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viernes, 9 de marzo de 2018

Silencio

Oigo en RNE una tertulia, de esas que organiza Pepa Fernández, sobre el silencio (el 4 de mzo).

[Digresión sobre la radio: Últimamente, alternando la radio matutina del fin de semana entre RNE y SER, Pepa y Pino, veo muchas diferencias. No sé si en RNE se buscan a propósito temas blancos, desprovistos de lectura ideológica que quedan en conversaciones entre filosóficas y vacías sobre conceptos abstractos de relevancia escasa o rayana en la autoayuda. Por el otro lado, a la búsqueda (también puede que inconsciente) del compromiso y la inteligencia, en ocasiones se pasan de intensitos y pedantes. El repaso a los periódicos de provincias es el sumum, dos periodistas de mundo que se permiten reírse de lo que se publica en esos otros medios. Tras esta filípica,parece mentira que sean dos programas que me gustan bastante y que me entretienen mucho, pero es así.]

Volviendo al silencio… El silencio es la ausencia de sonido, la situación en la que nuestros detectores de ondas sonoras no perciben nada. No deja de ser curioso que tengamos tantos nombres para referirnos a lo que no está, especialmente cuando se quiere delimitar la frontera con lo que sí está. La ausencia tiene sentido cerca de la presencia, la muerte cerca de la vida, la oscuridad cerca de la luz. Un gusano que viva siempre bajo tierra no tendrá concepto de oscuridad, ni de luz, probablemente no tendré detectores de esa característica del entorno.

[Digresión sobre la temporalidad en esa frontera. En el caso de la muerte, como oposición a la vida, a medida que pasa el tiempo desde que cesa la vida, se va cambiando la manera de referirse al objeto: un perro muerto, un cadáver de perro, unos restos de animal, huesos,... Al principio nos referimos al objeto como cuando era un ser vivo solo que especificando que ya no, ahora está muerto; a medida que va pasando el tiempo se va perdiendo la referencia al ser vivo y se acentúa el objeto en sí mismo, un objeto inanimado.]

Las ondas sonoras son una de las principales vías de información del mundo exterior que recibimos muchos animales, nosotros entre ellos. Y la ausencia de información puede ser información (no news, good news). Pero la ausencia de información sólo es valiosa en función de las expectativas en un momento dado. Si llevamos días de viento y ahora hay silencio, esa ausencia de sonido informa de que ha cesado el viento. Si estábamos escondidos en una cueva esperando a que se marcharan los leones y hay silencio, la ausencia de rugidos informa de que se han ido los depredadores. Pero si lo que se estaba esperando es compañía, una pareja, una familia, y se percibe silencio, la información transmitida es la confirmación de la soledad no buscada. Ese es el estruendoso silencio triste de que hablan poetas (y tertulianos moñas).

Se cuenta como chiste (quizá sucedió muchas veces) que en algún lugar de oriente medio un control del ejército para a un coche y le preguntan a los pasajeros si son judíos, musulmanes o cristianos. Ellos responden que son ateos, a lo que los militares repreguntan “sí, sí, ¿pero ateos de judío, de musulmán o de cristiano?”. No quieren saber si su creencia está encendida o apagada, sino a qué dios hace referencia esa creencia; y con ello, claro, su pertenencia a uno de los grupos sociales enfrentados en la zona. Igual que silencio es “no-sonido”, ateo es “no-dios”, igual que silencio es la ausencia de diferentes sonidos, se puede ser ateo de distintos dioses como . Según cual es el que estés esperando esa ausencia tiene uno u otro significado. Puedes incluso perder la vida por ser ateo del dios equivocado.

martes, 6 de marzo de 2018

La gincana de los miniproyectos

Hace un par de semanas entregamos varias solicitudes de proyectos cuyas convocatorias parece más una gincana que un proceso administrativo normal. Una gincana en cuyo planteamiento planea la sensación de se trata al solicitante como un delincuente habitual al que hay que ponerle muchas dificultades para que no vuelva a abusar del sistema. A estos proyectos no se pueden pasar comidas, hace años ya que ese tipo de gastos no se pueden pasar a ningún proyecto (se ve que no es tan difícil pasar comidas no relacionadas con el proyecto y ante la duda, todo fuera y ya está). Tampoco viajes, supongo que con la misma argumentación. Pero tampoco compras de equipamiento; supongo que son proyectos que buscan que le demos caña a ese magnífico equipamiento que ya nos han ido comprando antes y que tenemos infrautilizado (ejem). Además has de afinar muy bien el presupuesto, si gastas de menos te penalizan, no solo es que no recibes lo no gastado, sino que te quitan parte de los sí gastado. Y los pocos gastos que sí "son elegibles" (maldito anglicismo) has de detallarlos con precisión, que no parezca que luego compras cosas que se te han ido ocurriendo sobre la marcha (como si la investigación no se hiciera precisamente sobre la marcha). Todo ello para unos proyectos que tienen un plazo de ejecución de 6 meses en el mejor de los casos.

Igual es que con los años se me ha hecho la piel muy fina para estas cosas, pero no puedo dejar de sentirme insultado con con los detalles antes comentados de las convocatorias. PEro los sentimientos de los potenciales beneficiarios no son importantes. Pero lo peor es que esa forma de gestionar es muy ineficiente. No es solo que digamos nosotros (los afectados) que en esquemas plurianuales y más flexibles haríamos lo mismo con la mitad de dinero (o el doble de resultados con el mismo), lo dicen también los estudios que se hacen sobre la eficiencia de los programas de financiación de la ciencia. Por ejemplo el que se publicba hace unos días en Science ("Science of science," by S. Fortunato et. al. Sience, 2 march 2018. Vol 359 issue 6379):

"Of note, funding schemes that are tolerant of early failure, and which reward long-term success, are more likely to generate high-impact publications than grants subject to short review cycles."


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La imagen es de aquí.