¿Por qué no ciencia? Eso sí, tiene que ser en un tono y formato de entretenimiento, no se trata de convertir el bar en una sala de conferencias, sino de imbuirse en el tono tabernario para contar historias que resulten próximas e interesantes. Historias y experimentos; hay un montón de trucos de bar y pequeños experimentos con poco material que permiten comprobar en directo que la ciencia funciona en la vida cotidiana, y que no es (solo) una cuestión de batas y laboratorios.
Para la media hora de experimentos en Zaragoza hemos pensado en un menú tabernario en dos sentidos: primero tres más demostrativos hechos con cerveza (¿hay algo más de bar?). Luego tenemos otros tres, también con pequeño material habitual, que puede hacer el público, incluso organizar retos entra mesas (o grupos) a ver quien lo hace mejor o lo consigue. Retarse y apostar son actitudes de taberna que aquí pretendemos reconducir hacia la experimentación científica. Veremos. A posteriori ya pondremos alguna foto y el listado de experimentillos. De momento nos vemos en Zaragoza.
miércoles, 14 de octubre de 2015
Modelos (físicos)
Para entender las reacciones nucleares en cadena se suele utilizar una analogía en la que los núcleos atómicos son trampas de cazar ratones y una pelota de ping pong. La trampa cargada (con el muelle tenso) con la pelota encima representa el átomo antes de la fisión. Esa pieza es susceptible de dividirse en dos (la trampa y la pelota) y liberar energía en el proceso, que se manifiesta en la velocidad con que salen ambas. Lo mismo ocurre con el núcleo atómico físil, puede dividirse en trozos y liberar energía. En el caso de la reacción nuclear en cadena algunos productos de la reacción inducen otros núcleos a fisionarse. Lo mismo pasa en nuestro modelo. Además es precioso, y se han hecho multitud de vídeos al respecto. Probablemente el más espectacular sea este:
Como siempre, las analogías no son perfectas. Ejemplifican una parte del fenómeno original, pero no otras. Con el modelo de las trampas y las pelotas es muy difícil imaginar formas de controlar la reacción, algo que ocurre de manera natural en los reactores nucleares. En el caso de la fisión del uranio 235, la fisión se produce por distintas vías, hay diferentes conjuntos de productos posibles (y siempre más de dos), en el modelo hay una sola vía que da lugar a solo dos productos (trampa y pelota)... Es absurdo pensar que un modelo sustituye al fenómeno que modeliza, pero a veces nos dejamos llevar por esa idea errónea.
Por otro lado, hay situaciones tan interesantes que uno piensa que seguro que son un buen modelo de algo. Esta "gamberrada" de tirar un montón de pelotas en unas escaleras mecánicas es uno de ellas. Las pelotas se ven entre dos tendencias, el arrastre de la escalera a subir y la gravedad a bajar. ¿Qué podría modelizar esto? Un material para láser sin emisión inducida... no se, se me va la olla ¿o no?
Como siempre, las analogías no son perfectas. Ejemplifican una parte del fenómeno original, pero no otras. Con el modelo de las trampas y las pelotas es muy difícil imaginar formas de controlar la reacción, algo que ocurre de manera natural en los reactores nucleares. En el caso de la fisión del uranio 235, la fisión se produce por distintas vías, hay diferentes conjuntos de productos posibles (y siempre más de dos), en el modelo hay una sola vía que da lugar a solo dos productos (trampa y pelota)... Es absurdo pensar que un modelo sustituye al fenómeno que modeliza, pero a veces nos dejamos llevar por esa idea errónea.
Por otro lado, hay situaciones tan interesantes que uno piensa que seguro que son un buen modelo de algo. Esta "gamberrada" de tirar un montón de pelotas en unas escaleras mecánicas es uno de ellas. Las pelotas se ven entre dos tendencias, el arrastre de la escalera a subir y la gravedad a bajar. ¿Qué podría modelizar esto? Un material para láser sin emisión inducida... no se, se me va la olla ¿o no?
sábado, 10 de octubre de 2015
Los profesores universitarios que investigan son mejores docentes. ¿Seguro?
Por si alguien tiene mucha prisa, la respuesta corta es que si, el consenso de varios metaestudios sobre el tema muestra una correlación positiva aunque no muy fuerte entre productividad científica y calidad docente. El que no sea muy fuerte significa que aunque la tendencia estadística está ahí, hay muchísimos contraejemplos individuales.
Esta cuestión está de actualidad por que se acaba de publicar un estudio del que se hacían eco los medios precisamente con ese titular: “Los profesores universitarios que investigan enseñan mejor” (1, 2). El título del trabajo es “(How) Do research and administrative duties affect university professors’ teaching” (3) (se puede leer el preprint aquí (3’) ). El artículo se basa en un estudio de más de 600 profesores de la Universidad Jaime I de Castellón, y encuentra una correlación clara entre calidad docente y productividad investigadora con carácter general. Pero también con matices, por ejemplo que cuando la investigación pasa de un punto, la docencia se resiente. Aunque los datos se tomaron entre 2002 y 2006, se analiza el impacto del Real Decreto que modificó la carga docente del profesorado en 2012 (y que ya comentamos aquí (4) en su día), concluyendo que ha supuesto una reducción de la calidad docente de más del 7%.
A la hora de realizar este tipo de estudios es más fácil enunciar lo que se quiere comprobar que medirlo. Se trata de las actividades investigadora y docente; sobre ambas se han derramado ríos de tinta (o de bits, que habrá que plantearse actualizar el dicho). La investigación, dentro de lo que cabe, se mide con criterios bastante consensuados tanto de cantidad (publicaciones) como de calidad (citas) y se mide con frecuencia y presión. La docencia sin embargo es una actividad cuya evaluación está mucho menos consensuada y no se practica de forma sistemática, al menos con metodologías congruentes en diferentes universidades. Por otro lado las diferencias pueden ser importantes entre áreas, tanto en lo que es una buena clase como en los estándares de investigación como en las tradiciones de evaluación.
Así pues, tanto la metodología como el objeto de estos estudios resultan complejos. Por ello es fácil encontrar estudios que dan lugar a correlaciones negativas (como este (5) de departamentos de Ciencias Políticas) como positivas (como este (6) de departamentos de Derecho o este (7) de Economía). Es por tanto necesario recurrir a metaestudios, evaluaciones comparativas de múltiples estudios ponderados por en tamaño de la muestra y otras consideraciones de fiabilidad y representatividad. Una revisión de este tipo muy exhaustiva, publicada en 2004 (8), concluía que la correlación es positiva pero débil, como comentábamos al comienzo de este texto.
Si pasamos de la mera correlación a plantear posibles relaciones entre la docencia y la investigación, cómo se potencian o interfieren, la lista es enorme, y la literatura al respecto muy extensa (mucho más que los estudios cuantitativos). La revisión antes citada (8, pgs 8 y 9) presenta un listado muy completo y sintético de estos argumentos, tanto de los que apoyan la correlación positiva (las sinergias entre ambas actividades) como las negativas (sus interferencias).
Probablemente es imposible establecer una conclusión definitiva, universal y fuerte del tipo “los profesores que investigan son mejores docentes” (o la contraria). En algunos ámbitos hay una tendencia fuerte en un sentido y en otros la contraria, pero al promediar respecto de muchos se suaviza la tendencia.
Cuando vi ese titular me llamó la atención por que coincidía con mis sensaciones (generadas a lo largo de 25 años de profesión). Tengo la sensación de que entre mis colegas, los más capaces lo son en todo, en clase, en investigación, en gestión o en cualquier otra actividad a la que se dediquen. Y esto es así con carácter muy general. Puedo recordar contrajemplos: el gran docente que no investiga, el gran investigador que pasa de sus alumnos, o el que lleva toda su vida de cargo en cargo y no se recuerda como sería en otras actividades. Pero son casos aislados frente a una gran mayoría, la “de la correlación positiva”. La evidencia experimental disponible parece congruente con esa imagen (sesgo de confirmación mediante).
----------
La figura está tomada de (6), ya que ejemplifica una correlación positiva débil, que parece el consenso de los metaestudios. No me he atrevido a pone la del preprint del trabajo de actualidad, en parte por su actualidad y en parte por que es más compleja de analizar.
Referencias (aunque están enlazadas en el texto, se incluyen listadas):
(1) http://www.dicyt.com/noticias/los-profesores-universitarios-que-investigan-ensenan-mejor
(2) http://www.agenciasinc.es/Noticias/Los-profesores-universitarios-que-investigan-ensenan-mejor
(3) http://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/00036846.2015.1037438?journalCode=raec20
(3’) http://eprints.ucm.es/16615/1/1222.pdf
(4) http://joaquinsevilla.blogspot.com.es/2012/04/dedicacion-del-profesorado.html
(5) http://alexandreafonso.me/2015/08/13/does-better-research-mean-better-teaching/
(6) http://siemslegal.blogspot.com.es/2015/08/the-slight-positive-relationship.html
(7) https://www.uam.es/otros/jaeet13/comunicaciones/02_Rendimiento_de_la_educacion/Rodriguez_Rubio.pdf
(8) http://webarchive.nationalarchives.gov.uk/20130401151715/http://www.education.gov.uk/publications/eOrderingDownload/RR506.pdf
Esta cuestión está de actualidad por que se acaba de publicar un estudio del que se hacían eco los medios precisamente con ese titular: “Los profesores universitarios que investigan enseñan mejor” (1, 2). El título del trabajo es “(How) Do research and administrative duties affect university professors’ teaching” (3) (se puede leer el preprint aquí (3’) ). El artículo se basa en un estudio de más de 600 profesores de la Universidad Jaime I de Castellón, y encuentra una correlación clara entre calidad docente y productividad investigadora con carácter general. Pero también con matices, por ejemplo que cuando la investigación pasa de un punto, la docencia se resiente. Aunque los datos se tomaron entre 2002 y 2006, se analiza el impacto del Real Decreto que modificó la carga docente del profesorado en 2012 (y que ya comentamos aquí (4) en su día), concluyendo que ha supuesto una reducción de la calidad docente de más del 7%.
A la hora de realizar este tipo de estudios es más fácil enunciar lo que se quiere comprobar que medirlo. Se trata de las actividades investigadora y docente; sobre ambas se han derramado ríos de tinta (o de bits, que habrá que plantearse actualizar el dicho). La investigación, dentro de lo que cabe, se mide con criterios bastante consensuados tanto de cantidad (publicaciones) como de calidad (citas) y se mide con frecuencia y presión. La docencia sin embargo es una actividad cuya evaluación está mucho menos consensuada y no se practica de forma sistemática, al menos con metodologías congruentes en diferentes universidades. Por otro lado las diferencias pueden ser importantes entre áreas, tanto en lo que es una buena clase como en los estándares de investigación como en las tradiciones de evaluación.
Así pues, tanto la metodología como el objeto de estos estudios resultan complejos. Por ello es fácil encontrar estudios que dan lugar a correlaciones negativas (como este (5) de departamentos de Ciencias Políticas) como positivas (como este (6) de departamentos de Derecho o este (7) de Economía). Es por tanto necesario recurrir a metaestudios, evaluaciones comparativas de múltiples estudios ponderados por en tamaño de la muestra y otras consideraciones de fiabilidad y representatividad. Una revisión de este tipo muy exhaustiva, publicada en 2004 (8), concluía que la correlación es positiva pero débil, como comentábamos al comienzo de este texto.
Si pasamos de la mera correlación a plantear posibles relaciones entre la docencia y la investigación, cómo se potencian o interfieren, la lista es enorme, y la literatura al respecto muy extensa (mucho más que los estudios cuantitativos). La revisión antes citada (8, pgs 8 y 9) presenta un listado muy completo y sintético de estos argumentos, tanto de los que apoyan la correlación positiva (las sinergias entre ambas actividades) como las negativas (sus interferencias).
Probablemente es imposible establecer una conclusión definitiva, universal y fuerte del tipo “los profesores que investigan son mejores docentes” (o la contraria). En algunos ámbitos hay una tendencia fuerte en un sentido y en otros la contraria, pero al promediar respecto de muchos se suaviza la tendencia.
Cuando vi ese titular me llamó la atención por que coincidía con mis sensaciones (generadas a lo largo de 25 años de profesión). Tengo la sensación de que entre mis colegas, los más capaces lo son en todo, en clase, en investigación, en gestión o en cualquier otra actividad a la que se dediquen. Y esto es así con carácter muy general. Puedo recordar contrajemplos: el gran docente que no investiga, el gran investigador que pasa de sus alumnos, o el que lleva toda su vida de cargo en cargo y no se recuerda como sería en otras actividades. Pero son casos aislados frente a una gran mayoría, la “de la correlación positiva”. La evidencia experimental disponible parece congruente con esa imagen (sesgo de confirmación mediante).
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La figura está tomada de (6), ya que ejemplifica una correlación positiva débil, que parece el consenso de los metaestudios. No me he atrevido a pone la del preprint del trabajo de actualidad, en parte por su actualidad y en parte por que es más compleja de analizar.
Referencias (aunque están enlazadas en el texto, se incluyen listadas):
(1) http://www.dicyt.com/noticias/los-profesores-universitarios-que-investigan-ensenan-mejor
(2) http://www.agenciasinc.es/Noticias/Los-profesores-universitarios-que-investigan-ensenan-mejor
(3) http://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/00036846.2015.1037438?journalCode=raec20
(3’) http://eprints.ucm.es/16615/1/1222.pdf
(4) http://joaquinsevilla.blogspot.com.es/2012/04/dedicacion-del-profesorado.html
(5) http://alexandreafonso.me/2015/08/13/does-better-research-mean-better-teaching/
(6) http://siemslegal.blogspot.com.es/2015/08/the-slight-positive-relationship.html
(7) https://www.uam.es/otros/jaeet13/comunicaciones/02_Rendimiento_de_la_educacion/Rodriguez_Rubio.pdf
(8) http://webarchive.nationalarchives.gov.uk/20130401151715/http://www.education.gov.uk/publications/eOrderingDownload/RR506.pdf
jueves, 8 de octubre de 2015
Cosas que vuelan
Este es el título de un taller que se hizo en Naukas Kids (Bilbao, spt. 2015), y en en el festival Actúa Navarra de las SER (Pamplona, mayo 2015).
La idea es hacer un taller de verdad: una actividad en la que los participantes hagan cosas con las manos (no utilizar la palabra taller para esconder otra charla). Pero por otro lado, ha de haber un hilo conductor formativo para que sea realmente un taller de algo y no puras manualidades... es un difícil equilibrio, pero se intenta.
En el taller cosas que vuelan se intenta transmitir tres ideas que son muy importantes en diversas cosas que vuelan. No todas las ideas se emplean en todas las cosas (que vuelan) ni son las únicas, por supuesto. Pero son ideas importantes:
1.- Planear. Cerca del suelo (un cerca de varios kilómetros) el espacio está lleno de aire, y nos podemos apoyar en él para volar. Vale, eso más que volar es caer con estilo (Buzz Lightyear dixit), pero ya es un gran paso.
2.- Propulsión a chorro. Para ir más allá del puro planeo, la cosa que vuela ha de ganar impulso. Una opción es la ley de acción y reacción, expulsar algo con energía.
3.- Las hélices. Muchas cosas que vuelan de verdad utilizan motores. Las hélices son los dispositivos que convierten el movimiento de giro de los motores en impulso para volar. Las hélices son unos dispositivos que, cuando los hacemos girar, golpean el aire y lo lanzan hacia atrás consiguiendo el mismo efecto que la propulsión a chorro... propulsión.
El taller consiste en poner en práctica esas ideas con manualidades que permitan experimentarlos. Algunas serían:
PLANEAR
La idea es hacer un taller de verdad: una actividad en la que los participantes hagan cosas con las manos (no utilizar la palabra taller para esconder otra charla). Pero por otro lado, ha de haber un hilo conductor formativo para que sea realmente un taller de algo y no puras manualidades... es un difícil equilibrio, pero se intenta.
En el taller cosas que vuelan se intenta transmitir tres ideas que son muy importantes en diversas cosas que vuelan. No todas las ideas se emplean en todas las cosas (que vuelan) ni son las únicas, por supuesto. Pero son ideas importantes:
1.- Planear. Cerca del suelo (un cerca de varios kilómetros) el espacio está lleno de aire, y nos podemos apoyar en él para volar. Vale, eso más que volar es caer con estilo (Buzz Lightyear dixit), pero ya es un gran paso.
2.- Propulsión a chorro. Para ir más allá del puro planeo, la cosa que vuela ha de ganar impulso. Una opción es la ley de acción y reacción, expulsar algo con energía.
3.- Las hélices. Muchas cosas que vuelan de verdad utilizan motores. Las hélices son los dispositivos que convierten el movimiento de giro de los motores en impulso para volar. Las hélices son unos dispositivos que, cuando los hacemos girar, golpean el aire y lo lanzan hacia atrás consiguiendo el mismo efecto que la propulsión a chorro... propulsión.
El taller consiste en poner en práctica esas ideas con manualidades que permitan experimentarlos. Algunas serían:
PLANEAR
- Aerodeslizador con CD
PROPULSIÓN A CHORRO
- Globo guiado por cuerda
- Globo con salida de aire rígida
HELICES
- Hélice de papel
- Molinillo que convierte viento (soplido) en giro. Si tuvieramos un motor que diera vueltas al eje, produciría viento, y con ello propulsión.
La versión del Actúa Navarra, con 15 niños, y 60 minutos estuvo bastante bien, se hicieron ejemplos de las tres ideas y resultó ilustrativo.
A continuación dejo el vídeo del Naukas Kids, fue una locura, con 120 niños (ya cansados, además), pero lo pasamos bien, creo que ellos también. Sólo nos dio tiempo a hacer un avión de papel y el aerodeslizador, pero bueno, lo hicieron ;-)
Confundiendo la temperatura por el termómetro
(Breve cuento alegórico)
- Hoy no llevaré abrigo, el termómetro marca 19ºC
-¿No ves la nieve, y cómo las ramas de los árboles se comban con el viento?
- Claro, pero no debo hacer caso a esos indicios percibidos por mis sentidos traicioneros.
- ¿Cómo?
- Dispongo de un medidor, que he diseñado yo mismo, para obtener información fiable de este tipo de situaciones.
- ¿Y el medidor no falla nunca? Hoy tiene toda la pinta.
- Sin duda, pero es un riesgo que he de asumir. Lo contrario se prestaría a cometer agravios comparativos. No se hable más, sin abrigo.
Y así fue como suspendió a uno de los mejores estudiantes que había tenido en su vida.
- Hoy no llevaré abrigo, el termómetro marca 19ºC
-¿No ves la nieve, y cómo las ramas de los árboles se comban con el viento?
- Claro, pero no debo hacer caso a esos indicios percibidos por mis sentidos traicioneros.
- ¿Cómo?
- Dispongo de un medidor, que he diseñado yo mismo, para obtener información fiable de este tipo de situaciones.
- ¿Y el medidor no falla nunca? Hoy tiene toda la pinta.
- Sin duda, pero es un riesgo que he de asumir. Lo contrario se prestaría a cometer agravios comparativos. No se hable más, sin abrigo.
Y así fue como suspendió a uno de los mejores estudiantes que había tenido en su vida.
domingo, 4 de octubre de 2015
¿Qué, empezando las clases?
¿Qué, has empezado ya las clases? Pregunta de moda estos días de final del verano y principio del otoño. La mayoría de la gente no conoce la profesión de profesor universitario y se queda con la primera aproximación: profesor. Por tanto tienes tres meses de vacaciones y por estas fechas empiezas (por fin) a trabajar con la vuelta a las aulas de los estudiantes. ¿Qué más puede hacer un profesor universitario?
La LOU (aka Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades) regula la dedicación a la docencia y otras actividades del profesorado universitario, así como su tipología procedimientos de selección, etc. Pero es un asunto intrincado, quedémonos con el espíritu de la ley: los profesores de universidad se han de dedicar a desarrollar las funciones propias de la Universidad, y eso sí que viene bonito en el artículo 1 de la LOU:
Artículo 1 Funciones de la Universidad
1. La Universidad realiza el servicio público de la educación superior mediante la investigación, la docencia y el estudio.
2. Son funciones de la Universidad al servicio de la sociedad:
a) La creación, desarrollo, transmisión y crítica de la ciencia, de la técnica y de la cultura.
b) La preparación para el ejercicio de actividades profesionales que exijan la aplicación de conocimientos y métodos científicos y para la creación artística.
c) La difusión, la valorización y la transferencia del conocimiento al servicio de la cultura, de la calidad de la vida, y del desarrollo económico.
d) La difusión del conocimiento y la cultura a través de la extensión universitaria y la formación a lo largo de toda la vida.
Esto se puede resumir (eliminando matices) en: Crear el conocimiento (investigación), transmitirlo a los estudiantes (docencia) y a la sociedad en general (transferencia de conocimiento y extensión universitaria). En alguna redacción anterior de la legislación universitaria eran esas tres las palabras clave: docencia, investigación y extensión universitaria. Luego el afán por precisar y ser políticamente correcto con las ramas más originales del mundo universitario (como las bellas artes, por ejemplo) ha enrevesado un poco el texto, pero aun así está bastante claro.
La imagen pública del profesor universitario se centra en la función docente, que por otra parte es la que está más reglada, ocurre en tiempos y espacios concretos y definidos. La idea del profesor universitario como experto interviniendo en cuestiones sociales no extraña demasiado. Estamos acostumbrados a que en la radio contacten con alguno para que explique cosas, incluso en algunos debates televisivos. Del mismo modo no son inhabituales en las páginas de opinión de los periódicos, incluso como políticos en activo. Famosos en estos tiempos son Ángel Gabilondo en Madrid o Yolanda Barcina en Navarra. Alfredo Rubalcaba ha reingresado hace poco a su plaza en la Universidad Complutense.
Cuenta una leyenda (que si non e vera e bien trovata) que cuando el PSOE perdió las elecciones ante Aznar, eran tantos los profesores universitarios que “regresaban a las aulas” que algún político en desgracia, que no había sido profesor antes de su paso por la política, llamó preguntando sobre los trámites que debía hacer para “volver a las aulas”.
En todo caso, la labor auténticamente desconocida del profesor universitario es la investigación, la que implica crear conocimiento nuevo. Si releemos el primer punto de las funciones que atribuye la ley, quitando algunas palabras encontramos: “La creación, desarrollo, transmisión y crítica de la ciencia, de la técnica y de la cultura”. Está claro, los profesores de universidad, por definición, son científicos; han de dedicarse a la creación de la ciencia.
Está dualidad que supone crear y transmitir la ciencia (1) es fruto de un modelo concreto de universidad. Esto no era así cuando se crearon las primeras universidades hace mil años, ni es así en algunas universidades de algunos lugares del mundo. Pero no se trata ahora de repasar la historia de la institución universitaria, ni de listar diferentes modelos, sino de profundizar un poquito en el nuestro. Un modelo en el que los profesores de universidad son, tan científicos como profesores (o más), elemento que, siendo fundamental, es socialmente muy desconocido
(1) “Ciencia” en esta frase quiere ser un término inclusivo con la técnica, la creación artística y toda disciplina intelectual humana desarrollada con rigor.
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La idea de esta entrada es comenzar una serie sobre el profesor de universidad que tenga sentido en conjunto, pero que se puedan leer por separado. Veremos si soy capaz.
La LOU (aka Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades) regula la dedicación a la docencia y otras actividades del profesorado universitario, así como su tipología procedimientos de selección, etc. Pero es un asunto intrincado, quedémonos con el espíritu de la ley: los profesores de universidad se han de dedicar a desarrollar las funciones propias de la Universidad, y eso sí que viene bonito en el artículo 1 de la LOU:
Artículo 1 Funciones de la Universidad
1. La Universidad realiza el servicio público de la educación superior mediante la investigación, la docencia y el estudio.
2. Son funciones de la Universidad al servicio de la sociedad:
a) La creación, desarrollo, transmisión y crítica de la ciencia, de la técnica y de la cultura.
b) La preparación para el ejercicio de actividades profesionales que exijan la aplicación de conocimientos y métodos científicos y para la creación artística.
c) La difusión, la valorización y la transferencia del conocimiento al servicio de la cultura, de la calidad de la vida, y del desarrollo económico.
d) La difusión del conocimiento y la cultura a través de la extensión universitaria y la formación a lo largo de toda la vida.
Esto se puede resumir (eliminando matices) en: Crear el conocimiento (investigación), transmitirlo a los estudiantes (docencia) y a la sociedad en general (transferencia de conocimiento y extensión universitaria). En alguna redacción anterior de la legislación universitaria eran esas tres las palabras clave: docencia, investigación y extensión universitaria. Luego el afán por precisar y ser políticamente correcto con las ramas más originales del mundo universitario (como las bellas artes, por ejemplo) ha enrevesado un poco el texto, pero aun así está bastante claro.
La imagen pública del profesor universitario se centra en la función docente, que por otra parte es la que está más reglada, ocurre en tiempos y espacios concretos y definidos. La idea del profesor universitario como experto interviniendo en cuestiones sociales no extraña demasiado. Estamos acostumbrados a que en la radio contacten con alguno para que explique cosas, incluso en algunos debates televisivos. Del mismo modo no son inhabituales en las páginas de opinión de los periódicos, incluso como políticos en activo. Famosos en estos tiempos son Ángel Gabilondo en Madrid o Yolanda Barcina en Navarra. Alfredo Rubalcaba ha reingresado hace poco a su plaza en la Universidad Complutense.
Cuenta una leyenda (que si non e vera e bien trovata) que cuando el PSOE perdió las elecciones ante Aznar, eran tantos los profesores universitarios que “regresaban a las aulas” que algún político en desgracia, que no había sido profesor antes de su paso por la política, llamó preguntando sobre los trámites que debía hacer para “volver a las aulas”.
En todo caso, la labor auténticamente desconocida del profesor universitario es la investigación, la que implica crear conocimiento nuevo. Si releemos el primer punto de las funciones que atribuye la ley, quitando algunas palabras encontramos: “La creación
Está dualidad que supone crear y transmitir la ciencia (1) es fruto de un modelo concreto de universidad. Esto no era así cuando se crearon las primeras universidades hace mil años, ni es así en algunas universidades de algunos lugares del mundo. Pero no se trata ahora de repasar la historia de la institución universitaria, ni de listar diferentes modelos, sino de profundizar un poquito en el nuestro. Un modelo en el que los profesores de universidad son, tan científicos como profesores (o más), elemento que, siendo fundamental, es socialmente muy desconocido
(1) “Ciencia” en esta frase quiere ser un término inclusivo con la técnica, la creación artística y toda disciplina intelectual humana desarrollada con rigor.
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La idea de esta entrada es comenzar una serie sobre el profesor de universidad que tenga sentido en conjunto, pero que se puedan leer por separado. Veremos si soy capaz.
domingo, 27 de septiembre de 2015
Canicas, camaleones y células solares
Un año más, y van cinco, se celebró en Bilbao el festejo Naukas de divulgación científica. Es el segundo año que participo como ponente, aunque ya antes asistía de público (en 2012 escribía que este evento es una "bilbainada" por su polifacética desmesura). Dos días en los que se celebraron 70 charlas de 10 minutos exactos. Amenas, interesantes, sorprendentes. Mucho público asistente, mucha gente interesante con la que charlar. Una experiencia intensa que deja resaca. Algo que se ha convertido en un mito, el Woodstock de la divulgación científica.
La lista completa de charlas, con el enlace al vídeo en que quedaron grabadas, está AQUÍ.
Mi participación de este año, con la que se abría el festejo, por cierto, se tituló "Canicas, camaleones y células solares", y es una introducción divulgativa a la línea de investigación que vengo desarrollando en los últimos años. A continuación dejo las transparencias, y el vídeo está en ESTE enlace. Si alguien quiere profundizar en el tema (poniéndose un poco más técnico), hace unos días puse ESTA información.
La foto me la hizo Xurxo Mariño en medio de la charla, cuando explicaba que el azul de las alas de las mariposas no se debe a pigmentos sino a difracción en las estructuras de las alas... pero está genial que parezca que son mías las alas :-)
La colección completa de fotos y sus comentarios es genial, ver.
La lista completa de charlas, con el enlace al vídeo en que quedaron grabadas, está AQUÍ.
Mi participación de este año, con la que se abría el festejo, por cierto, se tituló "Canicas, camaleones y células solares", y es una introducción divulgativa a la línea de investigación que vengo desarrollando en los últimos años. A continuación dejo las transparencias, y el vídeo está en ESTE enlace. Si alguien quiere profundizar en el tema (poniéndose un poco más técnico), hace unos días puse ESTA información.
La foto me la hizo Xurxo Mariño en medio de la charla, cuando explicaba que el azul de las alas de las mariposas no se debe a pigmentos sino a difracción en las estructuras de las alas... pero está genial que parezca que son mías las alas :-)
La colección completa de fotos y sus comentarios es genial, ver.
sábado, 26 de septiembre de 2015
Radioastronomía
Acabamos de terminar el curso "Iniciación a la Radioastronomía". Formaba parte de los cursos de verano de la Universidad Pública de Navarra y ha tenido lugar en el Planetario de Pamplona con una asistencia de 28 personas. Los ponentes ha estado fantásticos. A continuación dejo una recopilación de algunos tuits generados durante el curso
miércoles, 16 de septiembre de 2015
El fraude científico y su posible influencia en las pseudociencias
Con este título se cerraba el curso de verano "Frente a las pseudociencias" organizado por el Ateneo Navarro que ya comentamos aquí. El curso mantuvo una asistencia e interés muy altos. Todo un éxito que espero que lleve al Ateneo a plantearse próximas ediciones sobre temáticas parecidas. Todo el curso se grabó con bastante buena calidad, y se accede a todo desde este enlace.
La charla en la que participé yo, junto con Javier Armentia y Luis Tarrafeta la dejo a continuación. Las transparencias están también disponibles aquí.
La charla en la que participé yo, junto con Javier Armentia y Luis Tarrafeta la dejo a continuación. Las transparencias están también disponibles aquí.
martes, 8 de septiembre de 2015
Apoyo oficial a las pseudociencias
En la sesión de ayer del curso de verano "Frente a las pseudociencias" que comentábamos aquí, tras la estupenda charla de Helena Matute (que quedó grabada aquí), hubo una ronda de intervenciones del público muy interesante. Lo que más le sorprendía al personal es el apoyo oficil a estas prácticas, concretamente que se vendan (a veces muy agresivamente) remedios pseudocientíficos en farmacias.
Las farmacias requieren un permiso oficial de apertura nada evidente. Han de tener como responsable un farmacéutico titulado. De alguna forma el estado vigila la instalación de estos comercios para garantizar... ¿qué exactamente? Al permitirles vender esas cosas engañosas e ineficaces pierden toda la legitimidad que se buscaba. ¿Por qué se les permite entonces?
La explicación más razonable es la electoralista (como bien señalaba @cienciaKanija). Esa permisividad oficial da más votos de los que quita. Embarcarse en sacar un reglamento que impida vender medicamentos homeopáticos en farmacias generará un movimiento en contra de los usuarios de esos productos, alimentada por las empresas que los venden. Generarán debate público en unos medios que son bastante proclives a estas tonterías y que generarán falsos debates con postura supuestamente equidistantes. Al final, perderían apoyos entre los crédulos para no ganar nada. La inacción en ese sentido es gratis en términos electorales.
A la hora de gobernar en estados con democracia representativa hay que conjugar dos tensiones, por un lado la electoralista, hacer cosas que te lleven a mantener el poder; por otro lado la de estado, hacer lo mejor para el desarrollo de la sociedad que gobiernas. Es muy triste que todo lo que tiene que ver con pseudociencias (tolerancia a la homeopatía, intolerancia a los OMG, aceptación de las electrosensibilidades, etc.) solo sea atendido desde el electoralismo. Y además por todos los partidos.
Las farmacias requieren un permiso oficial de apertura nada evidente. Han de tener como responsable un farmacéutico titulado. De alguna forma el estado vigila la instalación de estos comercios para garantizar... ¿qué exactamente? Al permitirles vender esas cosas engañosas e ineficaces pierden toda la legitimidad que se buscaba. ¿Por qué se les permite entonces?
La explicación más razonable es la electoralista (como bien señalaba @cienciaKanija). Esa permisividad oficial da más votos de los que quita. Embarcarse en sacar un reglamento que impida vender medicamentos homeopáticos en farmacias generará un movimiento en contra de los usuarios de esos productos, alimentada por las empresas que los venden. Generarán debate público en unos medios que son bastante proclives a estas tonterías y que generarán falsos debates con postura supuestamente equidistantes. Al final, perderían apoyos entre los crédulos para no ganar nada. La inacción en ese sentido es gratis en términos electorales.
A la hora de gobernar en estados con democracia representativa hay que conjugar dos tensiones, por un lado la electoralista, hacer cosas que te lleven a mantener el poder; por otro lado la de estado, hacer lo mejor para el desarrollo de la sociedad que gobiernas. Es muy triste que todo lo que tiene que ver con pseudociencias (tolerancia a la homeopatía, intolerancia a los OMG, aceptación de las electrosensibilidades, etc.) solo sea atendido desde el electoralismo. Y además por todos los partidos.
Resonancias de planos de esferas dieléctricas
El pasado día 4 de septiembre participé en el congreso URSI 2015, organizado por mi universidad, con una comunicación en la que se recoge lo fundamental de la línea de investigación que llevo desarrollando en los últimos años. El texto que aparece en las actas del congreso está aquí, formaba parte de esta sesión (aquí el programa completo).
La charla se Naukas Bilbao de este año es una introducción divulgativa de esta línea de investigación, así que esta entrada sirve de continuación para quien quiera profundizar más. Y si alguien quisiera ir a más detalle aún, lo siguiente son las publicaciones técnicas, ver AQUÍ.
La charla se Naukas Bilbao de este año es una introducción divulgativa de esta línea de investigación, así que esta entrada sirve de continuación para quien quiera profundizar más. Y si alguien quisiera ir a más detalle aún, lo siguiente son las publicaciones técnicas, ver AQUÍ.
domingo, 6 de septiembre de 2015
Frente a las pseudociencias
El Ateno Navarro organiza un curso de verano que se posiciona desde su mismo título: Frente a las pseudociencias.
No es nada fácil definir con precisión qué es ciencia y dónde está su frontera con lo pseudo. Como le pasa a San Agustín cuando se pregunta por el tiempo: "si nadie me lo pregunta, lo sé; si quiero explicarlo a quién me lo pide, no lo sé". Afortunadamente no es necesario tener definiciones precisas para posicionarse y actuar. Y en el caso de las pseudocionecias, de las creencias infundadas anticientíficas, hay que posicionarse en contra. Tanto el título como el cartel del curso me parecen un gran acierto.
El curso consta de cuatro sesiones, de lunes a jueves, empezando a las 19:30. Es en el Planetario de Pamplona y la entrada es libre, así que si no vienes no será per diners. Ahí estaremos completando cuadrilla con 5 estupendos compañeros: Helena Matute, Luis Alfonso Gámez, Pablo Linde, Fernando Frías y Javier Armentia. Todos bajo la sabia batuta del organizador, Luis Tarrafeta
No es nada fácil definir con precisión qué es ciencia y dónde está su frontera con lo pseudo. Como le pasa a San Agustín cuando se pregunta por el tiempo: "si nadie me lo pregunta, lo sé; si quiero explicarlo a quién me lo pide, no lo sé". Afortunadamente no es necesario tener definiciones precisas para posicionarse y actuar. Y en el caso de las pseudocionecias, de las creencias infundadas anticientíficas, hay que posicionarse en contra. Tanto el título como el cartel del curso me parecen un gran acierto.
El curso consta de cuatro sesiones, de lunes a jueves, empezando a las 19:30. Es en el Planetario de Pamplona y la entrada es libre, así que si no vienes no será per diners. Ahí estaremos completando cuadrilla con 5 estupendos compañeros: Helena Matute, Luis Alfonso Gámez, Pablo Linde, Fernando Frías y Javier Armentia. Todos bajo la sabia batuta del organizador, Luis Tarrafeta
A mi me toca el jueves, y mi intención es defender que aunque los científicos se equivocan en muchas ocasiones (y a veces son conscientes y hasta malignamente fraudulentos) eso no le quita valor al conocimiento científico. El conocimiento científico no es perfecto y no lo resuelve todo, además es siempre provisional. Pero es el mejor disponible a la hora de tomar decisiones. Porque aunque haya accidentes de avión yo sigo prefiriendo subirme en uno que intentarlo en alfombra voladora. ¿Nos vemos el jueves?
domingo, 30 de agosto de 2015
Microscopio con un puntero láser
Uno de los experimentos más sencillos y alucinantes que se pueden hacer en casa es apuntar con un láser a una gota de agua y ver la imagen que se crea en una pared blanca tras la gota. La gota se puede generar fácilmente en la punta de una jeringuilla.
Si al agua está muy limpia se ven pocas cosas, lo bonito es que esté "sucia". Si no hay a mano agua de charco, estancada, se puede usar un poco de saliva. Por ejemplo mojar un palillo en saliva y tocar con el la gota. Entonces aparece todo un universo de manchas en la pared.
¿Cómo funciona todo esto, qué es lo que se ve?
Es una especie de microscopio que genera una imagen de las partículas microscópicas (bacterias, motas de polvo, etc.) que hay en la gota de agua. En los microscopios habituales, con lentes y todo eso, es muy difícil enfocar, hay que colocar las lentes a una distancia precisa de la muestra para poder ver algo enfocado. En cambio en nuestro experimento no importa que el láser se ponga más o menos lejos de la gota, ni lo lejos que esté la pared. En realidad de cada partícula no estamos viendo una imagen propiamente dicha sino un patrón de difracción generado por ella. Para entender qué es eso de un patrón de difracción, me ha encantado la figura siguiente. En ella se ve un frente de onda (las rayitas verdes de la izquierda) que llega a una esfera. la esfera hace sombra, pero sus bordes se convierten en emisores de luz, por el fenómeno de la difracción. Un poco más adelante (hacia la derecha), la luz que viene de un borde se encuentra con la de otro y comienza a interferir, en los puntos donde coinciden dos máximos hay luz más intensa, y dónde coinciden máximo y mínimo se anula la intensidad.
Ese patrón de máximos y mínimos se mantiene a medida que nos vamos hacia la derecha, haciéndose progresivamente mayor. Recordemos que esta figura representa un corte bidimensional, si imaginamos que lo giramos para obtener la figura que se proyecta realmente en la pantalla ¿que obtendremos? Obtendremos una serie de círculos concéntricos brillantes y oscuros alternados, justo lo que se ve en la foto inicial. Si la partícula es de una forma no esférica, el patrón que observaremos tendrá esa forma, como si fuera una sombra solo que hecha de bandas brillantes y oscuras alternadas. Eso es el patrón de difracción. Ese patrón se ve nítido a cualquier distancia, más grande cuanto más lejos esté la pantalla de la gota, eso si.
No se si estos microscopios de difracción tienen alguna utilidad práctica seria, pero como divertimento doméstico resultan algo magnífico. Hace unos meses grabamos un vídeo en el que se ve lo fácil que se puede hacer (aunque admite muchas mejoras, claro, como fijar el láser por ejemplo, pero buscábamos la versión más simple).
Si al agua está muy limpia se ven pocas cosas, lo bonito es que esté "sucia". Si no hay a mano agua de charco, estancada, se puede usar un poco de saliva. Por ejemplo mojar un palillo en saliva y tocar con el la gota. Entonces aparece todo un universo de manchas en la pared.
¿Cómo funciona todo esto, qué es lo que se ve?
Es una especie de microscopio que genera una imagen de las partículas microscópicas (bacterias, motas de polvo, etc.) que hay en la gota de agua. En los microscopios habituales, con lentes y todo eso, es muy difícil enfocar, hay que colocar las lentes a una distancia precisa de la muestra para poder ver algo enfocado. En cambio en nuestro experimento no importa que el láser se ponga más o menos lejos de la gota, ni lo lejos que esté la pared. En realidad de cada partícula no estamos viendo una imagen propiamente dicha sino un patrón de difracción generado por ella. Para entender qué es eso de un patrón de difracción, me ha encantado la figura siguiente. En ella se ve un frente de onda (las rayitas verdes de la izquierda) que llega a una esfera. la esfera hace sombra, pero sus bordes se convierten en emisores de luz, por el fenómeno de la difracción. Un poco más adelante (hacia la derecha), la luz que viene de un borde se encuentra con la de otro y comienza a interferir, en los puntos donde coinciden dos máximos hay luz más intensa, y dónde coinciden máximo y mínimo se anula la intensidad.
Ese patrón de máximos y mínimos se mantiene a medida que nos vamos hacia la derecha, haciéndose progresivamente mayor. Recordemos que esta figura representa un corte bidimensional, si imaginamos que lo giramos para obtener la figura que se proyecta realmente en la pantalla ¿que obtendremos? Obtendremos una serie de círculos concéntricos brillantes y oscuros alternados, justo lo que se ve en la foto inicial. Si la partícula es de una forma no esférica, el patrón que observaremos tendrá esa forma, como si fuera una sombra solo que hecha de bandas brillantes y oscuras alternadas. Eso es el patrón de difracción. Ese patrón se ve nítido a cualquier distancia, más grande cuanto más lejos esté la pantalla de la gota, eso si.
No se si estos microscopios de difracción tienen alguna utilidad práctica seria, pero como divertimento doméstico resultan algo magnífico. Hace unos meses grabamos un vídeo en el que se ve lo fácil que se puede hacer (aunque admite muchas mejoras, claro, como fijar el láser por ejemplo, pero buscábamos la versión más simple).
lunes, 24 de agosto de 2015
La hora del reloj parado
Vuelves de unas semanas de vacaciones y te encuentras con el reloj de la cocina parado. Bueno, en realidad no está parado del todo, la aguja del segundero vibra, hace un esfuerzo por moverse una vez por segundo sin terminar de conseguirlo.
¿A qué hora se ha parado? A la que era esperable… o quizá no del todo.
Mover las manecillas de un reloj de pared cuesta energía pero no la misma a todas las horas. Entre la posición de las 12 y la de las 6 las agujas van cuesta abajo, la gravedad estira de ellas, con lo que el mecanismo no ha de hacer demasiado esfuerzo. Solo hay que mantenerlas frenadas para que vayan a la velocidad que toca. En cambio la otra mitad del recorrido es cuesta arriba. Pasar de las 6 hacia las 7 ya requiere vencer la gravedad, y cuanto más se avanza más esfuerzo hay que hacer. El máximo esfuerzo hay que hacerlo cuando el brazo de palanca es máximo en ese sector, en la posición de las 9.
Podemos suponer que todo el peso de la manecilla está concentrado en su centro de masas, que estará aproximadamente hacia la mitad de la longitud de la misma. La línea que va desde el eje del reloj hasta el centro de masas la podemos imaginar como la cuerda de un péndulo fijado en el eje. El péndulo va a querer oscilar hasta pararse lo más abajo posible: en la posición de las 6. Sin embargo no es ahí donde se han parado realmente las agujas. Claro, es que el péndulo no es un buen modelo para el reloj de verdad.
Las manecillas están sujetas al eje y este va girando, accionado por el mecanismo, posicionando las agujas de forma que marquen la hora; al menos mientras tenga suficiente pila. Cuando la pila se agota las agujas no quedan libres de forma que puedan pendular hacia las 6, el mecanismo sigue enganchado.
En el eje del reloj se componen los momentos de las fuerzas que actúan. El momento de una fuerza es la magnitud física que describe la capacidad de giro que dicha fuerza ejerce sobre un determinado eje. Matemáticamente se calcula como el producto de la fuerza, por el brazo de palanca (la distancia del punto de aplicación de la fuerza al eje de giro) por el seno del ángulo que forman la fuerza y el brazo. Con esa definición matemática se ve enseguida cuando es máximo el momento del peso de la manecilla. Será cuando forme un ángulo recto con la propia manecilla (seno del ángulo recto vale 1, su máximo valor). Esto ocurre a las 3 y a las 9, en el primer caso a favor del sentido de giro de las agujas y en sentido contrario a las 9.
Cuando la manecilla está en las 9 en el eje está aplicado su máximo momento en sentido antihorario, y para que la manecilla se mueva el mecanismo tiene que aplicar uno, de sentido contrario, un poco mayor. Eso es lo que no consigue cuando la pila no suministra suficiente energía. Si tuvo suficiente para moverla cuando el momento a vencer era un poco menor, pero ya este valor ya no puede con él.
Con la explicación anterior podemos entender que una manecilla se quede parada en la posición de las 9 cuando el reloj agota la pila, pero en la foto se ve que las 3 manecillas se han parado ahí. ¿Es eso esperable o ha sido pura casualidad?
En el eje se compone el momento de los pesos de las tres manecillas y esa suma es la que ha de vencer el mecanismo. Sin duda la posición de todas las agujas a las 9 es la de máximo momento a vencer, o sea que, en términos absolutos, es lugar “natural” en el que debería pararse el reloj. Pero ese lugar natural (o “de equilibrio”) es el que esperamos alcanzar solo si la pila se va gastando muy muy despacito. La contribución de la aguja horaria al momento total, con lo poco que ha de moverse por segundo y lo corta que es, es muy pequeña, seguramente decenas o centenas de veces menor que las otras. Por tanto, el momento en que la pila ya no puede mover el segundero de las 9 podía haberle pillado a la aguja horaria a cualquier hora. En el caso del minutero, estamos en un caso intermedio, su contribución al momento total es menor que la del segundero pero no tan despreciable como la de la horaria.
En resumen, uno esperaría que un reloj de este tipo siempre se parase con el segundero a las 9, bastantes veces con el minutero también a las 9 y solo muy de vez en cuando con las tres agujas ahí, en la posición de máxima energía a vencer. Una bonita casualidad que sirvió para motivar esta reflexión.
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Esta misma entrada se publicó hace unos días en Naukas, y el sucesos es completamente verdadero.
¿A qué hora se ha parado? A la que era esperable… o quizá no del todo.
Mover las manecillas de un reloj de pared cuesta energía pero no la misma a todas las horas. Entre la posición de las 12 y la de las 6 las agujas van cuesta abajo, la gravedad estira de ellas, con lo que el mecanismo no ha de hacer demasiado esfuerzo. Solo hay que mantenerlas frenadas para que vayan a la velocidad que toca. En cambio la otra mitad del recorrido es cuesta arriba. Pasar de las 6 hacia las 7 ya requiere vencer la gravedad, y cuanto más se avanza más esfuerzo hay que hacer. El máximo esfuerzo hay que hacerlo cuando el brazo de palanca es máximo en ese sector, en la posición de las 9.
Podemos suponer que todo el peso de la manecilla está concentrado en su centro de masas, que estará aproximadamente hacia la mitad de la longitud de la misma. La línea que va desde el eje del reloj hasta el centro de masas la podemos imaginar como la cuerda de un péndulo fijado en el eje. El péndulo va a querer oscilar hasta pararse lo más abajo posible: en la posición de las 6. Sin embargo no es ahí donde se han parado realmente las agujas. Claro, es que el péndulo no es un buen modelo para el reloj de verdad.
Las manecillas están sujetas al eje y este va girando, accionado por el mecanismo, posicionando las agujas de forma que marquen la hora; al menos mientras tenga suficiente pila. Cuando la pila se agota las agujas no quedan libres de forma que puedan pendular hacia las 6, el mecanismo sigue enganchado.
En el eje del reloj se componen los momentos de las fuerzas que actúan. El momento de una fuerza es la magnitud física que describe la capacidad de giro que dicha fuerza ejerce sobre un determinado eje. Matemáticamente se calcula como el producto de la fuerza, por el brazo de palanca (la distancia del punto de aplicación de la fuerza al eje de giro) por el seno del ángulo que forman la fuerza y el brazo. Con esa definición matemática se ve enseguida cuando es máximo el momento del peso de la manecilla. Será cuando forme un ángulo recto con la propia manecilla (seno del ángulo recto vale 1, su máximo valor). Esto ocurre a las 3 y a las 9, en el primer caso a favor del sentido de giro de las agujas y en sentido contrario a las 9.
Cuando la manecilla está en las 9 en el eje está aplicado su máximo momento en sentido antihorario, y para que la manecilla se mueva el mecanismo tiene que aplicar uno, de sentido contrario, un poco mayor. Eso es lo que no consigue cuando la pila no suministra suficiente energía. Si tuvo suficiente para moverla cuando el momento a vencer era un poco menor, pero ya este valor ya no puede con él.
Con la explicación anterior podemos entender que una manecilla se quede parada en la posición de las 9 cuando el reloj agota la pila, pero en la foto se ve que las 3 manecillas se han parado ahí. ¿Es eso esperable o ha sido pura casualidad?
En el eje se compone el momento de los pesos de las tres manecillas y esa suma es la que ha de vencer el mecanismo. Sin duda la posición de todas las agujas a las 9 es la de máximo momento a vencer, o sea que, en términos absolutos, es lugar “natural” en el que debería pararse el reloj. Pero ese lugar natural (o “de equilibrio”) es el que esperamos alcanzar solo si la pila se va gastando muy muy despacito. La contribución de la aguja horaria al momento total, con lo poco que ha de moverse por segundo y lo corta que es, es muy pequeña, seguramente decenas o centenas de veces menor que las otras. Por tanto, el momento en que la pila ya no puede mover el segundero de las 9 podía haberle pillado a la aguja horaria a cualquier hora. En el caso del minutero, estamos en un caso intermedio, su contribución al momento total es menor que la del segundero pero no tan despreciable como la de la horaria.
En resumen, uno esperaría que un reloj de este tipo siempre se parase con el segundero a las 9, bastantes veces con el minutero también a las 9 y solo muy de vez en cuando con las tres agujas ahí, en la posición de máxima energía a vencer. Una bonita casualidad que sirvió para motivar esta reflexión.
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Esta misma entrada se publicó hace unos días en Naukas, y el sucesos es completamente verdadero.
sábado, 22 de agosto de 2015
Fraude científico (V). Resumen y conclusiones
Esta semana se publica una serie de 5 artículos sobre el fraude científico en el Cuaderno de Cultura Científica.También se publican en este blog un día más tarde.
Fraude científico (V). Resumen y conclusiones
El fraude científico existe, existe desde siempre y hay casos entre los científicos más famosos. Desde Ptolomeo hasta la actualidad, pasando por Mendel, Galileo o el hombre de Pitdown, los casos son innumerables. Y no son algunos casos anecdóticos, según estudios realizados entre el 66% y el 72% de los científicos admite realizar algún tipo de malas prácticas y uno de cada 50 admite falsificar o inventar resultados. Lamentablemente no existe un método científico normativo ni ninguna otra característica que proporcione criterios de demarcación definidos entre lo que es científico y lo que no lo es.
La idea de que la mayoría de los científicos son honestos y hay unas pocas manzanas podridas es demasiado simplista. Es necesario un modelo más elaborado que comienza por mostrar todo un continuo de comportamientos inadecuados en el que no es fácil colocar un umbral que delimite las manzanas sanas de las podridas. De hecho, y siguiendo los trabajos de Dan Ariely, podemos establecer la existencia de un umbral de deshonestidad aceptable tanto por el individuo como por la comunidad.
Se pueden identificar dos tipos de fraude: el movido por el deseo de descubrimiento (tipo 1) y el derivado de la presión profesional (tipo 2). En el primero el científico empuja progresivamente el umbral de lo aceptable, manteniendo una autopercepción de honorabilidad mientras que en el segundo se salta el umbral a conciencia. Contribuyen al de tipo 2, menos interesante intelectualmente, presiones externas como la necesidad de publicación e internas como la vanidad. El de tipo 1, más consustancial al avance científico, se produce cuando se explora sin éxito los bordes del paradigma vigente (en términos de Kuhn) e incluye la ciencia patológica.
El modelo propuesto se resume gráficamente en la figura 1, y esquemáticamente en los puntos siguientes:
Figura 1. Resumen esquemático del modelo propuesto para analizar el fraude. Los comportamientos cuestionables forman un continuo sin fronteras definidas en el que hay un umbral aceptable. Ese umbral se puede empujar o saltar dando lugar a dos tipos de fraude. Las prácticas cuestionables masivas están en el entorno del umbral aceptable, quedando un número mucho más reducido de auténticas manzanas podridas.
A la luz de este modelo podemos entender mejor los resultados de los estudios antes comentados. Las prácticas que aceptan llevar a cabo la mayoría de los científicos (recordemos, entre el 66% y el 72%) estarían en el entorno del umbral de lo aceptable. Cuando se pregunta por ellas expresamente se reconoce que no está bien, pero de alguna forma se asume que tampoco está tan mal y que “todo el mundo lo hace”, análogo a llevarse a casa un lápiz de la oficina. Las prácticas que son manifiestamente fraudulentas y conscientes, como inventar datos, afectan a números muy inferiores, compatibles con la idea de las (pocas) manzanas podridas.
La existencia de errores y fraudes en la investigación científica da lugar fundamentalmente a dos consecuencias: retracción de artículos e irreproducibilidad de resultados. El número de artículos retirados de las publicaciones, aunque es muy bajo, crece drásticamente desde el año 2000. Estudios recientes intentando reproducir resultados publicados, por ejemplo en psicología, muestran que en la gran mayoría de los casos los resultados no se consiguen reproducir. Este problema está lejos de ser anecdótico en bastantes disciplinas científicas.
Para el individuo que se dedica a ella, la ciencia es (o puede ser) una actitud vital y una profesión. Además, para la sociedad es un sector de actividad productiva, y en este último sentido la ciencia ha cambiado enormemente en las últimas décadas. En el período de 1996 a 2011 ha habido 20 millones de artículos escritos por 15 millones de autores (ref 1). La ciencia se ha convertido en una actividad de masas.
Las publicaciones científicas existen desde el siglo XVII, pero desde la generalización de internet se pueden consultar con una facilidad y en un número inimaginable hace tres décadas. Por otro lado, los distintos organismos financiadores de la investigación cada vez son más exigentes con los científicos a su servicio: con menos dinero hay que conseguir más publicaciones en menos tiempo. En mi opinión estas son las razones fundamentales que están detrás de la evolución al alza de las malas prácticas en ciencia que, como veíamos, están aflorando aceleradamente.
La presión por publicar la sufren, de manera angustiosa en ocasiones, todos los miembros de la profesión. Esto hace que el colectivo sea más indulgente ante tamaños muestrales escasos, análisis estadísticos pobres, descripciones de la metodología poco claras, conflictos de intereses, etc. En resumen, el umbral de las prácticas aceptables se ha desplazado alejándose de la pulcritud de forma exagerada, en algunos casos al menos. Por otro lado, esa disminución de la calidad de lo publicado no pasa desapercibida ante el escrutinio de un número tan vasto de científicos como el que hoy día rastrea las bases de datos a la caza de ideas para sus próximos trabajos.
La presión por publicar desplazó el acento de la calidad a la cantidad. La presión por el índice de impacto parecía una forma ingeniosa de recuperar el nivel de calidad sin reducir la presión, pero parece que eso está llevando a una disminución de la calidad global, aumentando la tolerancia de los científicos con prácticas dudosas y, en algunas disciplinas, llegando a poner en cuestión el propio avance científico de las mismas.
Un sistema que ha crecido de una forma tan explosiva probablemente tiene aún que encontrar una armonización adecuada de los distintos intereses que alberga. En este camino, la presión por la productividad se tendrá que ver atemperada por la relevancia y la calidad de dichos productos. Para conseguirlo habrá que tener en cuenta cuestiones tales como la incorporación de proyectos colaborativos a gran escala, la cultura de la replicación, el registro, el establecimiento de buenas prácticas de reproducibilidad, la mejora de métodos estadísticos, la estandarización de definiciones y análisis, etc. (recomendaciones tomadas de ref 1). El umbral de lo aceptable se ha desplazado hasta límites que en realidad no queríamos aceptar y es necesario trabajar para devolverlo a un lugar más razonable.
Referencias.
(ref 1) Ioannidis JPA (2014) How to Make More Published Research True. PLoS Med 11(10): e1001747. doi:10.1371/journal.pmed.1001747 http://journals.plos.org/plosmedicine/article?id=10.1371/journal.pmed.1001747
Fraude científico (V). Resumen y conclusiones
El fraude científico existe, existe desde siempre y hay casos entre los científicos más famosos. Desde Ptolomeo hasta la actualidad, pasando por Mendel, Galileo o el hombre de Pitdown, los casos son innumerables. Y no son algunos casos anecdóticos, según estudios realizados entre el 66% y el 72% de los científicos admite realizar algún tipo de malas prácticas y uno de cada 50 admite falsificar o inventar resultados. Lamentablemente no existe un método científico normativo ni ninguna otra característica que proporcione criterios de demarcación definidos entre lo que es científico y lo que no lo es.
La idea de que la mayoría de los científicos son honestos y hay unas pocas manzanas podridas es demasiado simplista. Es necesario un modelo más elaborado que comienza por mostrar todo un continuo de comportamientos inadecuados en el que no es fácil colocar un umbral que delimite las manzanas sanas de las podridas. De hecho, y siguiendo los trabajos de Dan Ariely, podemos establecer la existencia de un umbral de deshonestidad aceptable tanto por el individuo como por la comunidad.
Se pueden identificar dos tipos de fraude: el movido por el deseo de descubrimiento (tipo 1) y el derivado de la presión profesional (tipo 2). En el primero el científico empuja progresivamente el umbral de lo aceptable, manteniendo una autopercepción de honorabilidad mientras que en el segundo se salta el umbral a conciencia. Contribuyen al de tipo 2, menos interesante intelectualmente, presiones externas como la necesidad de publicación e internas como la vanidad. El de tipo 1, más consustancial al avance científico, se produce cuando se explora sin éxito los bordes del paradigma vigente (en términos de Kuhn) e incluye la ciencia patológica.
El modelo propuesto se resume gráficamente en la figura 1, y esquemáticamente en los puntos siguientes:
·
El estado “honesto” de partida
incluye un umbral de fraude aceptable (Ariely)
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Hay dos formas (fundamentales) de
fraude:
o Tipo 1.- Empujar el umbral en pos de probar una idea
o Tipo 2.- Saltarse el umbral en pos de méritos profesionales
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El fraude tipo 2 es
intelectualmente menos interesante. Tiene que ver con el equilibrio psicológico
del individuo y con presiones externas.
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En el fraude C1 se incurre al
salir del entorno seguro del paradigma de Kuhn en busca de hipótesis
revolucionarias.
Figura 1. Resumen esquemático del modelo propuesto para analizar el fraude. Los comportamientos cuestionables forman un continuo sin fronteras definidas en el que hay un umbral aceptable. Ese umbral se puede empujar o saltar dando lugar a dos tipos de fraude. Las prácticas cuestionables masivas están en el entorno del umbral aceptable, quedando un número mucho más reducido de auténticas manzanas podridas.
A la luz de este modelo podemos entender mejor los resultados de los estudios antes comentados. Las prácticas que aceptan llevar a cabo la mayoría de los científicos (recordemos, entre el 66% y el 72%) estarían en el entorno del umbral de lo aceptable. Cuando se pregunta por ellas expresamente se reconoce que no está bien, pero de alguna forma se asume que tampoco está tan mal y que “todo el mundo lo hace”, análogo a llevarse a casa un lápiz de la oficina. Las prácticas que son manifiestamente fraudulentas y conscientes, como inventar datos, afectan a números muy inferiores, compatibles con la idea de las (pocas) manzanas podridas.
La existencia de errores y fraudes en la investigación científica da lugar fundamentalmente a dos consecuencias: retracción de artículos e irreproducibilidad de resultados. El número de artículos retirados de las publicaciones, aunque es muy bajo, crece drásticamente desde el año 2000. Estudios recientes intentando reproducir resultados publicados, por ejemplo en psicología, muestran que en la gran mayoría de los casos los resultados no se consiguen reproducir. Este problema está lejos de ser anecdótico en bastantes disciplinas científicas.
Para el individuo que se dedica a ella, la ciencia es (o puede ser) una actitud vital y una profesión. Además, para la sociedad es un sector de actividad productiva, y en este último sentido la ciencia ha cambiado enormemente en las últimas décadas. En el período de 1996 a 2011 ha habido 20 millones de artículos escritos por 15 millones de autores (ref 1). La ciencia se ha convertido en una actividad de masas.
Las publicaciones científicas existen desde el siglo XVII, pero desde la generalización de internet se pueden consultar con una facilidad y en un número inimaginable hace tres décadas. Por otro lado, los distintos organismos financiadores de la investigación cada vez son más exigentes con los científicos a su servicio: con menos dinero hay que conseguir más publicaciones en menos tiempo. En mi opinión estas son las razones fundamentales que están detrás de la evolución al alza de las malas prácticas en ciencia que, como veíamos, están aflorando aceleradamente.
La presión por publicar la sufren, de manera angustiosa en ocasiones, todos los miembros de la profesión. Esto hace que el colectivo sea más indulgente ante tamaños muestrales escasos, análisis estadísticos pobres, descripciones de la metodología poco claras, conflictos de intereses, etc. En resumen, el umbral de las prácticas aceptables se ha desplazado alejándose de la pulcritud de forma exagerada, en algunos casos al menos. Por otro lado, esa disminución de la calidad de lo publicado no pasa desapercibida ante el escrutinio de un número tan vasto de científicos como el que hoy día rastrea las bases de datos a la caza de ideas para sus próximos trabajos.
La presión por publicar desplazó el acento de la calidad a la cantidad. La presión por el índice de impacto parecía una forma ingeniosa de recuperar el nivel de calidad sin reducir la presión, pero parece que eso está llevando a una disminución de la calidad global, aumentando la tolerancia de los científicos con prácticas dudosas y, en algunas disciplinas, llegando a poner en cuestión el propio avance científico de las mismas.
Un sistema que ha crecido de una forma tan explosiva probablemente tiene aún que encontrar una armonización adecuada de los distintos intereses que alberga. En este camino, la presión por la productividad se tendrá que ver atemperada por la relevancia y la calidad de dichos productos. Para conseguirlo habrá que tener en cuenta cuestiones tales como la incorporación de proyectos colaborativos a gran escala, la cultura de la replicación, el registro, el establecimiento de buenas prácticas de reproducibilidad, la mejora de métodos estadísticos, la estandarización de definiciones y análisis, etc. (recomendaciones tomadas de ref 1). El umbral de lo aceptable se ha desplazado hasta límites que en realidad no queríamos aceptar y es necesario trabajar para devolverlo a un lugar más razonable.
Referencias.
(ref 1) Ioannidis JPA (2014) How to Make More Published Research True. PLoS Med 11(10): e1001747. doi:10.1371/journal.pmed.1001747 http://journals.plos.org/plosmedicine/article?id=10.1371/journal.pmed.1001747