Hoy comienza el curso, mañana en realidad para los estudiantes que no son de primero. Curiosamente van a comenzar sin estar matriculados. Este hecho se viene repitiendo año tras año como si no fuese importante, pero tiene múltiples repercusiones.
Los estudiantes ya saben en que se van a matricular y por tanto irán a clase aunque no estén matriculados, salvo en asignaturas optativas (y peor aún en libre configuración) en las que no tienen certeza de tener plaza. Esto lleva a que en este tipo de asignaturas el comienzo real se retrase una semana (1/15 = 7% de la asignatura perdida).
Los estudiantes ya saben en que se van a matricular y por tanto irán a clase aunque no estén matriculados, salvo en asignaturas optativas (y peor aún en libre configuración) en las que no tienen certeza de tener plaza. Esto lleva a que en este tipo de asignaturas el comienzo real se retrase una semana (1/15 = 7% de la asignatura perdida).
Al no estar matriculados no tienen carnet y no pueden acceder a la biblioteca, o en la biblioteca tienen que habilitar un procedimiento extraordinario mientras dura el impás.
Dado que el alta en el aulario virtual se deriva automáticamente de la matrícula, aún pudiendo asistir a calse no se puede acceder al temario, apuntes y materiales que muchos profesores sólo distribuyen ya electrónicamente.
Esto son perjuicios de servicio evidentes, pero podríamos ponernos más truculentos y plantear el problema de tener a varios miles de jóvenes en las instalaciones sin la cobertura del seguro escolar.
Si tan malo resulta comenzar sin matricular cabe la lógica pregunta de porqué se hace. Alguien podría decir que es inevitable, pero en septiembre de 2001 y 2002 se acabó la matrícula un viernes y las clases comenzaron el lunes siguiente, o sea que posible si es. Lo que si s que resulta complicado, requiere organización y esfuerzo. Por un lado hay que dar tiempo para que los exámenes de septiembre estén corregidos y las actas informatizadas, y por otro el calendario no puede retrasarse más si no se quiere tener problemas en otros momentos (San Fermín, etc.). Estas dos restricciones dejan pocos días en madio, pero esos días se podrían aprovechar muchísimos más. No deja de sorprenderme que las ventanillas sólo estén abiertas de 8:30 a 14:30. Si abrieran hasta las 21:30 ¿no se acabaría en la mitad de tiempo? Los sistemas informáticos han provado en múltiples ocasiones que pueden triplicar su flujo de datos.
Desde luego si no se hace mejor no es porque no se pueda, sino porque no se considera suficientemente importante como para hacer el esfuerzo. Y una organización con esas prioridades da una imágen pésima.
Dado que el alta en el aulario virtual se deriva automáticamente de la matrícula, aún pudiendo asistir a calse no se puede acceder al temario, apuntes y materiales que muchos profesores sólo distribuyen ya electrónicamente.
Esto son perjuicios de servicio evidentes, pero podríamos ponernos más truculentos y plantear el problema de tener a varios miles de jóvenes en las instalaciones sin la cobertura del seguro escolar.
Si tan malo resulta comenzar sin matricular cabe la lógica pregunta de porqué se hace. Alguien podría decir que es inevitable, pero en septiembre de 2001 y 2002 se acabó la matrícula un viernes y las clases comenzaron el lunes siguiente, o sea que posible si es. Lo que si s que resulta complicado, requiere organización y esfuerzo. Por un lado hay que dar tiempo para que los exámenes de septiembre estén corregidos y las actas informatizadas, y por otro el calendario no puede retrasarse más si no se quiere tener problemas en otros momentos (San Fermín, etc.). Estas dos restricciones dejan pocos días en madio, pero esos días se podrían aprovechar muchísimos más. No deja de sorprenderme que las ventanillas sólo estén abiertas de 8:30 a 14:30. Si abrieran hasta las 21:30 ¿no se acabaría en la mitad de tiempo? Los sistemas informáticos han provado en múltiples ocasiones que pueden triplicar su flujo de datos.
Desde luego si no se hace mejor no es porque no se pueda, sino porque no se considera suficientemente importante como para hacer el esfuerzo. Y una organización con esas prioridades da una imágen pésima.
Lo que pides requiere planificación y compromiso. Además de la matrícula, el proceso de contratación de profesorado también se alarga hasta fechas poco decorosas. Es cierto que no da buena imagen empezar con tantos flecos pendientes, pero el lema de muchos parece ser "ain't broken, don't fix it". Te sorprende que las ventanillas sólo estén abiertas de 8:30 a 14:30, pero ¿quién se compromete a trabajar el resto de horas? ¿Has leído los resultados de la encuesta de clima laboral? Recuerdo que hace años me agradecía un vicerrector personalmente un trabajo disculpándose: "si no, en la administración ni pagado, ni agradecido". Agradecer pocos lo consideran necesario en esta casa, y ahora, además, hay órdenes de no pagar horas extra. No es un problema informático, aunque puntualmente haya fallado algo, es un problema organizativo y de compromiso. En lo primero, creo que pecamos de exceso. ¿Te has fijado el número de papeles que hacemos circular por la casa, el número de firmas y revisiones que requiere cada paso, el tiempo de demora que vamos añadiendo a los trámites más sencillos? Por no hablar de qué pasa cuando alguien está enfermo, o de vacaciones... Pero lo peor es que de lo último, me temo que estemos muy faltos.
ResponderEliminarPues coincido plenamente con lo que dices. No se trata de conseguir objetivos imposibles a costa de explotar a los trabajadores, pero con un mínimo de compromiso y organización son objetivos totalmente sensatos, incluso sencillo. Lo de la contratación también es tremendo... En fin, a ver si vamos en la dirección correcta, aunque sea lentamente.
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