Saliendo de la estación de autobuses de Pamplona me fijé ayer en el antiguo edificio de la Caja de Ahorros Municipal de Pamplona. Se nota claramente porque tiene el logotipo grabado en el cemento de la fachada, un logo de dos pisos de altura. Aquella caja que fue absorbida por la Caja de Ahorros de Navarra, que luego se convirtió en Banca Cívica y que ahora es CaixaBank.
Yo sigo convencido de que la desaparición de las cajas de ahorros se debió, fundamentalmente, a la eliminación de sus márgenes territoriales de operación. Un exceso de libertad que, ni supieron gestionar los directivos (que, sí, eran políticos con incentivos poco empresariales, pero en la época provincial también lo eran), ni entendieron los clientes (¿Quién de Madrid se abriría una cuenta en CajaNavarra?). Pero esto me lo criticarán los profesionales del análisis forense de estos temas, y contra su retórica poco puedo hacer yo.
Lo que me interesa especialmente es la diferencia de duración entre el edificio con su logotipo en el cemento y la institución que lo financió e hizo que se grabara. No es un caso aislado, pasa mucho. Hay un montón de tapas de registro de cemento en suelos de Pamplona que tienen borrado el antiguo logo de Telefónica con una radial. A pesar de que es un hecho fácil de entender no lo es en absoluto de asumir y obrar en consecuencia.
Seguro que los directivos que pidieron grabar los logotipos en edificios y tapas de registro sabían que sus empresas no tendrían porqué durar tantas décadas como los objetos grabados. Pero al tomar la decisión no se piensa en eso, sino que se actúa desde la sensación de infinitud o, cuando menos, de duración indeterminadamente larga.
Un logotipo es una cosa menor, aunque aún haya ignominiosos aguiluchos en edificios públicos que no se terminan de borrar, no dejan de ser símbolos. Pero hay otras infraestructuras que no son tan inocentes. Para muestra, una central nuclear (de cuyo nombre no quiero acordarme), que pudo nacer en un país, digamos dictatorial, pasar a otro algo más democrático para volverse a ver invadida por un tercero. Cambios de dependencia a veces más pacíficas y a veces más violentas. A diferencia del logo, la central no es pasiva; necesita ser gestionada. Aun fuera de producción, durante décadas es necesario controlar el lugar, mantener refrigeraciones y controlar los inventarios de material radiactivo.
Si hay razones que me llevan a ser poco favorable a la construcción de instalaciones demasiado poderosas (como centrales nucleares) no es la falta de tecnología, de capacidad de gestionar accidentes fortuitos o de mitigar técnicamente posibles problemas. Mi escepticismo viene e la capacidad humana de mantener el entorno institucional que garantice el interés y la financiación necesarios para seguirlo gestionando en los plazos que ese poderío requiere.
Por cierto, que puse la imagen en tuiter con la frase "Las construcciones humanas son mucho más duraderas que sus instituciones" y le sugirió comentarios (y nostalgias) a algunas personas tuiteras (hilo)
"Menos Adictas al Estudio de la Cartografía, las Generaciones Siguientes entendieron que ese dilatado Mapa era Inútil y no sin Impiedad lo entregaron a las Inclemencias del Sol y de los Inviernos. En los desiertos del Oeste perduran despedazadas Ruinas del Mapa, habitadas por Animales y por Mendigos."
ResponderEliminarDel rigor en la ciencia - J.L. Borges
Tu preocupación es complementaria a la de L. Winner en "¿Tienen política los artefactos?" (http://www.ifdcelbolson.edu.ar/mat_biblio/tecnologia/curso1/u1/13.pdf). Te preocupa brevedad de las instituciones necesarias para el mantenimiento de centrales nucleares. A él le preocupan las instituciones políticas y económicas (centralización estatal y concentración empresarial) necesarias para la construcción y el mantenimiento de centrales nucleares, al margen de su duración.
Y estamos de acuerdo. Hay formas más baratas de calentar agua. Pero las centrales nucleares que ya están hechas conviene mantenerlas hasta que su renovación comprometa su rentabilidad. Pero pueden durar décadas casi como están.
Gracias por las dos citas. Desde luego que una vez construidas hay que rentabilizarlas. Y al moejor hasta hay que construir alguna en casos particulares. Pero son cosas demsiado intensivas en inversión, potencia y duración como para estos monos despeluchados...
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