Propósitos de año nuevo. ¿Qué se ha estudiado científicamente? (texto para colaboración de radio)
Es muy difícil salir de las rutinas, incluso de las que nos resultan indeseables. Por eso son muy necesarios los momentos especiales, de ruptura, en los que podemos reflexionar sobre nuestra vida y buscar modificaciones en la dirección que creemos deseable. El cambio de año es el momento por excelencia para esta tarea, en prácticamente todas las culturas.
En su libro "la hipótesis de la felicidad", Jonathan Haidt (psicólogo social) propone la metáfora del elefante y el conductor para explicar muchas de nuestras tomas de decisión. El elefante sería nuestro cuerpo, nuestros instintos, los deseos inmediatos o de corto plazo, mientras que el conductor representa la visión estratégica de largo plazo, la razón. ¿Hacia donde irá la pareja? las órdenes las da el conductor, pero las acepta (o no) y ejecuta el elefante. Hace falta una sintonía suficiente para que el sistema funcione.
¿A qué venía esto hablando de año nuevo? El elefante es el que tiene rutinas (y además las va llevando poco a poco hacia el placer inmediato) y el conductor es el que las intenta modificar, en este caso con sus propósitos de año nuevo. Está claro que si sus decisiones son demasiado estrictas no las podrá asumir el elefante y estarán condenadas al fracaso.
Aparte de esta metáfora que funciona como modelo explicativo ¿se han hecho estudios sobre este tema?
Unos psicólogos suecos (y uno inglés) publicaron en 2020 un estudio en el que siguieron a 1066 personas a lo largo de un año para comprobar el cumplimiento de sus propósitos de año nuevo. Los sujetos estaban divididos en tres grupos (control, ligera ayuda y ayuda fuerte). El primer dato interesante es el tipo de propósitos: 1/3 querían mejorar su estado físico y 1/5 perder peso. En las siguientes posiciones, a cierta distancia se encuentran: comer mejor, mejoras personales, dejar de fumar, etc.
En cuanto al cumplimiento de los propósitos al cabo de un año el 55% contestó afirmativamente. Mas efectivos los propósitos positivos (voy a hacer) 60% que los negativos (voy a dejar de hacer) 47%.
El apoyo que recibieron dos grupos también muestra un resultado interesante, un poco de apoyo (emails recordándoselos y alguna otra cosa) fue muy efectivo, mientras que mucho apoyo resultó contraproducente, tanto como no hacer nada.
En conclusión, este tipo de propósitos pueden resultar efectivos.
Lo anterior contradice un estudio de 1972 en el que siguieron el peso de dos grupos, uno que había hecho propósito de perder peso y otro que no, encontrando que en 3 meses no había diferencia.
Un tercer estudio, sobre 200 personas esta vez, y a lo largo de 2 años, mostró que un 77% solo mantuvo el propósito por una semana, aunque un 19% lo mantuvo los 2 años del estudio.
Está claro que es un tema complejo, que nunca estamos del todo satisfechos con nuestro comportamiento, y que no es fácil de modificar. Aún así estos momentos de ruptura ayudan y son menos ineficientes de lo que a veces dice la cultura popular (si se hacen en serio, claro).
Uno de mis propósitos de año nuevo, como demuestra este texto, es poner más cosas en el blog ;-P
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