sábado, 21 de noviembre de 2015

Mis problemas con la economía

Me encuentro esta viñeta por internet y me imagino a un locutor de telediario muy serio y encorbatado hablando de "la volatilidad de los mercados"...

Volatilidad es un término científico que se cuantifica en magnitudes definidas de forma precisa (presión de vapor, punto de ebullisción, etc.) y que permiten predecir cuando y cómo pasará a fase vapor un material.

En el mundo de las finanzas recogen el término y, aparentemente, también se define con precisión cuantitativa (1, 2). Pero si nos fijamos ¡es una medida a posteriori!. Cuando los agentes que actúan en los mercados están nerviositos, cambian rápidamente los precios (como ironiza la viñeta), podemos por tanto hacer una medida de cuánto cambian los precios y llamarle volatilidad. Solo que es una descripción de lo que ha pasado, y ese número no nos dice nada sobre su evolución posterior ni sobre nada más. Es asignar una etiqueta a un hecho pasado. Es como si un químico solo pudiera medir la volatilidad de las sustancias que ya se han evaporado y que, además, esa medida no sirviera para predecir futuras evaporaciones (ni nada).

Construir conocimiento científico de la economía es muy complicado. Pero si además en ese empeño se esconden postureos (de que llevamos la tarea más avanzada de lo que en realidad está) y magufeos (de todo tipo que pretenden conocer la piedra filosofal con la que curar todos los males) la cosa pinta fatal.

También por tuiter, un amigo economista enuncia perfectamente cual es mi problema con la economía, no se distinguir a los "veterinarios equinos" de los ludópatas. Pero creo que ellos no ayudan en este camino. Todos se reivindican como expertos, y no hay un movimiento serio de algunos para expulsar a los otros de la profesión. En el fondo tampoco es tan raro, también se vende homeopatía en las farmacias. Solo que para los no farmacéuticos es más fácil entender el valor terapéutico y qué lo tiene y qué no. También hay una agencia nacional del medicamento.

Decía Varoufakis en televisión que la economía es la única disciplina en la que dos premios Nobel piensan cada uno del otro que es un charlatán. Claro que Varoufakis es de lo más vilipendiado por mis amigos economistas... Por eso no avanzo nada en mi comprensión de la disciplina y su evolución, no me fío de nadie y no tengo tiempo para hacer la carrera. Que le vamos a hacer, paciencia.

martes, 17 de noviembre de 2015

Je suis polvo de estrellas

Dice Pseudópodo, un interesante bloguero, que tan cierto es que seamos polvo de estrellas como puré de patatas. Que en realidad no "somos" ninguna de esas cosas. Con la primera frase pretendemos resumir de forma poética (o quizá cursi para algunos) el hecho de que muchos átomos de los que forman nuestro cuerpo se formaron en explosiones de supernova de estrellas anteriores a nuestro sol. En el mismo sentido, que seamos puré de patata es un enunciado equivalente (poético feísta) relativo a lo extraordinario de nuestro metabolismo capaz de extraer energía y materia del puré de patata para conformarnos y activarnos.

Totalmente cierto que ese tipo de frases no son ciencia. Totalmente cierto también que en los últimos tiempos ha surgido un movimiento "fan" de la ciencia que en ocasiones adopta actitudes acientíficas (quizá a veces hasta anticientíficas) en su disfrute de los resultados científicos. Se trata de un disfrute estético, intelectual y vital profundamente humano. La gente que hace cola para acceder a Naukas Bilbao lo hace con el mismo afán que ante un concierto de su grupo favorito. Con el mismo ímpetu que hacen cola los beatos en la plaza de San Pedro para ver al Papa. Ni ver al papa es religión, ni ir a un concierto es música, ni escuchar a un divulgador es ciencia. Es obvio.

No hablamos de ciencia, sino de ímpetus humanos. El desprecio del contrario también forma parte de ese ímpetu. Los Mods o los Rockers, los de los Beatles o Rolling, los moros o los cristianos. ¿Quienes son los contrarios del movimiento fan por la ciencia? Por un lado las pseudociencas, y por otro las creencias dogmaticas. Ambas son contrarias al espíritu científico real, otra cosa es que en algunas ocasiones (quizá muchas) las actitudes pop de los fans lleven sus desprecios más allá de lo científicamente justificado o razonable. Tampoco es tan terrible. Otros lo vienen haciendo tradicionalmente de forma mucho más exagerada y terrible en sus consecuencias (llevando personas a la muerte por tratamiento absurdos, o decapitando o quemando gente directamente).

En el laboratorio hago ciencia e intento ser todo lo objetivo que puedo. Al salir, me pongo camisetas con motivos en los que creo, que me convencen, me motivan y me hacen disfrutar. Acudo a espectáculos y leo divulgación científica. Disfruto de los Mods, los Beatles y ... el ateismo. Y entre el polvo y el puré no tengo ninguna duda. Je suis polvo de estrellas.

lunes, 16 de noviembre de 2015

La ciencia de todos

El miércoles pasado (11 de noviembre) tuvo lugar el acto central de las Semanas de la Ciencia de Navarra. En el Café Teatro Zentral, siete científicos de instituciones diferentes, dieron pequeñas charlas ante un público que pasaba de las 200 personas.

El formato de las minicharlas (copiado de Naukas Bilbao, para qué engañarnos) funciona muy bien. Utilizar un local céntrico de moda, al que van a tocar todas las bandas importantes que pasan por Pamplona, también estuvo bien. Y que el público respondiera llenando el local y disfrutando (muchos de pie) durante hora y media también es también fantástico, no cabe duda.

Pero para mi lo mejor de todo fue la posibilidad de reunir tal diversidad de ponentes, de instituciones. Y es que las instituciones que desarrollan su labor en un mismo sector les pasa como a las personas, que en ocasiones colaboran, pero otras muchas no. Hay rencillas, afanes de protagonismo, envidias, sentimientos de abandono, etc. Por eso es especialmente interesante que todas vayan conjuntamente, que se haya percibido que se trataba de un acto de promoción del sector. Por que la ciencia no es de la Univerdidad (menos de alguna universidad concreta), ni de los organismos públicos de investigación, de ni de los centros tecnólogicos, ni de asociaciones. La ciencia es de todos, y es una labor que nos concierne a todos hacerla llegar al público. Es por eso que haberlo conseguido, en medio de la Semana dedicada a ello, es una noticia estupenda. El año que viene más, e incorporando a quien haya podido quedarse fuera inadvertidamente si lo hay).

Presentados por Javier Armentia, los ponentes fueron:
•       Ignacio López Goñi (Universidad de Navarra): ¿Por qué no es saludable el canibalismo (según la OMS)?
•       Joaquín Sevilla (Club de Amigos de la Ciencia): ¿Por qué vuela un avión?
•       Antonio Aretxabala (Ateneo Navarro): ¿Se puede predecir un terremoto?
•       Paula Noya (Aditech): ¿De dónde sale el color de las vidrieras de las catedrales?
•       Fernando Jáuregui  (Planetario) ¿Por qué el cielo es azul?
•       Javier Rodrígez (AEMET) ¿Qué hay detrás de las predicciones meteorológicas?
•       Francisco Falcone (Universidad Pública de Navarra) ¿Estamos conectados?
 
Programa completo de las semanas aquí. 
La foto de los participantes procede del FB del Planteriario, de aquí.

viernes, 6 de noviembre de 2015

Una crisis sistémica

Con el título "Una crisis sistémica" ha dado esta tarde una conferencia el geólogo Antonio Aretxabala, dentro de un ciclo organizado por el Ateneo y celebrado en el Planetario.

Nos ha ilustrado con multitud de datos un discurso bastante catastrofista. En resumen, hemos pasado el máximo de producción de combustibles fósiles (y de otras materias primas) y vamos abocados a una potente crisis de decrecimiento brusco. De hecho lo que nos venden como una crisis económica más, sería el comienzo de esa crisis sistémica que obligará a reestructurar la civilización tal como la conocemos.

Quizá toda la profundidad del catastrofismo pueda ser excesiva, pero sin duda hay argumentos demoledores. Si dibujamos el consumo de combustibles fósiles en una escala temporal que comience con el neolítico, y concluya en período equivalente en el futuro (ver figura), todo el petróleo se acumula en una linea vertical muy estrecha. En esa gráfica el día de hoy quizá está un poco antes o un poco después del máximo, pero seguro que no estamos lejos. Y la bajada por esa curva va a tener profundas consecuencias.

Al concluir la presentación, el público se mostraba descorazonado. Alguna pregunta apuntaba a un hipotético club de poderosos que supuestamente rige los destinos de la humanidad y que estaría detrás de tan sombrío futuro (para los no poderosos). Claro, es necesario buscar responsables ajenos, descargar la responsabilidad en "los malos". Otros preguntaban sobre cómo reorganizar su vida de acuerdo con esata expectativa de futuro. Parece que nos cuesta asumir para nuestra civilización lo que es evidente para nuestras vidas: que tiene un final más o menos próximo. Asumido ese final, a disfrutar del camino ¿no?

La civilización siempre está en la frontera entre el optimismo del desarrollo y el catastrofismo por el agotamiento de recursos. Cada generación mantiene la esperanza de que no sea a ella a la que le toque el inevitable triunfo de lo segundo.