Las vacaciones de verano son un bien momento para ordenar cosas, recopilar lo que ha pasado durante el curso y prepararse para el siguiente. Hay que dejar el nido listo para la siguiente tanda de actividad. Acabo de poner al día la lista de libros leidos. No es que haya sido muy constante a lo largo de la vida en ese tipo de registros, pero empecé un poco de broma en una libreta electrónica de esas que hay por ahí (Notion en este caso, aunque yo soy muy de Evernote) llevo algo más de un año apuntando todo.
Desde hace unos años, cuando tengo bastante tiempo para leer llevo varios libros a la vez, normalmente un ensayo y una novela. Parece ser que me canso más de una sola historia que del hecho de leer, así que cambiando de un libro al otro estoy entretenido leyendo mucho más rato. Se intercala como tercera cosa echar un vistazo a la línea de tiempo de tuiter entonces puede ser casi indefinido el tiempo dedicado a las letras.
Entre las personas que, como yo ahora, contamos mucho de nuestra vida en redes sociales, es habitual listar y hasta comentar las lecturas. A mi no me gusta. Por un lado tengo la sensación de leer menos de lo que "debería", además de incluir muchas lecturas "insustanciales" y, para terminar, muchas de las sustanciales no llego a terminarlas. La última razón de ese pudor está en la gran cantidad de amigos que escriben libros últimamente. Como no da tiempo a leerlos todos, parece que la selección de a quien lees y a quien no suponga traiciones a la amistad. Aunque racionalmente todo esto sean bobadas, creo que seguiré manteniendo para mí la lista completa.
Las últimas cosas que he leído son las de la imagen junto con una policiaca de Rosa Ribas, pero como venía en un archivo con otras dos (las tres primeras de la comisaria Weber -Tejedor) no tengo foto de la portada. No cuento como lecturas de este tipo los ensayos o libros académicos que leo con una finalidad laboral, al menos parcialmente, porque en este trabajo cuesta diferenciar actividades personales y profesionales. La diferencia principal esta en si lo leo en la cama o en una mesa tomando alguna nota. Eso sí, todo lo que puedo lo leo en digital, me parece que los lectores disponibles (ebooks y tablets) son ya muy buenos, y los libros de papel son pesados, incómodos y suponen una carga de por vida. El mismo valor fetichista que los hace maravillosos los hace insoportables. Pero bueno, eso ya para otro día.
Lo de leer usando libro electrónico o tablet se generalizará, yo creo, por lo incómodos que resultan los libros de papel. Sin embargo, me da pena que sea así, porque el objeto (libro de papel) me encanta...
ResponderEliminarEs verdad, son objetos maravillosos, subre todo los bien editados. Yo espero quedarme con menos pero de mejor calidad. A ver si me animo un día de estos a deshacerme de todas las ediciones malas (que se les caen las hojas, etc.) que me llenan estantes.
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