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sábado, 25 de octubre de 2014

"Not in my backyard" en ciencia y en feminismo

Hace años que se ha caracterizado el curioso fenómeno sociológico NIMBY ("Not in my backyard")  que consiste en que un grupo de personas está de acuerdo con que debe hacerse algo colectivamente, pero ninguno quiere aceptar localmente, en su jardín, las consecuencias de ese bien común. Hay multitud de ejemplo, por citar uno, la oposición vecinal a la instalación de una institución para personas con discapacidad intelectual aunque todos están de acuerdo en que estas personas han de estar bien tratadas.

Este fenómeno muestra de una forma paradójica la no linealidad entre los intereses individuales y los colectivos. El bien común es algo diferente de la agregación de los intereses individuales. Dado que tanto el bien común como el bien de cada uno de los individuos son valiosos, la resolución de la paradoja NIMBY es tremendamente compleja en muchos casos.

Hace años propuse que en el baremo para becas predoctorales no se tuvieran en cuenta las publicaciones científicas. Con eso se limitaban las posibilidades de algunas personas que merecían esas becas, cierto. Pero en los años anteriores se había generalizado la necesidad de estar uno o dos años de "meritorio" (es decir de trabajador esclavo, sin contrato, beca ni nada) para obtener suficientes méritos como para optar a las becas que inician la carrera científica. Se aceptó la propuesta y en poco tiempo desaparecieron los "meritorios", aunque varias personas pilladas en el cambio de normativa sufrieron por ello. En este caso el NIMBY se rompió por el bien común.

En estos tiempos se está poniendo de moda el micromecenazgo (o crowdfounding) de proyectos científicos. Sin duda cada proyecto que lo solicita es interesante, valioso y lo merece. Pero la suma de todos ellos relajará la presión social sobre los gobiernos para que la ciencia tenga la financiación pública que merece. También hará que solo los proyectos con repercusión social clara ("curar el cáncer" y similares) obtendrán financiación. Es un ejemplo de NIMBY inverso. Financia la ciencia en mi jardín... aunque la ciencia en conjunto pierda mucho. A mi no me convence.

http://www.dailymail.co.uk/news/article-2622344/Art-collector-upsets-neighbors-erecting-33ft-Damien-Hirst-sculpture-pregnant-woman-exposed-fetus-garden.html


Por último quiero comentar una especie de NIMBY intelectual que se observa respecto del tema del feminismo. Personas que tienen claros sus valores de igualdad y que, por tanto, en su propio jardín no perciben discriminación (quizá ni siquiera sesgo cognitivo) respecto del tema de género. Extrapolan de ahí que el problema de bien común, o bien no existe, o bien se resolverá por el progresivo contagio de jardín a jardín, pero sin la necesidad de actuaciones colectivas. Me temo que esa aproximación no resolverá el problema de la discriminación real, tradicional, pasiva, "yo no soy machista, pero...". Aunque no soy capaz de sugerir un plan de actuación colectivo, libre de problemas, que camine ciertamente hacia la solución de esta discriminación, el dinosaurio sigue ahí.


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