Me he visto obligado a confirmarle a mi hijo de 12 años que, en efecto, su libro de texto está "equivocado". ¿A que las estrellas no giran alrededor del sol? El argumento es tan sencillo y el error del libro tan gordo que no he encontrado forma de no darle la razón.
Conociendo al personaje, eso le dará gasolina para chulearse con los compañeros, montarle un numerito a los profes y acabar teniendo problemas, porque en la escuela la disciplina y el orden son importantes. Comparto la importancia de una cierta disciplina y un cierto orden, pero desde luego no por encima del conocimiento.
Fotografiar el libro para airear mi cabreo en las redes sociales me ha permitido mirar con más detenimiento ese pedacito de texto, y eso me lleva del enfado a la tristeza más profunda. Intentaré explicarme. Bajo el título "Qué es el Universo" nos encontramos fechas antiguas, nombre propios, palabras esdrújulas... y mentiras sobre lo que es el universo. Parece que en realidad los aspectos científicos del libro de ciencias son una excusa para transmitir lo más rancio de la tradición cultural: segundo siglo BC, 1542, 1610, Nicolás Copérnico, Galileo Galilei, Geocéntrico, Heliocéntrico...
A estos niños les explicas que
somos polvo de estrellas y se les cae la baba. Les encantan las peculiaridades de los planetas,
la expansión del universo, la posibilidad de que haya más universos. En resumen, les encanta el título del tema, qué es el universo, el conocimiento actual, el que se corresponde con lo que ven en documentales televisivos, por ejemplo.
Pero la escuela (o al menos "La Escuela" clásica encarnada en ese libro de texto) se empeña en no explicar eso, sino el origen histórico de ese conocimiento. El tema se transforma en una clase de historia, vehiculada con etiquetas, fechas y nombres, sin la más mínima contextualización de las épocas correspondientes, de lo que podían significar esos conocimientos en aquellos tiempos; sin posibilidad de apreciar la genialidad de los personajes.
Estoy seguro que el autor del libro, quien quiera que sea, sabe que el sol no es el centro del universo, que hay galaxias, que el sol está en una denominada vía láctea que tiene un centro alrededor del que gira el sol junto con millones de estrellas más. Así que me entristece enormemente que, a pesar de ello, escriba una frase como esa "... probó la teoría heliocéntrica, que planetas y estrellas giran alrededor del sol". ¿Que imagen mental tendrá ese autor de los niños? [imagino] ... total, si a esos bobos no les interesa nada de todo esto. Hay que ponen frases sencillas, que es lo que pueden aprender del tirón. Frases que el más zoquete, que lo es mucho, sea capaz de recordar tal cual hasta el día del examen. Da igual no ser precisos, total, lo que omitimos son tecnicismos que jamás entenderían. Si tenemos que formar ciudadanos cultos tienen que saber en qué sigo vivió Galileo, y que la teoría que desarrolló viene del griego "helios", que quiere decir sol... [fin de la ensoñación]. Por supuesto que ignoro si el autor pensaba esas cosas, pero desde luego son perfectamente compatibles con el resultado, un enfoque ni se enseña ciencia ni historia, se limita a enumerar enunciados difícilmente comprensibles y totalmente irrelevantes para los alumnos.
Eso si, luego entrará en un examen, y si no te sabes que el de 1610 era Galileo suspendes. Y así un día detrás de otro, engullendo enunciados, a veces falsos, a veces no, pero siempre acartonados e irrelevantes. Unos pocos años de este tratamiento elimina cualquier curiosidad científica, cualquier interés por la auténtica esencia del universo.
Así que a través de un carísimo libro de texto, que hay que transportar a diario en una mochila que te destroza la espalda, que limita la capacidad pedagógica de los (pocos) profesores innovadores, lo que conseguimos es matar la esencia de la ciencia que es la curiosidad y el interés por el conocimiento. Me parece tan triste que no me quedan fuerzas para enfadarme.