Anoche se celebró en Baluarte la gala de la ciencia Navarra 2019. Casi mil personas, más de 100 investigadores que se habían presentado a los premios, un premiado Nobel, el fundador de Monty Python y Luis Piedrahita. (George F. Smoot y John Cleese que, aunque el título les precede, también tienen nombre).
Sin duda es un fiestón maravilloso que no puede dejar de celebrarse. Esta ha sido su segunda edición, pero ojalá el nuevo gobierno, sea el que sea, mantenga una fiesta como esta. Obviamente no por la fiesta en sí (los canapés no dan para tanto), sino por lo que tiene de visibilización de un sector que normalmente no se percibe como tal. Casi siempre que se juntan investigadores están compitiendo (por proyectos, plazas, financiación, espacios,...) o discutiendo de su propia disciplina (en congresos y similares). Muy pocas veces (¿nunca?) hay ocasiones para juntarse científicos de disciplinas alejadas a algo que no suponga discusión. Quizá no haya más que la propia celebración de la actividad... o la divulgación.
La celebración de la actividad científica Navarra es la esencia de SciencEkaitza. Los investigadores se reconocen parte y los demás los visibilizan como un colectivo valioso. Otros sectores como el del cine, o el editorial, hace tiempo ya que celebraan sus jornadas, semanas y festivales con los que consiguen ese efecto.
Claro que la gala podría haber sido más corta, con menos logotipos y publicidades, con algunos contenidos más "de ciencia", etc., etc. (que, con lo cascarrabias que me voy haciendo, si no lo digo no me quedo a gusto), pero no nos desviemos de lo fundamental, con o sin pequeñas variantes, es un festejo imprescindible.
De María Blanco aprendimos que la investigación requiere muchas personas, mucha interacción y mucho esfuerzo, de Carlos Magdalena que los científicos se obsesionan con su tema (su ilusión se hincha como una magdalena en el horno, la broma es suya). De Smoot aprendimos que colaborar es esencial y más aún ser amable, y de Cleese que para ser creativos hay que darse espacios de jugar, de no hacer nada. Con Piedrahita nos reímos y con los investigadores premiados aprendimos por dónde van las ideas más novedosas de la I+D navarra. ¿Qué más de puede pedir?
En hora buena ¡Que viva la Ciencia!
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