Es difícil considerar este asunto con racionalidad en un momento histórico como el actual, en el que el ministro del ramo está arramblando con todos los niveles educativos sin la menor delicadeza (para muestra este botón). Aún así, siquiera sea por no ponerse a su bajura altura, voy a intentar resumir mi opinión.
Situación de partida, diagnóstico.
Las actuales matrículas cubren aproximadamente el 10% del coste real del puesto universitario, bueno, siempre que se considere la aproximación del "coste real" consistente en dividir el presupuesto total por el número de estudiantes. Dada la doble misión docente e investigadora, una parte importante del presupuesto global se dedica a una actividad que no es obvio que haya que imputar a los estudiantes. Aún así, podemos asumir que del coste actual de la universidad, la gran mayoría es pagado con fondos públicos. De esta situación se puede decir:
1.- Es injusta en la medida en que beneficia a unos a costa de otros. Cómo se dice textualmente aquí, "el subsidio a los estudios universitarios, es una transferencia de rentas inversa, de los pobres a los ricos".
2.- Es injusta además porque los universitarios ven incrementada su empleabilidad y el salario medio esperable, con lo que el resultado de la formación universitaria es un beneficio económico (apreciable y cuantificable) para el que la disfruta, por el que no paga.
Estos dos argumentos se pueden encontrar detallados en este artículo de Nada es Gratis o en este otro de Mariano Fernandez Enguita, (que es el que ha generado una discusión en Twitter que motiva esta entrada). Me gustaría añadir algunas ventajas que proporciona la educación superior a la sociedad en su conjunto.
3.- El tejido productivo, y con él la sociedad en general, disfruta de una fuerza laboral más capaz, más flexible y adaptada a la sociedad del conocimiento. La disponibilidad de egresados con formaciones adecuadas ahorra significativos costes de formación profesional.
4.- Una ciudadanía mejor formada, un bien en si mismo.
Alternativas posibles.
Se puede argumentar, con razón, que los inconvenientes 1 y 2 (la injusticia) es atribuible al sistema de cuasi- gratuidad de la enseñanza, mientas que las ventajas 3 y 4 lo son de una amplia enseñanza universitaria, que puede conseguirse por otros procedimientos, es cierto. ¿Qué procedimientos son esos? Por listarlos todos:
A. Mantener la matrícula (casi) gratuita, con unas (A1) normas de permanencia adecuadas.
B. Cobrar matrículas de coste completo y facilitar recursos públicos en forma de (B1) avales a préstamos (y subvención de tipos) y (B2) becas (subvenciones a fondo perdido dependiendo del cumplimiento de criterios académicos y económicos).
C. Un impuesto sobre los graduados. Una versión del caso B en el que en vez de proporcionar los créditos los bancos, es el propio estado el que presta y recauda a los estudiantes y egresados. Ésta que parece defenderse en "La otra tasa Tobin"
Las alternativas B y C resuelven el problema de la injusticia (puntos 1 y 2 del diagnóstico), pero a cambio introducen un problema nuevo, (5) un aumento de la desigualdad derivado del posible incremento en la dificultad de acceso por parte de los estudiantes procedentes de familias económicamente menos favorecidas. Siempre se puede contestar que con el ajuste adecuado de los mecanismos de corrección, préstamos y becas (B1 y B2) se puede evitar la desigualdad (5), consiguiendo un sistema óptimo. En efecto esto es posible, pero muy difícil. La bondad social de estos sistemas queda ligada a los ajustes técnicos y políticos de los detalles: en qué condiciones se concede una beca, qué presupuesto se destina a tal fin, cómo se subvencionan los créditos, etc. Como hemos comprobado este mismo año, se puede recortar el presupuesto de becas en un 11 % de un momento para el siguiente. El equilibrio óptimo de ese sistema me parece muy inestable, con una gran tendencia a caer del lado de la desigualdad social.
En cambio el sistema A es muy robusto. Se pueden subir las tasas un año (cómo se prevé para el próximo curso), pero con todo lo doloroso que pueda resultar a algunos, una subida de tasas del 50% no altera drásticamente las virtudes del sistema y puede ser absorbido por la inflación en poco tiempo. La injusticia del mismo (puntos 1 y 2) es esencial, no se elimina con ajustes, aunque puede disminuirse en sus aspectos más escandalosos con unas normas de permanencia (A1) adecuadas, más rigurosas que las actuales.
En resumen, el modelo A garantiza la igualdad de acceso a cambio de una cierta injusticia personal, mientras que los sistemas B y C garantizan la justicia (y responsabilidad) personales a cambio de un prácticamente cierto incremento de la desigualdad de acceso.
Mis convicciones personales (derivadas quizá de mi estructura cerebral o genética) me llevan a optar por la primera opción, la que tenemos ahora. Las mismas convicciones que hacen que mi indignación ante un parado que cobra irregularmente la prestación sea menor que la que me produce la indemnización por cese de un banquero ruinoso.
La figura procede de aquí, de un comentario sobre las dificultades a que ha llevado el sistema B en EEUU.
Me parece razonable. Como ya he comentado por Twitter no es fácil y no hay ninguna solución óptima, pero sí que hay muchas cosas que se pueden plantear.
ResponderEliminar1) Como bien dices, ahora se paga en la matrícula un 10% del precio real estimado (con los matices que esto tenga). Me parecería mejor opción que ese porcentaje aumentase hasta el 20% (y no el 15%), reutilizando todo ese dinero generado en más becas para favorecer a aquellos que tengan más dificultades económicas.
2) Las matrículas deberían de ser pagadas a posteriori. Esto permitiría que las becas también pudieran ser dadas a posteriori, basándose en el rendimiento del alumno a lo largo del curso para becar ese mismo curso. Esta idea que puso Enguita en su blog me parece MUY interesante, ya que quitaría de un plumazo la 'mafia' que existe en algunos institutos al inflar las notas de determinadas personas para garantizarles la beca, además de que se becaría siempre sobre un buen trabajo demostrado.
3) Los préstamos para pago de matrículas, yo los entendería como pagos a posteriori subvencionados por el estado y SIN intereses. Vamos, que estos llamados créditos NUNCA podrían ser algo por lo que el estado tuviera que obtener un beneficio cual banco.
4) Como bien has dicho, es esencial el control de permanencia, e incluso yo añadiría que se podría penalizar el abandono no justificado de los estudios, aunque esto último sería algo muy difícil de acotar de forma fidedigna.
5) En el caso de segundas titulaciones (personas que ya tengan un grado y quieran obtener otro grado distinto), las tasas de matriculación deberían ser mucho superiores (un 30%?). Tiene sentido ganar dinero aquí y poder garantizar más becas a las primeras titulaciones.
... y eso es lo que de momento me viene a la cabeza. Insisto en que me consta que es un tema complicado, pero creo que hay formas de 'recaudar' más fondos para la universidad aprovechándose de los que mejor posición económica tengan.
Yo buscaba un planteamiento lo más esquemático posible de las ideas principales que se manejan, separando valores a conseguir y esquemas generales de organización. Creo que en los valores a conseguir coincidimos (incluso en su priorización). La mayoría de las propuestas que haces son de un detalle más fino del que me he quedado en la entrada, y creo que estoy más o menos de acurdo con todos... Salvo quizá el 5, que lo tengo que pensar más.
ResponderEliminarUn tema muy interesante. Quiero aportar algunos comentarios:
ResponderEliminar1.) Me resulta chocante que se afirme que es injusto que la sociedad pague gran parte de la matrícula y se pase de puntillas sobre la investigación. ¿Los jóvenes universitarios tienen que pagarle la investigación a la sociedad?. Es muy complicado separar los gastos de ambas actividades, porque hay muchos gastos comunes, pero me parece que, al menos, deberíais dar un número que, en modo alguno, es el 10% (más bien el doble) del coste total. Hasta que se publique un estudio serio, los números ofrecidos hay que tomarlos con muchas reservas; por lo que el argumento queda sin su principal evidencia.
2.) No entiendo por qué en estos cálculos siempre se deja de lado el coste real de estudiar. Estaremos de acuerdo en que un estudiante universitario, mayoritariamente, se dedica a tiempo completo a sus estudios. Una unidad familiar con un miembro dedicado a estudiar durante 3,4 o 5 años no es un coste relevante. ¿Os haceis una idea del coste de oportunidad que supone?.
3.) Se habla de trasnferencias regresivas de renta, y por ello se proponen subir las tasas. Pero ¿quien soporta realmente la tasa?; ¿creeis que las clases altas se ven afectadas?. De hecho, todo el que propone aumento de tasas habla en seguida de aumento de becas y etc; luego se reconoce la necesidad de corregir los efectos negativos del aumento de la tasa. Si tanto se quiere redistribuir, ¿no es mejor recaudar lo necesario vía IRPF?, es un impuesto directo, universal y progresivo. A mí me parece el mecanismo más sencillo, claro y menos distorsionante para conseguir el mismo objetivo.
4.) Siempre se hacen análisis estáticos, y nunca se habla de las consecuencias dinámicas, los cambios de comportamiento que conllevan las medidas. ¿Que consigue esta medida respecto a la relación universidades públicas/privadas? (las segundas ganan por el menor precio relativo de su oferta). Más aún, ¿como afectará a la demanda de carreras? (más aplicadas, centradas en recuperar el dinero rápidamente frente a las de investigación básica). ¿Cúal será el efecto sobre el mercado laboral? (¿más gente joven y menos formada?). En resumen, ¿es ese el camino que queremos seguir?.
No me olvido de un importante argumento a favor de los copagos: con la globalización actual, lo más probable es que la sociedad que paga la formación de una persona sea una y la que disfrute de dichos rendimientos sea otra. Si bien, creo que hay bastantes opciones para corregir este problema.
Santi,
ResponderEliminar1.- Lo de la investigación lo comentaba de pasada para centrarme en el argumento principal, pero tienes toda la razón.
2.- Se supone que con la mitad de paro y doble de sueldo (que vienen a ser las expectativas promedio) los años perdidos se recuperan pronto, pero en un estudio cuantitativo habría que considerarlo, claro. Con el paro juvenil actual, lo de la empleabilidad es un argumento muy débil.
3.- Claro que la subvención siempre es con cargo a los impuestos. La discusión es si debe ser mayor o menor, y si debe responsabilizar al estudiante.
4.- Yo no había pensado en esas consecuencias dinámicas... supongo que no es fácil hacer predicciones.
Muchas gracias por los comentarios!!
Los efectos dinámicos (los cambios en el comportamiento estratégico de los agentes) en muchos casos, son superiores a los estáticos (típicamente cambios en cantidades de equilibrio ceteris paribus). Yo siempre intento pensar en ellos.
ResponderEliminarPues mientras escuchaba la radio he hecho una cuenta de la vieja: igualar los VAN de una inversión en un grado de tres años (perder los sueldos de ponerse a trabajar (St) los tres primeros años vs el salario de universitario (Su) supuestos ambos salarios constantes en el tiempo y la tasa de descuento constante e igual a r).
El resultado dice que el agente será indiferente entre ambas opciones si los salarios verifican: Su/St = 2r**3+6r**2+6r+1
Ello implica que, para un grado de tres años, supuesta una tasa de descuento real del 3% constante anual (que suele ser razonable), el salario universitario debe ser, como mínimo un 18,5% superior. Luego haré el de una carrera de 5 años :D
Para un grado de cuatro años:
ResponderEliminarSu/St = 2r**4+8r**3+12r**2+7r+1
Para un r=0.03 => el salario universitario debe ser un 22.1% superior para compensar.
Y para 5 años:
Su/St = 2r**5+10r**4+20r**3+20r**2+10r+1
Para un r=0.03 => el salario debe ser un 31.9% superior.
Bueno, pues si el salario es un 50% superior parece que el coste de oportunidad, en este modelo tan naive, no afectaría. :-) Buenas noches.