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lunes, 20 de noviembre de 2017

El sentido del debate y debates sin sentido

Hay mucha gente interesante, buenos conversadores a los que da gusto oír hablar sobre cualquier cosa... casi. La felicidad humana, el amor, incluso el amor con mayúsculas (lo que quiera que signifique eso) son temas abiertos en los que cualquier postura bien defendida es interesante. Las decisiones sobre el futuro individual o colectivo, identidades, fuentes de energía (¿construimos centrales nucleares?), medios de transporte, gastronomía, gustos deportivos. La lista de temas sobre los que cualquiera tiene una opinión tan valiosa como la de cualquier otro es muy larga. Pero no infinita. No todos los temas son así.

No tiene sentido discutir sobre el calor específico del cobre. Ni sobre la finitud de los decimales de PI. Tampoco sobre la dosis de radiactividad que es inocua porque es indistinguible del fondo natural. No tiene sentido discutir sobre si la tierra es plana, hueca o es el centro del universo. Las cosas que  se pueden medir o que se conocen a ciencia cierta no están sujetas a discusión. Al menos no a la misma discusión que en el caso anterior. Aquí los argumentos de todas las personas no valen lo mismo, de hecho valen solo los argumentos, no la gracia con que se defiendan o quién lo haga.

Algunas veces hay temas que están muy en la frontera, pero no tantas como nos quieren hacer creer algunos. Y la eficacia de la vacunación no es una de ellas. No sé si los periodistas y programadores que caen en este error lo hacen por desconocimiento o por maldad, buscando la audiéncia a través de la falsa polémica. Da igual. Son unos impresentables en cualquier caso, muy poco profesionales. Ojalá los "mass media" fueran más "medios de comunicación" y no solo empresas de entretenimiento en el que todo vale.

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La imágen está hacha a partir del la noticia del programa de Carlos Herrera y del "congreso" que organiza la SER

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