El pasado viernes tuvo lugar la apertura del curso académico en la UPNA. Un día que quedará grabado en la pequeña historia local por la “carga” de la Policía Foral en el campus. Ese día tuvo la particularidad de concitar dos manifestaciones estudiantiles diferentes.
Por un lado los estudiantes de Magisterio se quejan por el aulario de que les han cambiado los horarios a tres días de comenzar las clases; no un ajuste menor, un montón de estudiantes pasa sus clases de la mañana a la tarde. En todas las reacciones a las protestas al único que no he visto es al Decano, lo cual sorprende porque se supone que es la Facultad la que fija los horarios. A veces da la impresión de que el reparto de competencias en política universitaria es aún más ineficiente que en política general… Luego, quienes si han aparecido en la prensa justifican la medida en lo evidente: la falta de fondos, los recortes. Que si no se han podido contratar asociados que den clase de mañana y que las obras de unas aulas no se han podido completar. Lo que no es fácil comprender es como semejantes contrariedades no eran previsibles y les han pillado a todos con el pie cambiado a tres días el comienzo del curso (amen de comunicarlo de forma penosa). Todos los estudiantes (y profesores) afectados por este contratiempo “menor” habrán de cambiar sus actividades fuera de la universidad: trabajo, academias, deportes, etc. cuando llevan tiempo matriculados en ellas. El horario con el que uno se matricula en la universidad debería tiene un carácter casi contractual, y uno poder planificar a partir del mismo. Es lamentable que las autoridades académicas no hayan sido capaces de gestionar la complejísima situación y hacer un horario.
Por otro lado, otro grupo de estudiantes protestaba ante el edificio que acogería a todas las autoridades asistentes al acto de apertura. Su protesta era más genérica: por los recortes en educación. Alguien decía en Twitter que soportar este tipo de protestas debería ser parte del trabajo de dichas autoridades, y creo que tenía razón, pero hasta un cierto punto. No es la primera vez que hay una concentración ante el acto de apertura, de hecho los hay prácticamente todos los años. La situación tiene ya su rutina: los manifestantes permanecen en una zona delimitada y tienen oportunidad de insultar a las autoridades cuando hacen el paseíllo de entrada. Luego el acto se celebra en el interior y los manifestantes que quedan un rato en el exterior y se disuelven. Claro, también es lógico que intenten entrar en el acto para dar mayor notoriedad a la protesta y, por su parte, también los responsables de seguridad es lógico que impidan ese acceso. Esta vez se les colaron y, cuando llegaron a la sala dónde se celebraba el evento la contención de la protesta fue más violenta de lo que sería de desear. Por cierto, es la Universidad la responsable de la seguridad en sus instalaciones, y si decide invitar a un acto que organiza a autoridades que tienen servicios propios de seguridad debería liderar la coordinación entre unos y otros. Pretender que los errores que acabaron en una situación innecesariamente violenta se deben exclusivamente a otros es huir de la propia responsabilidad.
A hacer política universitaria de calado se renunció hace años: no hemos puesto en marcha titulaciones innovadoras, ni alianzas estratégicas con otras universidades, ni con entidades del entorno, ni nada relevante. Parece que estemos resignados a ser una universidad de tono menor, con una oferta académica básica y una investigación digna pero sin brillo. En los últimos tiempos tocamos fondo, ni política ni gestión. Este año nos falla hasta la gestión de cosas cotidianas, eventos que se repiten anualmente como la confección de horarios o el acto de apertura de curso se nos escapan de las manos. Eso sí, la culpa de todo la tienen otros.
- Cobertura en los medios de los incidentes de la apertura:
Diario de Noticias, Diario de Navarra (1, 2), europapress.es,
diariovasco.com,
20minutos.es,
lainformacion.com (1,
2
y 3),
noticiasdegipuzkoa.com,
deia.com,
eleconomista.es (1
y 2),
COPE
Pamplona, Onda
Cero Radio, R.
Pamplona-C. SER, RNE-1
(I) , RNE-1(II),
TVE-1
(I), TVE-1
(II), Navarra
Televisión, etb.com
- Reacciones a los incidentes:
Diario de Navarra, Diario de Noticias, Berria, diariodenavarra.es (1 y 2), abc.es (1 y 2), tercerainformacion.es, teinteresa.es, 20minutos.es, lainformacion.es,
- Reacciones a los incidentes:
Diario de Navarra, Diario de Noticias, Berria, diariodenavarra.es (1 y 2), abc.es (1 y 2), tercerainformacion.es, teinteresa.es, 20minutos.es, lainformacion.es,
Hola,
ResponderEliminarCreo que las personas que se manifiestan en el exterior se limitan a protestar y a lanzar consignas en defensa de lo que consideren su derecho, no a insultar a las autoridades (salvo algún espontaneo supongo). Por ejemplo decir "Exclusividad no es austeridad", no es un insulto.
Por otro lado, dentro de la rutina de estos actos, los últimos años las autoridades evitan escuchar las protestas entrando por una puerta lateral.
Hola,
ResponderEliminarQuizá no elegí bien las palabras, pero quiero decir que las autoridades deberían exponerse, no ya a las consignas, sino incluso a los insultos. Debería ir en el sueldo una cierta exposición a los resultados de las decisiones que toman. Me parece fatal que eludan esa responsabilidad por puertas laterales.
Desde fuera, desde la opinión de alguien no universitario, como padre de futuros universitarios..., como ciudadano: Creo que la Universidad no es el lugar adecuado para ciertos actos de derecho y protesta máxime cuando existen siempre un tufo político digno de estudio.
ResponderEliminarLa Universidad desde la perspectiva que menciono debería ser la cuna de la convivencia y esa imagen no es la que uno aprecia en los medios de comunicación.
Todo el mundo tiene ese derecho a manifestarse y hasta la de reclamar la dimisión de mucho incompetente que arruina la conciliación de un estudiante o un profesor, por culpa de esos "incapaces" se recibe la peor de las enseñanzas..."así va a ser tu mundo cuando salgas de aquí".
No sé si las autoridades se deben exponer o quizá no deberían ni asistir, pero lo cierto es que si están allí es porque fueron elegidas en un sistema que todos defendemos en la enseñanza y no es otro que la convivencia de un pueblo y como se consigue.
Disculpa por opinar desde el punto de vista de un ciudadano, pero los medios de comunicación reflejan una imagen de UPNA y de otras muchas más por que esto de manifestarse es una "rutina" como si se tratara de una asignatura más y es para un servidor algo lamentable para un lugar en el que la política no debería ser el germen de una convivencia mal entendida.
Y finalizo diciendo que a pesar de que los manifestantes llevan toda la razón del mundo, también deberían saber dónde está la delgada linea roja que les obliga a no cruzar nunca sus deberes como ciudadanos y que existen muchas formas de defender sus derechos sin dañar su propia imagen.
Un abrazo
No hace falta pedir disculpas por opinar, hasta ahí podíamos llegar. Muchas gracias por hacerlo.
ResponderEliminarCoincido en que la universidad debe ser cuna de convivencia. Pero la convivencia incluye la manifestación del desacuerdo; incluso la posibilidad de expresar públicamente el enfado.
Cierto que es muy fácil cruzar la línea de la protesta sensata y "provocar". En colectivos grandes no son raros comportamientos extremos por parte de algún individuo más o menos aislado. Por eso hay que estar preparado.
De eso es de lo que me quejo, de la falta de profesionalidad de los responsables de seguridad de la universidad (y en último extremo de sus jefes) que no previeron medidas para evitar que las protestas se convirtieran en provocaciones. No vale con confiar en una "relación de colegas" con los chavales.
Luego una situación menor, casi anecdótica, adquiere tintes simbólicos para muchos (colectivos de representación estudiantil, sindicatos de trabajadores de la upna, sindicatos de policía, políticos de uno y otro signo,...) y se convierte en objeto de análisis, comunicados y contracomunicados (siempre llenos de solemne indignación) hasta el infinito.
Y de todo ello quien sale realmente perjudicada es la universidad como institución, que tiene un día a día mucho más amable de lo que esa repercusión mediática refleja.
Gracias de nuevo por comentar. Un abrazo