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domingo, 30 de marzo de 2014

¿Intelectuales o trabajadores del conocimiento?

Una conversación de tuiter de hace unas semanas planteaba de forma muy nítida dos puntos de vista distintos a la hora de enfrentarse al trabajo, en este caso al de profesor universitario.

Por un lado un buen  profesor lo debe ser el 100% del tiempo. Así comenzaba la cosa, con una cita de un artículo de @profedeciencia en "Enseñanza, historia, filosofía y divulgación de la química". Pero por otro lado el profesor es un empleado al que le pagan por unas determinadas prestaciones laborales, y cumplirlas el 100% del tiempo le convierte literalmente en un esclavo, como señalaba @eulez en su tuit. ¿Que es lo que somos realmente, intelectuales o trabajadores del conocimiento? Depende de lo que entendamos por esos términos, claro.

Eso de "intelectual"(1) lo vemos como una característica esencial de la persona, una actitud vital. Alguien que es un intelectual lo es trabajando de campesino, de periodista o en el paro. Claro que probablemente podrá desarrollar mejor su intelectualidad en unos empleos que en otros, pero no deja de ser algo suyo, no del empleo. Como es bien sabido, Einstein hizo algunas de sus mejores contribuciones a la ciencia cuando era empleado de una oficina de patentes, lo hizo como desarrollo de sus intereses intelectuales, no de su empleo. Es en ese sentido en el que hace mención al 100% del tiempo. La idea que expresaba el texto respecto del buen profesor de química, extensible a cualquier disciplina, es que es un intelectual. Los buenos profesores son intelectuales. Expertos en la propia disciplina y profundamente interesados en ella, le encuentran relación con lo cotidiano, la actualidad, las noticias con otras disciplinas, etc. Del mismo modo aprovechan cualquier oportunidad para compartir su conocimiento y puntos de vista sobre sus temas, desde las aulas formales a las cenas con la familia. 

Quizá contemplando la Universidad como una reserva de la intelectualidad es como mejor se entienden muchas de sus características más extrañas, especialmente en lo que a las relaciones laborales de los cuerpos docentes universitarios respecta. Por ejemplo la libertad de horarios: ¿alguien va a dejar el experimento a medias porque toca la sirena de la fábrica? Más claro parece aún para la producción artística de profesores de Bellas Artes. Incluso la deslocalización física, ¿no es lugar de trabajo para un historiador el archivo y para un geólogo el campo? La rareza en las relaciones laborales es bidireccional: lo de adelantar dinero personal para asistir a congresos, comprar libros o suministros de laboratorio es muy común en este entorno, mientras que en empresas ordinarias (no "de intelectuales") son comportamientos difícilmente imaginables.

Sin duda que esta situación plantea un equilibrio muy delicado que puede caer de un lado u otro con extrema facilidad. De un lado, profesores cargados con excesivas tareas de gestión y demasiados estudiantes, que se vean dedicando más tiempo del adecuado a su empleo, y no precisamente en los aspectos en que su vocación de intelectual se desarrolla más. Esos serían los esclavos del tuit de @eulez. Por otro lado hay colegas que, ante la falta de controles de actividad ni en el espacio ni en el tiempo, aprovechan para escurrirse y no hacer nada nunca en ningún lugar. Individuos que, aunque probablemente muy pocos, contagian su pésima imagen al colectivo entero. El mantenimiento de ese equilibrio apela a la integridad moral de cada uno, por supuesto, pero también se basa en la presión del entorno (usos y costumbres de los departamentos y facultades) y del adecuado ejercicio de control por parte de la "dirección de personal", ejercida a través de servicios de inspección, por ejemplo.

En resumen, no tiene porque haber contradicción entre la dedicación intensiva de un profesor (el 100% del tiempo) , y un régimen laboral razonable, no esclavista, pero desde luego exige equilibrios por ambas partes. 

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(1) Me ha costado tanto poner "intelectual" en un contexto en que se me aplica a mi mismo que lo he tenido que dejar entre comillas. Por cierto, la tercera acepción del DRAE de la palabra es: "Dedicado preferentemente al cultivo de las ciencias y las letras", algo que no es tan difícil de cumplir. La Wikipedia se estira un poco más: "es el que se dedica al estudio y la reflexión crítica sobre la realidad, y comunica sus ideas con la pretensión de influir en ella, alcanzando cierto estatus de autoridad ante la opinión pública." Seguramente era lo de atribuirme ese "cierto estatus de autoridad" lo que me rechinaba.

jueves, 27 de marzo de 2014

La estructura de las revoluciones, no solo científicas

No soy el único que creyó ver algún significado en la coincidencia temporal de la muerte de Adolfo Suárez y las marchas de la dignidad. No como hechos, claro, sino como símbolos más bien. Un personaje que simboliza "la transición" y unas manifestación que encarnan el descontento político. Con esos símbolos se puede hilvanar una analogía siociopolítica de las revoluciones científicas de Kuhn.

En 1962 Thomas Kuhn publicó "La estructura de las revoluciones científicas", un libro en el que proporcionaba una visión sociológica de la evolución científica. Según Kuhn en el avance científico hay largos períodos de estabilidad en los que la comunidad científica comparte una modelo consensuado al que denominó paradigma. En esos períodos los científicos exploran el paradigma vigente, buscan su aplicación a situaciones aún no estudiadas cada vez más complejas o extremas. En ese proceso se van encontrando desajustes, resultados que no encajan con el paradigma. Esos resultados se van acumulando y, cuando son muchos, generan una sensación de inestabilidad que concluye con una revolución, realizada por algunos científicos especiales y que da lugar a un nuevo paradigma mejorado, que es capaz de explicar los resultados del anterior más los que no encajaban. Tras la revolución comienza un nuevo período de estabilidad basado en el nuevo paradigma. En la física de principios del soglo XX se pueden encontrar multitud de ejemplos que encajan bien en esa explicación.

Arriesgando un poco con los símiles podríamos establecer una analogía con la situación sociopolítica. Así, la transición sería un período de esos de cambio de paradigma, con el franquismo como paradigma anterior y la democracia parlamentaria actual como posterior. En esos momentos de cambio todo era posible, y eso atraía a la política a personas valiosas, movidas por un auténtico interés de cambiar la sociedad en la dirección que creían adecuada. En la medida que el paradigma nuevo cuajaba e iba resultando exitoso, también se hacía inamovible. Su gestión a lo largo del tiempo, imposibles cambios significativos, se volvía anodina, y cada vez menos personas valiosas se dedicaban a ella. Y así, con el paso de las décadas, el nuevo paradigma va acumulado fallos, desarmonizaciones territoriales, un sistema productivo que dejan fuera a una cuarta parte de los que querrían trabajar, repartos desiguales de recortes y privilegios, etc. El símbolo de la forja del paradigma vigente ha muerto mientras algunas muestras de los presentes desajustes de aquella obra se hacían manifiestamente patentes. Caminaríamos pues hacia un nuevo cambio de paradigma. Claro que este tipo de elucubraciones muchas veces no son más que "wishful thinking", es decir una narrativa que expresa un deseo y no una hipótesis que realmente explique nada.

La figura es un "cutrecollage" con cuatro imágenes tomadas de internet (Kuhn, Suarez, una manifestación y un "cambio de paradigma"), eso si, en blanco y negro mostrando un respetuoso luto por el expresidente, que sin duda fue un gran tipo.

domingo, 23 de marzo de 2014

Este mes en el bar patatas, multiversos y su íntima relación.

El viernes pasado tuvimos nueva edición de ciencia en el bar, esta vez sin invitado especial. Desde que tenemos un blog específico del evento invento, es allí donde quedan todos los detalles (en concreto aquí) y aquí me limito a redirigir.

Se titulaba de patas y multiversos, y se componía de dos minicharlas. Una mía sobre la coción de una patata y todos los procesos físicos que hay desde que se enciende el fuego hasta que la patata está cocida. La segunda de Javier Armentia sobre la noticia de los modos B en la polarización de la radiación de fondo, recientemente medidos y que, de confirmarse, suponendrá un gran avance en cosmología.

Últimamente me ha dado por pensar que en estos eventos de divulgación científica, cuando se le cuenta cosas muy extraordinarias a gente que no puede entender los detalles, aunque se maraville con el relato lo recibirá de forma parecida a historias míticas tradicionales. ¿Que diferencia hay entre un "modo B de la polarización de la radiación de fondo" y "la lucha entre Zeus y los Titanes"? ¿En que se diferencia nuestro extraordinario relato de otros, incluso más bonitos? La respuesta puede parecer obvia, nuestro relato es científico... pero eso no es tan obvio, porque no es nada fácil definir que es eso de "científico". No es cosa de entrar en profundas disquisiciones ahora, pero una de las cosas que proporciona la ciencia es una visión unificada de todo. La ciencia son un puñado de leyes que se aplican a todas las cosas, tanto a la cocción de patatas como a la expansión de los universos. Seguramente ese era el mensaje más profundo y duradero del festejo del viernes.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Nota histórica sobre documentación científica (con moraleja)

Este texto se ha publicado a la vez en Aula Mater

Buscando unos papeles en el despacho he encontrado unas curiosas postales. Se trata de cuatro solicitudes de “reprints” de un artículo que publicamos en 1997 un estudiante de proyecto final de carrera y yo. Y es que no hace tanto tiempo conseguir la documentación que se necesita para la actividad investigadora era mucho más tedioso que hoy día.

Hoy uno busca lo que se haya podido publicar en su campo de interés desde el despacho, desde casa o incluso desde el teléfono móvil. A través de internet y utilizando herramientas, incluso gratuitas, muy potentes se sabe en un momento de las novedades. Conseguir los documentos completos puede resultar un poco más costoso porque la gran mayoría aún son de pago. Aún así, las bibliotecas universitarias están suscritas a multitud de revistas y el acceso electrónico a las mismas se controla a través de la dirección IP del ordenador, así que con estar en el campus se accede a muchos artículos con un click del ratón.

En 1997 había que ir físicamente a la biblioteca y pedir en un mostrador una base de datos. Podía estar en CDs que consultabas en un ordenador cercano, en microfichas o incluso en papel, como los aquellos enormes tomos del “physics abstracts” o el “chemical abstracts” (que mantuvo su edición de papel hasta enero de 2010 ). Cuando la consulta en alguno de esos índices o bases de datos proporcionaba un resultado potencialmente interesante comenzaba la segunda parte de la tarea, conseguir una copia del trabajo completo. Si había mucha suerte la biblioteca de tu universidad estaba suscrita a esa revista y no había más que buscar el número correspondiente y fotocopiarlo. Si no era el caso se podía solicitar por préstamo interbibliotecario. Pero otra práctica muy común era pedirle una copia directamente al autor, y antes de que el correo electrónico estuviera generalizado, eso se hacía por correo postal, con las tarjetitas de la foto.

Cada institución disponía de unas tarjetas preimpresas con unos huecos para rellenar nombre y dirección del autor y el título del trabajo del que se quería pedir una copia. Cuando ibas a la biblioteca en busca de novedades te llevabas un taquito de esas postales y, directamente del registro de la base de datos, copiabas la información para rellenarlas. Luego a franquear y al buzón. Con suerte, unas semanas más tarde te llegaba un sobre con el artículo solicitado y quizá algún otro del mismo autor sobre temas parecidos. Las cuatro postales de la foto son solicitudes que nos hacían desde Cuba, India, Checoeslovaquia y Chile de un trabajo que hoy se encuentra con solo pinchar aquí.

Habrá quien piense que esta historia es propia del abuelo Cebolleta (para los que no entiendan la referencia consultar aquí), y en parte tienen razón; pero sirve también para relativizar ciertas comparaciones. En los tiempos que corren de cerrojazo en la incorporación de nuevo profesorado a las universidades, algunos jóvenes candidatos, con excelentes currículos investigadores, proponen el despido de profesores más viejos que han publicado menos que ellos. No voy a negar que haya personas ocupando plazas de los cuerpos docentes universitarios que no merecen, pero no creo que sea una situación que se pueda generalizar, ni mucho menos. Sin embargo es necesario darse cuenta de las condiciones que rodean la investigación han cambiado tan deprisa en las últimas décadas que sería injusto equipara unas situaciones con otras. Estas diferencias no se deberían obviar en la valoración de las productividades de diferentes niveles de la “genealogía académica”:


lunes, 10 de marzo de 2014

Universitarios desproporcionados

Leemos en el Diario de Noticias de hoy que Navarra pierde muchos universitarios. El titular es bien claro, incluso nos da el dato, el 18%. Siempre que se ve un titular así surge la pregunta ¿eso qué significa? Algunas posibilidades podrían ser:

¿Que la universidad lo hace muy mal? ¿Que a la gente le gustaría ir a la universidad, pero la crisis lo hace más difícil? ¿Que la subida de tasas (y bajada de becas) deja a mucha gente fuera? No se, hay muchas posibilidades más. Las respuestas se buscan en el cuerpo de la noticia, el texto. Pero no va a poder ser. Para empezar se dan los datos agregados de "las dos universidades navarras": la Universidad Católica de la Iglesia de Navarra (a.k.a. Universidad de Navarra) y la Universidad Pública de Navarra (a.k.a. UPNA). Son dos instituciones tan diferentes que las causas de los descensos muy bien pudieran ser distintas en una y otra... pues si lo quieres saber te buscas el dato en otro sitio, pero en la noticia no está. Pero puestos a buscarle sentido al titular el primer dato del que sospechar es el de la propia demografía ¿cuantos jóvenes, potenciales estudiantes, ha habido en navarra en ese período? Google "pirámide de población navarra" da fácilmente una respuesta:

Como se puede comprobar, en las edades universitarias el descenso demográfico es tremendo en la década considerada por el titular, y aún nos queda por lo menos media más.

A la vista de eso ¿qué significa un 18%? Pues es muy difícil de saber, pero es posible que aún así, el porcentaje de universitarios entre la población no haya dejado de crecer, con lo que todas las hipótesis de desinterés, dificultad económica, etc. quedarían descartadas.

Siempre que me encuentro ante una de estas me surge una duda: ¿para qué han puesto eso en el periódico? Para rellenar páginas quizá; para dar datos objetivos y que cada uno saque sus conclusiones; para transmitir una opinión sugerida por el titular, pero no del todo de los hechos... Lo malo es que en este caso no le puedo preguntar a Google. Eso si, me ayuda a entender por qué cada vez se venden menos periódicos.

La figura de la pirámide de población está tomada de aquí, y modificada para añadirle el rango de edades universitarias,