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miércoles, 12 de octubre de 2016

¡Esto es un escándalo!

Tras haber sido avisado por la señora llega el policía a su casa,
- Señor guardia, detenga a mi vecina de enfrente por escándalo público, está tomando el sol desnuda.
- Pero si no se la ve
- ¿Que no? Súbase al armario y verá.


A veces hay que subirse a un armario para poderse escandalizar a gusto. Otros están haciendo algo que nos disgusta y buscamos argumentos traídos por lo pelos para poder airear nuestra disconformidad en el agradecido formato del escándalo.

Que unos titiriteros están representando una obra con valores que nos disgustan, pues sacamos de contexto una frase, lo aderezamos con la infancia y nos escandalizamos muchiiiisimo. Escándalo amparado por la ley en este caso, pero eso es tema aparte ahora. La costumbre de rebuscar en el pasado remoto del timeline de tuiter de los recién nombrados es otro maravilloso armario al que subirse para poderse escandalizar a gusto.

Hoy 12 de octubre me viene esto a la cabeza por la gran cantidad de escandalizados por la celebración de este día de fiesta. Como en tiempos de Colón no había tuiter hay que buscar en los libros de historia las "hazañas" que juzgar con valores extemporáneos para sentir el reconfortante escándalo. En esa construcción de escandalizantes "hombres de paja" las fiestas sirven perfectamente. Tanto los que las instauran como los que las critican lo hacen a versiones exageradas del hecho que supuestamente se quiere conmemorar.

A mi esta fiesta no me gusta, como casi ninguna en realidad, pero no me escandalizo por que en el SXV el respeto a la vida y a la diferencia eran inexistentes, me limito a rumiar mi disgusto de forma intimista, mucho más con Brassens (y reinterpretaciones de Paco Ibañez o Loquiillo) que escandalizado.

En la fiesta nacional
Yo me quedo en la cama igual,
Que la música militar
Nunca me supo levantar.


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