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sábado, 27 de noviembre de 2021

La conducción autónoma y nostalgia

 En mi primer empleo el jefe tenía secretaria, él escribía a mano y la secretaria lo pasaba a máquina. Entonces apenas había supermercados, uno iba a una tienda y hablaba con un dependiente que era el que cogía los productos. Las mangueras de la gasolina las manejaba personal de la gasolinera. ¿Un ataque de nostalgia? Un poco, sin duda, pero también preocupación por la dirección en que evoluciona la sociedad sin que haya un plan suficientemente consciente para ello.

Me han terminado de alarmar las cajas de autopago en los supermercados y, ya la gota que colma el vaso, el taxi “autónomo” (sin conductor) que ya circula con clientes reales en San Francisco.

La especialización, la división del trabajo que tan efectiva resultó en la revolución industrial parece que se revierte cuando la economía pasa de la producción industrial a los servicios. El trabajador de los servicios, (y también el consumidor, ha de volver a la polivalencia, el hombre orquesta (persona orquesta mejor, pero aún no suena natural).

Esta reversión tiene cosas magníficas. La división del trabajo generaba trabajos realmente asquerosos, pasarse la visa mecanografiando textos de otros, vaciando papeleras o poniendo gasolina no parece que ayudara a la realización de las personas. Eliminar los peores trabajos es un logro, sin duda. A cambio, en los que no se eliminan se evita el monocultivo laboral, añadiendo más tareas, y aunque sean ingratas algunas, no se llega a empobrecer la calidad del empleo (o no demasiado).

Lo que no veo claro es que la organización social derivada de todos los cambios posibles vaya en la dirección que nos parece mayoritariamente correcta sin reflexión, por la mera acción de “la mano invisible” del mercado.

Me criticaban esta desconfianza en tuiter diciendo que mejor los coches de caballos, que requerían más empleo. Ciertamente visto desde hoy no es buena idea volver a aquello, pero lo que se generó a cambio sin reflexión tampoco nos gusta. El coche de gasolina se acabó haciendo dueño del espacio público, polucionador infame de los centros urbanos y causa de una enorme mortalidad. Estamos aún en plena lucha para echar a los coches de los centros de las ciudades, y promocionando la conducción segura en carretera.

Las visiones de una movilidad con coches autónomos más seguros y eficientes que los conducidos por humanos me parecen un punto utópicas. Me suena a racionalización de un objeto que nos parece interesante a priori. No lo puedo evitar cuando veo la gestión que se está haciendo del medio de transporte más eficiente que existe, el tren. Cada vez más caro, artificialmente incómodo (no lo digo solo yo) va evitando las poblaciones menores y reforzando un modelo territorial en el que solo las grandes ciudades disponen de servicios razonables.

Ver el vídeo de un cliente montar en un taxi autónomo me ha disparado esa catarata de ideas que, tirando del hilo, se resumen en que el mercado laboral (lleno de paro y precariedad) no va bien, y la movilidad tampoco. El taxi autónomo en sí mismo no va a mejorar ni empeorar ninguna de las dos cosas, dependerá de cómo se desarrollo y gestione, las restricciones que se le impongan o los impuestos que pague. El demonio está en los detalles. Detalles políticos, por cierto, y ahí si que mi pesimismo es grande.

lunes, 15 de noviembre de 2021

Periodismo especializado y divulgadores

Comentaba este fin de semana con un colega divulgador, magnífico periodista, sobre la cuestión, espinosa a veces, de la divulgación "gratuita" que podemos hacer las personas que ya tenemos el sueldo asegurado por otra actividad (personal de universidades, centros de investigación, secundaria, hospitales...). Hay quien opina que, aunque podemos, no debemos hacerlo porque "hundimos el mercado". Por otro lado, la divulgación no deja de ser una misión expresa de la actividad universitaria (indicada en el artículo primero de la LOU), así que su personal debe dedicarse parcialmente a esa tarea, forma parte del trabajo por el que le pagan.

Me decía el periodista que el problema real es exclusivamente suyo si es que no consiguen aportar suficiente valor añadido. Se supone que un(a) periodista (da igual de titulación que de oficio) tiene una formación en comunicación que debería notarse. El periodismo de ciencia deberían proporcionar la capacidad de ver temas, plantear reportajes y consultar fuentes de forma que generase un producto final diferenciado de lo que pueden contar desde la investigación o la docencia.

Me parece que ese es el enfoque correcto. Las actividades de divulgación son como un ecosistema. Hay diferentes públicos, diferentes objetivos comunicativos, diferentes temáticas y diferentes agentes (divulgadores). En este ecosistema no vale calificar de especia invasora a cualquier cometidor. Más bien hay que buscar la especialización en tu nicho y fortalecer tu valor diferencial.

Todo esto me viene a la cabeza por las dos estúpidas noticias que han dado vueltas y vueltas por prácticamente todos los medios de comunicación sin suficiente contraste. Un señor que declara haber estado 35 años en coma y salir con total normalidad del trance y otro que dice conseguir energía a partir de... nada. (No le voy a dedicar un minuto ni a enlazar noticias de esas ni a explicar la magnitud del absurdo de ambas reclamaciones).

Afirmaciones extraordinarias deberían requerir pruebas extraordinarias, sin embargo todos los medios le han dado pábulo a ambas historias, y solo han empezado a plantearse dudas ante las respuestas de una parte de los lectores, en redes sociales, por ejemplo. ¿Qué credibilidad se están labrando esos medios en temas con cierto contenido científico? ¿En quien va a confiar la audiencia a la hora de buscar información confiable?

Ya sé que hay poco dinero, que prácticamente nadie tiene ya personal contratado de forma estable para secciones de ciencia. Pero eso no va a mejorar pidiendole a gentes serias, que divulgan con rigor como parte de su profesión, que se callen.


jueves, 11 de noviembre de 2021

Rincones cotidianos en Burgos

Desde la Universidad de Burgos me invitan a dar una charla en el Museo de la Evolución, todo un honor y un privilegio. La idea de la charla va a ser el disfrute de lo cotidiano armados de un poquito de conocimiento científico. 

Me hicieron una entrevista resumen de la charla que me parece que quedó genial. Muy agradecido a Samuel y al cámara (no recuerdo su nombre, qué rabia):

La charla quedó grabada (¡gracias!), está aquí:

 

Las diapositivas usadas fueron estas:


lunes, 1 de noviembre de 2021

El reloj de arena que flota

A propósito de un tuit de @milhaud he sabido de un curioso "juguete" que resulta muy sorprendente. Resulta que es un "clásico" de los años 60 al que se le ha dado bastantes vueltas. Aquí un vídeo donde se vé su funcionamiento en un vesión doble, un reloj que sube y uno que baja:

Aparece como "rompecabezas del reloj de arena" en el libro "Como meter un huevo en una botella y otras preguntas", según nos tuitea @Quanticcat

La solución se basa en el rozamiento que sufre el reloj cuando está en una situación en que tiende a voltearse. Un resumen en la siguiente figura:

Esa idea funciona igual para el reloj que sube que para el que baja (en el video del principio). Cuando la arena está arriba el reloj está "frenado" por el rozamiento, en cuanto cae suficiente arena como para que los puntos de aplicación de las fuerzas ya no den lugar a un par de fuerzas, el reloj se desbloquea. Si su peso es mayor que el empuje la posición de equilibrio será el fondo, si es al revés flotará. Esas dos situaciones son las que se fabricaron en el modelo del vídeo.

Pero ¿de verdad es constante el peso del reloj según cae la arena? Pues no, si se mira con cuidado el proceso de caída se comprueba que el peso va cambiando con el tiempo. En el momento en que empieza a caer, la arena en el aire no contribuye al peso, en cambio cuando golpea al fondo ejerce más fuerza. Esto está estudiado en detalle en un artículo de 2017 (Weight of an hourglass—Theory and experiment in quantitative comparison, Achim Sack and Thorsten Pöschel , American Journal of Physics 85, 98 (2017); https://doi.org/10.1119/1.4973527).

Es muy interesante plantearse esta cuestión, y la solución (teórica y experimental) mostrada en el artículo es bastante curiosa... Sin embargo, no aporta nada al problema inicial, esas variaciones de peso, en relojes del tamaño de los del juguete, son absolutamente despreciables frente al efecto del rozamiento.

Este trabajo resuelve por completo la propuesta de Piet Hein, que propuso la teoría de que los granos cayendo eran los responsables del comportamiento del juguete. De hecho el modelo con uno que sube y uno que baja (el del video inicial) se construyó como refutación definitiva de esa teoría. Es una refutación de que ese fenómeno afecte al funcionamiento del juguete, pero no es que no exista una variación temporal del peso a medida que la arena evoluciona. 

Como refutación de esa idea de Hein, Walter P. Reid publicó un artículo en 1966, todo ello como respuesta al puzle que había propuesto Martin Gardner. Toda la historia está relatada en un libro tributo a Martin Gardner y resumida en un hilo de twitter de Robin Houston.

A mi me parece un ejemplo muy bueno de cómo funciona la ciencia. Hay un fenómeno natural observable y medible (en este caso un juguete) y sobre él se hacen modelos simplificados. Algunos dan cuenta de unas características de la realidad y otros de otras. Pero a la hora de cuantificarlos y ponerlo todo junto, algunos funcionan muy bien y otros resultan irrelevantes (que no falsos). El peso del reloj a medida que cae la arena varía, eso se puede comprobar, modelizar y cuantificar. Y aunque resulta real, es irrelevante para el problema de que se trata. La mejor explicación de la evolución del juguete se sonsigue con el modelo de fuerzas constantes cuyo punto de aplicación es lo que cambia con el movimiento de la arena. Y con el rozamiento de la ampolla al intentar girar, claro.

Un juguete que da mucho juego. Por cierto, en la solución que dá el libro que comentábamos antes se indica que a los físicos les sugiere teorías demiasiado complicadas:

 
Por terminar el resumen tuitero del análisis del juguete, hay que agradecer a Francis la referencia del trabajo sobre la variación de la masa y  a Armentia su reflexión sobre lo que nos complicamos la vida los físicos a veces.