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martes, 16 de marzo de 2010

Universidad evanescente

Entrando esta mañana hacia el despacho he recorrido un largo pasillo de puertas cerradas. Al abrir la mía me he fijado en un post-it amarillo pegado al marco (por dentro): "vuelvo en 10 minutos". Hace 10 años las puertas de este pasillo o estaban abiertas o tenían pegado (por fuera) uno de esos post-it. Muchos despachos tenían en el marco de la puerta una colección: en el laboratorio de x, en clase, vuelvo en media hora, en la sala de reuniones, etc. También hace 10 años los casilleros del correo rebosaban a diario de cartas, revistas, catálogos comerciales y sobres de correo interno; hoy puedes pasar una semana sin recibir un papel. Cuando te encuentras por el pasillo con un colega hablas del tiempo, del Osasuna, del Rector quizá, y si la conversación gira hacia temas de trabajo la cosa siempre concluye "vale, vale, pero ponme un email"(1). Y es que el in-box se ha convertido en la lista de tareas de todos los colegas. Bien mirado no es raro, la Universidad es una institución que se dedica al conocimiento (su creación, su transmisión, su divulgación, etc.) y el conocimiento encuentra en la red su medio más natural. Poco a poco, como para no darnos cuenta, la universidad entera está migrando a la red. Y eso las universidades "presenciales" de toda la vida, que las hay que han nacido ya "virtuales". Tengo la impresión de que esta migración de la universidad a la nube, a la red, nos está ocurriendo como la vejez, poquito a poco, sin notarlo, pero de forma inexorable. Quizá haríamos bien en plantearnos de forma un poco más reflexiva este proceso e intentar optimizarlo y sacarle todo el partido posible, en vez de limitarnos a velo venir. Bueno, podemos hacer algo peor aún, que es intentar oponerse, pero no creo que caiga en eso ni el que asó la manteca... (y no diré en que servicio de inspección estoy pensando al escribir esta frase).
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 (1) Esta observación es de uno de esos colegas con quien tengo mucho más trato por email que real. En principio no diré su nombre, que nunca se sabe, pero le reconozco la agudeza. Foto tomada de aquí

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