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lunes, 15 de noviembre de 2021

Periodismo especializado y divulgadores

Comentaba este fin de semana con un colega divulgador, magnífico periodista, sobre la cuestión, espinosa a veces, de la divulgación "gratuita" que podemos hacer las personas que ya tenemos el sueldo asegurado por otra actividad (personal de universidades, centros de investigación, secundaria, hospitales...). Hay quien opina que, aunque podemos, no debemos hacerlo porque "hundimos el mercado". Por otro lado, la divulgación no deja de ser una misión expresa de la actividad universitaria (indicada en el artículo primero de la LOU), así que su personal debe dedicarse parcialmente a esa tarea, forma parte del trabajo por el que le pagan.

Me decía el periodista que el problema real es exclusivamente suyo si es que no consiguen aportar suficiente valor añadido. Se supone que un(a) periodista (da igual de titulación que de oficio) tiene una formación en comunicación que debería notarse. El periodismo de ciencia deberían proporcionar la capacidad de ver temas, plantear reportajes y consultar fuentes de forma que generase un producto final diferenciado de lo que pueden contar desde la investigación o la docencia.

Me parece que ese es el enfoque correcto. Las actividades de divulgación son como un ecosistema. Hay diferentes públicos, diferentes objetivos comunicativos, diferentes temáticas y diferentes agentes (divulgadores). En este ecosistema no vale calificar de especia invasora a cualquier cometidor. Más bien hay que buscar la especialización en tu nicho y fortalecer tu valor diferencial.

Todo esto me viene a la cabeza por las dos estúpidas noticias que han dado vueltas y vueltas por prácticamente todos los medios de comunicación sin suficiente contraste. Un señor que declara haber estado 35 años en coma y salir con total normalidad del trance y otro que dice conseguir energía a partir de... nada. (No le voy a dedicar un minuto ni a enlazar noticias de esas ni a explicar la magnitud del absurdo de ambas reclamaciones).

Afirmaciones extraordinarias deberían requerir pruebas extraordinarias, sin embargo todos los medios le han dado pábulo a ambas historias, y solo han empezado a plantearse dudas ante las respuestas de una parte de los lectores, en redes sociales, por ejemplo. ¿Qué credibilidad se están labrando esos medios en temas con cierto contenido científico? ¿En quien va a confiar la audiencia a la hora de buscar información confiable?

Ya sé que hay poco dinero, que prácticamente nadie tiene ya personal contratado de forma estable para secciones de ciencia. Pero eso no va a mejorar pidiendole a gentes serias, que divulgan con rigor como parte de su profesión, que se callen.


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