Páginas

lunes, 30 de septiembre de 2019

10 cosas que vuelan


Acabo de publicar un libro. Un librito para todas las edades en el que se muestran 10 formas diferentes de volar y cómo construir un experimento "cacharrista" que vuela de cada una de esas formas. Un libro de la colección Ciencia Infinita de la editorial A Fortiori, un proyecto de la gran Jaio la espía. En concreto la página del libro es ESTA.

Se puede comprar en Amazon.

Sobre el libro me entrevistaron en Onda Vasca el 19 de noviembre, una agradable conversación sobre el libro, su contenido, propósito y demás.


miércoles, 25 de septiembre de 2019

Aceitunas y cogollos en Balmaseda

Con el apoyo del ayuntamiento, y promovida por la estupenda cuadrilla de divulgadores de Balmaseda (los wikihilos), se celebró una sesión de "charlas de Cientia". Me invitaron a participar junto con otras 4 personas: Maitane Alonso, Gemma del Caño, Javier Armentia y Laura Morán. Se llenó el teatro y lo pasamos muy bien.

Mi charla, de aceitunas y cogollos:

Joaquin Sevilla from Ayuntamiento de Balmaseda on Vimeo.


Al día siguiente, en Naukas Bilbao, nos hicieron una foto que acabó saliendo el El Correo, ahí están los grandes Wikihilos (Iván, Eneko y Ander), Laura, OskarKimikarte y JaviTanhauser

El cartel del acto:



lunes, 23 de septiembre de 2019

Comenzamos temporada en la SER y en la COPE de Navarra

Este curso se repiten las mismas colaboraciones en la radio local navarra que el pasado:

En la SER los lunes hacia las 13:40 o así, en el final del Hoy por hoy, conducido poro Mamen García, y junto al gran Javier Armentia.
El audio del primer día AQUÍ.


En la COPE quincenalmente, uno de cada dos miércoles a las 12:30, con Alberto Sanz. Audio del primer día AQUI

Me gustaría ir recopilando los programas y dejándolos por aquí pero da bastante trabajo la verdad...

miércoles, 4 de septiembre de 2019

Entrevista sobre accesibilidad cognitiva

A la hora de realizar cualquier tarea, hay que llegar al sitio, percibir lo que hay que hacer y entender lo que se está percibiendo. Esas tres etapas, que podemos entender como sucesivas, requeren de aspectos distintos de "accesibilidad", respectivamente física, sensorial y cognitiva. Esta última suele quedar olvidada, incluso por quienes se preocupan de las primeras.

Sobre este asunto de la accesibilidad cognitiva me han entrevistado en M21, una amable invitación de Óscar Menéndez. Dejo más abajo el podcast, la entrevista comienza en el minuto 67:30. Nos hemos podido explayar un rato y creo que ha quedado interesante.

Sobre este asunto había escrito un artículo hace poco (aquí). También hay en el blog un pwpcon las imágenes que usé en una charla sobre el tema a estudiantes con discapacidad intelectual (aquí).




domingo, 1 de septiembre de 2019

Sesgo de propiocronismo

Este verano he leído seguidos el Microbiota (de Ignacio López Goñi) y Un geólogo en apuros (de Nahum Méndez) y no he podido evitar imaginarme a los componentes de la microbiota analizando su entorno “geológico”, el entorno que les da soporte y sobre el que viven y evolucionan. Para nosotros el entorno geológico está quieto, tanto que costó una barbaridad que se aceptara la tectónica de placas. Nuestra escala de tiempo vital es pequeñísima en comparación con la del suelo sobre el que vivimos y evolucionamos. Sin embargo, si miramos con perspectiva geológica (poniéndole imaginación al conocimiento acumulado) somos como hormigas caminando por troncos a la deriva… o como las bacterias que nos colonizan. Porque la escala de tiempo vital de los microorganismos es muy pequeña en comparación con la nuestra. Lo que ha comenzado a estudiarse (con curiosísimos resultados), es como la gran población de seres que conforman la microbiota evoluciona y alcanza diferentes equilibrios poblacionales en función de que les alteremos el entorno en el que viven, nosotros. Para esos microbios nuestros cambios de dieta, hábitos de vida y demás, les supondrán cambios ambientales análogos a los que experimentamos a escala humana tras grandes erupciones volcánicas u otros cataclismos geológicos.

Si empezamos a mirar imaginando otras escalas de tiempo paisajes aparentemente apacibles ya no lo son tanto. Un tronco de árbol viejo, asentado al borde del camino, presenta manchas coloreadas sobre su corteza. Resultan ser líquenes, concretamente Xanthoria y Parmelia (como acertadamente me hizo notar Marisa Castiñeira) y seguramente están colonizando el tronco en una suerte de competición, como si fueran dos ejércitos ocupando un territorio. Si viéramos la evolución de las poblaciones de ambos líquenes a cámara (muy) rápida ya no parecería una escena apacible, sino algo parecido al mapa de un conflicto bélico.

Un paisaje en el que una pradera termina en el lindero de un bosque es también el escenario de una dura batalla. Cuenta Aldo Leopold que las plantas herbáceas de la pradera y los árboles del bosque se van robando territorio las unas a las otras en escala de siglos. Es muy difícil que crezca un árbol solitario en medio de la pradera, se lo comerán los animales recién germinado, solo al pie de otros árboles van creciendo los nuevos, extendiendo la zona boscosa hasta que un incendio la hace retroceder, devolviéndole el terreno a las hierbas.

Para estudiar un fenómeno es necesario acotar el alcance del estudio, hay que decidir que porción del mundo, que tiempo, que variables y que precisiones conforman el “sistema” que vamos a analizar. Es imposible estudiarlo todo a la vez, claro. Para poder avanzar en la mecánica cuántica hay que suponer que el movimiento de los electrones y el de los núcleos atómicos no se afectan entre sí. Los electrones son tan rápidos que “ven” quietos a los núcleos. Para los núcleos los electrones son tan rápidos que los “perciben” como una nube de carga eléctrica negativa. Esa forma de interpretar los movimientos electrónicos y nucleares de denomina aproximación de Born- Oppenheimer, y aunque funciona muy bien, como su propio nombre indica, es una aproximación. Otras disciplinas que no son la mecánica cuántica operan de la misma manera, con aproximaciones en las que se desacoplan fenómenos. En algunas ocasiones puede ocurrir que esas aproximaciones no sean explícitas o que no funcionen tan bien.

El entorno natural que nos resulta tan armonioso, apacible y equilibrado, lo percibimos así porque lo observamos en una escala temporal en la que los conflictos y cambios aparecen congelados. Vivimos una especie de sesgo de propiocronismo (palabra que me acabo de inventar) que, como todos los sesgos, no nos da una imagen fiel de lo que sabemos que ocurre, sino una adecuada para que vivamos; y obviamente vivimos en nuestra escala temporal, no en la de los microbios ni en la de los continentes. El propiocronismo no es problemático a diario, pero si hay que considerarlo seriamente a la hora de plantear estudios científicos… o causas ecologistas.