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sábado, 23 de enero de 2016

Resonando con la "Historia alternativa del siglo XX"

Este verano estuve visitando las ruinas de Numancia. Tienen un par de reproducciones estupendas de típicas del lugar en dos momentos de su historia. Al entrar en la de la época romana tuve la sensación de que ya había estado allí. En realidad no es verdad, pero me recordaba mucho a casas en las que había estado en mi infancia en pueblos de la provincia de Cuenca. La casa en la que vivía mi bisabuela la recuerdo antes del agua corriente y con suelos de tierra apisonada (al menos en algunas estancias), con una letrina en el corral y velas. La llegada de la luz eléctrica es anterior, pero no había bombilla en todas las habitaciones y se iba con frecuencia. Esa casa era mejor que la de Numancia, pero se parecía mucho más a ella que a la que ocupo mientras escribo estas líneas.

La figura de arriba se hizo para indicar la época de los combustibles fósiles en un período temporal largo, tanto como la historia de la escritura y otro tanto hacia el futuro. El descenso no está claro (y el tema del "peak oil" genera mucha controversia), no sabemos como será lo que venga, pero lo que ha ocurrido ya es muy llamativo. La gráfica sigue siendo válida para casi cualquier variable que se nos ocurra poner en el eje y (bueno, quizá no tantas, pero muchas). La población total, la población que sabe leer, la cantidad de alimentos producidos, la esperanza de vida, la riqueza total de la humanidad... Visto desde lo alto de la gráfica, desde la estrellita que marca el presente, mi bisabuela y los romanos están al mismo nivel de casi todo. En esa escala "todo" ha ocurrido en el siglo XX. En esa escala el siglo XX introduce una transición brutal, un cambio de fase. Hacia qué está aún por ver, pero seguro que nada volverá a ser como antes del despegue que muestra la figura.

La "Historia alternativa del siglo XX" que nos cuenta John Higgs desmenuza los sucesos que acabaron con una época de los imperios, y las referencias bien establecidas. La relatividad. el modernismo, la guerra, el individualismo, el ello, la incertidumbre, la ciencia ficción, el nihilismo, el espacio, el sexo, los adolescentes, el caos, el crecimiento, el posmodernismo y la red. Esos 15 capítulos hilan la narración desde las primeras referencias que se desmoronan hasta que se puede atisbar un principio de síntesis que, recogiendo los pedazos del inmenso "análisis" que supuso el siglo pasado pasado, se enfrenta al que va corriendo ya.


La visión que trasluce de la humanidad y su cultura es de lo más comprensivo que conozco. De 15 pinceladas, dos son de ciencia y dos de tecnología... aunque no tiene sentido ponerse cuantitativo, era una forma de introducir que la amplitud de su consideración de los fenómenos sociales y como en ellos la ciencia (tratada de forma no trivial) juega un papel importante. Claro que se pueden encontrar argumentos un poco traídos por los pelos, pero muy pocos para el esfuerzo que supone enhebrar tantos sucesos aparentemente dispersos en una historia coherente con principio y fin.

He disfrutado con su lectura como con pocos libros, por eso me he animado a comentarlo. Como no estoy acostumbrado a leer libros de este tipo no se cuanto es por que el libro es realmente bueno y cuanto por que ha resonado con mis puntos de partida. En cualquier caso, lo recomiendo sin ninguna duda.

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