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domingo, 5 de abril de 2020

Cultura

Hay que tener cuidado con lo que deseas no vaya a ser que se haga realidad. Tanto hablar de que la cultura científica es cultura, me han designado en la UPNA como responsable de “cultura y divulgación”. Esto me generó un importante desasosiego porque todo mi acercamiento a la “cultura” era intuitivo, y para ejercer el cargo necesito una definición operativa más precisa (servidumbres de la cabeza amueblada por la cultura científica).

Tras conversaciones con mi hijo filósofo y asistir a lo que pude del estupendo curso sobre cultura contemporánea que se organizó en el Museo de Navarra he llegado a algunas conclusiones, quizá un poco chuscas, pero bueno, esto es un blog personal y está para estas cosas.

Hay más de 500 definiciones de “cultura” por ahí. Pero a mí me deja razonablemente satisfecho una que parte de que la palabra debe llevar siempre apellido: cultura occidental, cultura pop, cultura musical, etc. El apellido hace referencia a un grupo humano, y el término cultura al conjunto de saberes, prácticas, ritos, mitos, etc. que comparte ese grupo y le da unidad interna (y diferenciación respecto de otros).

Lo que me sale ahora en google imágenes, un pseudoexperimento sociológico que, por cierto, parece coincidir bastante con mi definición operativa (o eso quiero ver yo, nunca se sabe)

Cuando le quitas el apellido y te quedas con “cultura” a secas hay dos opciones: (1) estás haciendo filosofía y te quieres referir a las cajas que cada grupo humano llena de una u otra forma (“saberes”, “ritos”, etc.) o bien (2) estás dando por supuesto el grupo humano al que haces referencia y éste es el hombre blanco occidental (probablemente cis y heterosexual) heredero de la tradición grecolatina clásica.

Esa segunda acepción es la que se enfatiza denominándola “alta cultura”. Esa alta cultura, por definición, está llena de historia (de occidente, grecolatina y cristiana), música clásica, pintura, escultura, literatura y teatro… En un segundo plano, cuando nos ponemos campechanos, quizá admitamos también gastronomía, comic y cuestiones etnográficas como deportes rurales, o trajes regionales. En esa lista la ciencia ilustrada encaja mal, como nos muestra la historia de “las dos culturas” que tiene su descripción canónica en C.P. Snow.

En un mundo como el actual, (i) intercultural (donde conviven en espacios comunes personas procedentes de culturas muy dispares), (ii) diverso (algo más que varones), en resumen, de pretensión mucho más universalista, necesitamos una cultura menos “elevada” y más inclusiva. En eso estamos muchos, hasta la reorganización del Museo de Navarra va en esa línea (las dos plantas superiores).
La cultura científica solo tiene conflicto con la “alta cultura”, yo creo que con la inclusividad de la cultura contemporánea no tiene por qué tener roces importantes, no están en su tradición.

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Este texto es una adaptación de una introducción que tuve que hacer en una tertulia en octubre de 2019. Una conversación en tuiter me lo ha recordado y me ha hecho traerlo al blog, con ligeras adaptaciones.

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