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domingo, 21 de febrero de 2016

El mapa, el territorio y el ebook

Hace un tiempo planteaba @Irreductible por tuiter una cuestión: "en caso de que se quemara el cuadro de da Vinci la Mona Lisa, como director del museo ¿Que expondrías, las cenizas del original o una reproducción de máxima calidad?".

Hoy me encuentro un precioso dibujo de @Larita20 que glosa todos los aspectos románticos del libro de papel. Y me reconozco en todos, yo también disfruto de todos esos aspectos de los libros de papel... pero cada vez los utilizo menos.

"El mapa no es el territorio" es una frase genial (por lo visto de A. Korzybsky, estudioso de la semántica) que llama la atención sobre la diferencia entre el objeto físico y su símbolo, su representación. Pero en los ejemplos anteriores ¿está tan claro lo que es territorio y lo que es mapa? Es más, ¿puede ocurrir que lo que tenga valor sea el mapa y no el territorio?

Sin duda que puede ocurrir que tenga más valor el mapa, el símbolo. Ante un mapa antiguo y artístico de un territorio baldío el mapa es lo valioso, no el territorio. Además el mapa da una información que el territorio no permite: calcular rutas, hacerse ideas generales... El cuadro de da Vinci es una representación de la Gioconda que tiene más valor que ella (que además de anónima murió hace siglos). Pero ¿por dónde continúa la "cadena de valor" en el caso del incendio, en un conjunto de cenizas informes que una vez fueron el cuadro o en una fotografía que mantiene la imagen pero que está transustanciada? No hay una respuesta definida, la apreciación del valor es subjetiva. Habrá quien sea más fetichista de lo material y se emocione ante las cenizas de lo que una vez fue, y habrá quien se sienta más utilitarista y dispuesto a disfrutar de la imagen aunque su soporte no sea el "original".

Igual se me ha notado ya por el tono, pero yo me declaro abiertamente utilitarista en el anterior planteamiento. Y en el caso de los libros eso me lleva a decantarme por las ventajas del libro electrónico. Me es mucho más cómodo de manejar (pesa menos, etc), llevo muchos libros en mínimo espacio, hago anotaciones que luego tengo directamente en el ordenador para trabajar con ellas, etc. En el caso de la obra literaria el territorio es el contenido, y cada objeto que la muestra es un mapa. Y en este caso, en general, el valor está en el territorio.

Eso no obliga a tomar posturas maximalistas y despreciar todo libro como objeto, al contrario. Hay muchos casos en que el objeto, el símbolo, es muy valioso. Yo conservo con muchísimo cariño los manuales de física general, de finales del XIX, que estudiaron mis dos abuelos (uno para ser médico y otro militar). El contenido de esos libros no es especialmente bueno, hay muchos textos mejores y con dibujos en color más didácticos. Ahí el valor está en el mapa.

Durante siglos, el mapa y el territorio de la creación literaria estaban tan inseparablemente unidos que hemos generado una afectividad con los libros (objeto) verdaderamente extraordinaria. Pero me temo que la vida sigue y habrá que modularla y dejarla para las ediciones extraordinarias por una u otra razón. Ocurre con multitud de tecnologías: velas, bombillas de incandescencia, vinilos, casettes... Tan extraordinaria es esa afectividad que hay que escribir textos como este para justificar la progresiva migración al ebook, no quiero ni pensar el día en que la saturación obligue a hacer limpieza de estanterías en casa.

lunes, 15 de febrero de 2016

Deriva genética tabernaria (o no tanto)

El jueves pasado tuvimos sesión de ciencia en el bar, hay un resumen AQUÍ. Hace tiempo comentaba en este blog cada sesión, pero hace un par de temporadas que el tema se mudó a su propio blog (y vamos ya por la cuarta temporada). En esta última sesión, aprovechando que celebrábamos el día de Darwin, planteamos un "experimento tabernario" sobre evolución. La idea esa que casa parroquiano copiase un garabato en una hoja de una libreta y se lo pasara al siguiente. Lo presentamos como un ejemplo de deriva genética, modificaciones procedentes de los errores en la copia, pero previsiblemente sin dirección, dado que se carece de presión selectiva. El resultado fueron 37 dibujos, encadenados en el siguiente gif:

Una vez visto el resultado hay dos cosas que me sorprenden. Por un lado el aumento de complejidad. Los dibujos originales son los más sencillos de todos y la cosa se complica prácticamente en cada paso. Más curiosa aún es la deriva hacia el significado. Las primeras figuras son un garabato vertical y uno circular, difícilmente asimilables a objetos. En cambio el final es un edificio y un sol. Desde muy al comienzo el de la izquierda se convierte en una torre.

No sería raro que efectivamente si se introdujese una presión selectiva en favor del significado. La mayoría de las personas miraban el dibujo y luego hacían la copia de memoria, solo un par doblaron la hoja para copiar viendo la muestra. Y es mucho más fácil recordar un objeto, algo que tiene nombre, que una forma abstracta. Por eso es tan difícil dibujar, porque tendemos a trazar lo que creemos que debe haber ahí en vez de lo que realmente vemos.

Sería interesante repetir el experimento con distintos grupos de personas y ver si esas dos tendencias ocurren con cierta frecuencia o si fue pura casualidad. Veremos.

domingo, 14 de febrero de 2016

La bombilla de colores y el método científico

Figura 1.- El “sistema experimental”
Este artículo se publicó previamente (hace 3 días) en el Cuaderno de Cultura Científica.

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Las pasadas navidades se encontraban fácilmente en tiendas de regalos unas bombillas que cambian de color controladas por un mando a distancia, además bastante baratas. En la caja pone que son bombillas de LED, pero ¿cómo funcionarán estos dispositivos? Lo que vemos es un vidrio esmerilado que, en efecto, cambia de color al ir dándole a los botones del mando a distancia.

Estaría bien poder analizar con más detalle la luz que produce, poder saber que longitudes de onda se emiten realmente en cada momento, su espectro. Podemos intentarlo con un prisma, de forma parecida a como hacen las gotas de agua con la luz del sol para formar el arco iris, pero para que funcione bien necesitamos un rayo de luz relativamente estrecho e intenso y eso no es lo que ofrece nuestra bombilla. Otra alternativa, más doméstica todavía, pasa por utilizar CDs que resultan ser unas extraordinarias redes de difracción (1, 2). En los CDs la información va en una pista enrollada sobre si misma con una separación entre un paso y el siguiente de poco más de micra y media. Con esta distancia, algo mayor que la longitud de onda de la luz visible (0,4 micras para el violeta, 0,8 para el rojo), la reflexión procedente de un surco interfiere con la los adyacentes. Interferencia que será constructiva en algunas direcciones intensificando la luz, y destructiva en otras extinguiéndola. Este fenómeno, llamado difracción, da lugar a que cada longitud de onda se refleje con intensidad a unos ángulos concretos y no a otros.  Por eso, cuando se ilumina con luz de diferentes longitudes de onda, cada una se refleja en una dirección distinta.

Figura 2.- Espectros de la luz de la bombilla (en posición “blanco”) tanto en reflexión (en el CD de abajo) como en transmisión (en el trozo de CD sujeto frente a la lámpara. En ambos casos se ven tres manchas de color separadas: azul, verde y rojo.

Si a un CD se le quita la capa de aluminio reflectante, lo que queda es un plástico transparente que tiene grabados los surcos a la misma distancia por lo que también produce difracción con la luz que lo atraviesa (3). En la figura 2 vemos la bombilla encendida y la difracción que produce por reflexión en un CD en la mesa y por transmisión en la pieza sujeta con la mano. En los dos casos la imagen es la misma, tres manchas de color, una azul, una verde y una roja. Por cierto, la foto está tomada para la bombilla emitiendo luz “blanca”. Ahora no hay más que jugar con el mando a distancia y ver la descomposición de colores en el CD para distintas posiciones del mando. Todo resulta muy lógico, los botones azul, verde y rojo, solo producen una mancha iluminada en el CD, y todos los demás colores dan parejas de estas tres iniciales con distintas intensidades (ver figura 3). La conclusión parece obvia, dentro de la bombilla hay tres LEDs, de cada uno de los tres colores primarios, y el mando a distancia gobierna cuáles de ellos se han de encender en cada caso. Cuando se enciende más de un LED, la luz se mezcla en el bulbo esmerilado que los cubre y vemos el color resultante de su composición.

Figura 3.- Series de fotografías de un CD mostrando el espectro de la bombilla para distintos colores (que se aprecian por el tono general de cada foto). Las manchas de color difractado (el espectro) son imágenes esféricas en la serie de abajo, mientras que en la de arriba (realizada bajo otro ángulo) presentan una forma más irregular y vistosa.

En la explicación anterior podemos apreciar el método científico típico, se plantea una hipótesis (está incluso escrita en la caja), se diseña un experimento coherente con la hipótesis y se realiza. Como los resultados confirman la hipótesis la damos por correcta. Y como hemos seguido el método podemos afirmar que hemos dado con una explicación científica de los colores de la bombilla. ¿No es así? Más bien no. Ese relato es una reinterpretación a posteriori de un proceso menos limpio y que, además, es fundamentalmente falsa. Ni hay una hipótesis explícita, ni una predicción basada en la hipótesis, ni el experimento dilucida sobre el cumplimiento de la predicción. El experimento no es cuantitativo, no se ha comprobado su reproducibilidad, ni siquiera se ha hecho en condiciones limpias y controladas. Pero lo fundamental es que no son esas características las que delimitan lo que es y lo que no es ciencia. En este Cuaderno de Cultura Científica hay muy buenas entradas que dejan clara esta cuestión con carácter general (4, 5).
La anterior explicación es científica por que surge de la curiosidad y se desarrolla en un proceso que utiliza todas las herramientas conceptuales y experimentales disponibles con honestidad intelectual. Además el resultado es más que plausible (casi obvio). Antes de comenzar teníamos un puzle con muchísimas piezas (longitud de onda, difracción, prismas, interferencias, estructura de los CDs, etc.) y hemos colocado una más que parece encajar muy bien con todo. Eso sí, es plausible pero no es cierta, podría ocurrir que otros estudios posteriores demostraran que hay otro modelo más ajustado a lo que se observa. En cualquier caso a mí me resulta suficiente y, aunque no es muy útil, no voy a romper la bombilla para ver cómo es por dentro.

Referencias
(1) http://www.nnin.org/education-training/k-12-teachers/nanotechnology-curriculum-materials/cds-and-dvds-diffraction
(2) https://en.wikipedia.org/wiki/Diffraction_grating
(3) https://www.bricoblog.eu/truco-para-pelar-cds-reciclados/
(4) http://culturacientifica.com/2013/04/30/la-teorias-cientificas-no-son-falsables/
(5) http://culturacientifica.com/2013/05/14/onus-probandi-y-la-definicion-de-ciencia/