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domingo, 21 de junio de 2009

Política, gestión, economistas y abogados

A propósito de un estudio que se ha encargado a la cámara de Comptos sobre la Eficacia de la UPNA, surgían dos comentarios bastante contrapuestos, un mío y otro de Antonio Arias, y mucha polémica posterior (en este segundo blog). La discusión puede tomar múltiples caminos y facetas, desde la autonomía universitaria y la endogamia hasta acabr planteándose el papel social de la universidad. Todo ello muy interesante, pero que no responde al fondo que a mi me preocupaba. El trasfondo último de mi preocupación por este tema está en la dialéctica política frente a gestión (objeto ya de la entrada inagural de este blog).

Sobre este asunto, un párrafo de Juan Freire es muy revelador: "Esta contradicción no es más que la punta del iceberg de un problema más global. No contamos con políticos que sean verdaderos líderes. No necesitamos gestores (o no solo necesitamos gestores públicos, que por otra parte podemos conseguir en el mercado profesional y que tendrán mucha mejor preparación que nuestros políticos). Necesitamos líderes transformadores. Personas que sepan ver el futuro (y el presente) y sepan adelantarse a la sociedad, comunicando los cambios que debemos afrontar, diseñando los mapas de ruta para lograr esos cambios y convenciendo a los ciudadanos para que se involucren, y apasionen, con esos retos." (tomado de un artículo más extenso sobre la cuestión).

Últimamente se tiende a confundir mucho la política con la gestión. Desde la economía, en muchas ocasiones, se propugna la inutilidad de la política: existen argumentos científicos sobre cuáles son las mejores decisiones que tomar y todo intento de politizarlas es introducir elementos poco profesionales que solo pueden empeorar las cosas. Huelga decir que disiento radicalmente de este punto de vista.

Del mismo modo las auditorias, desde un punto de vista esencial, sólo pueden afectar a la gestión. Es a ésta actividad a la que se le debe exigir buenas prácticas, incluso mucho más allá del mero cumplimiento legal. Sin embargo mucho me temo que algunos estudios realizados sobre la UPNA (la auditoria docente de hace unos años o la que se encarga ahora) auditan aspectos de política universitaria. Es en este sentido que estas actuaciones me parecen especialmente perniciosas, no sólo porque sean inadecuadas, sino porque contribuyen a extender esa idea de que la política, la ideología, el liderazgo transformador, son tonterías del pasado dejando todo el peso en la gestión y la eficacia.

Bastante mal va la gestión de tantas cosas (como la economía sin ir más lejos) como para renunciar a la esperanza de la política, la Política con mayúscula.

5 comentarios:

  1. Joaquín,

    Cuando se estudia teoría económica se distingue entre economía positiva (lo que es) y economía normativa (lo que debería ser).

    La economía positiva sirve para explicar, medir, predecir sucesos económicos. Sirve para estudiar el impacto de tal o cual política económica. Pero la prescripción de dichas políticas cae dentro del area de la economía normativa y es ahí donde se centran las discusiones entre economistas. La política es ESENCIAL en esta discusión.

    Otra cosa es el bajo nivel de la discusión política. No he visto grandes discusiones en la calle sobre si hay que implantar o no medicina en la UPNa (excepto tal vez por parte de gente que piensa que todo lo que suene a meter el dedo en el ojo al Opus está bien, sea lo que sea), pero sí que me he encontrado con bastante gente que le gustaría que la sanidad pública ofertara homeopatía: esos votan igual que tú y que yo, y será un político y no un gestor al final el que lo haga. ¿Apuestas?

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  2. Es verdad que el nivel de discusión política es muy bajo, extraordinariamente bajo. Por eso me preocupa que se genere un ambiente social en el que eso esté mal visto, y en el que lo mejores renuncien a involucrarse en la Res Publica sin intentarlo siquiera.

    Yo si he asistido a alguna conversación sobre medicina en la UPNa más allá de lo que tu dices (que tampoco es injustificado, especialmente después de la duplicación de magisterio). Será que no frecuentamos los mismos ambientes.

    No apuesto, porque ganarás casi seguro. Pero apostillo que será un mal político, que no esté en el cargo para llevar a la práctica unas convicciones personales fuertes sino un pseudopolítico calculador de votos que se sube a la poltrona sin programa, para ir navegando a base de encuestas y populismo. El buen político es el que tira del carro cuesta arriba, no el que es arrastrado por el carro cuesta abajo.

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  3. Soy uno de los 183.418 que perdió la esperanza hace mucho tiempo de que se podía hacer política de otra manera.

    No vivimos una época de ideologías, sino una época de slogans. Vivimos inmersos en un maniqueismos mezquino que todo lo contamina. Retratarse políticamente es cargar con un san benito y arriesgarse a padecer la ira de los victoriosos, como bien sabes.

    Y es que, querido Joaquín, este país es una mierda.

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  4. Estoy totalmente de acuerdo, Joaquí.
    Nuestras autoridades (denominémoslas así) no llevan las discusiones al terreno de la política. Las auditorías de cumplimiento valoran la regularidad de las decisiones administrativas y financieras. Eso es el terreno de funcionarios. He visto a Gobiernos empantanados en el parlamento por un erróneo cálculo de remanente de tesorería y nadie preocupado por el destino de un aulario vacio, de construcción en apariencia legal, pero sin alumnos.

    ¿El debate político regional? En paradero desconocido. No hay debate de ideas, o políticas. Como hay tanto aficionado al asunto y la Administración se ha vuelto tan compleja, todos se quedan con la paja y nadie encuentra el trigo.

    Porque la eficacia es hacer lo que hay que hacer y, consecuentemente, pertenece al reino de la sabiduría; mientras que la eficiencia es hacer las cosas bien y, por lo tanto, pertenece al ámbito de la técnica y de la motivación. En los niveles de dirección la virtud se llama eficacia; y en los de la administración o gestión se llama eficiencia.
    Un abrazo.

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  5. Querido Antonio, muchas gracias por tu comentario. Me alegro de que al final nuestras posturas no resultaran tan divergentes. Ahora sólo nos queda la pequeña tarea de avanzar hacia los aularios llenos y la eficacia en general.

    Un abrazo.

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