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lunes, 31 de diciembre de 2012

Un año más, con mis mejores deseos

Y llegados a este punto va prácticamente un lustro de blogueo, así que hasta podría extenderse un poco más el tradicional post de fin de año dedicado al metablogueo, pero tampoco hay que castigar demasiado a la concurrencia.

Si hubiera que resumir en un titular, diríamos que todas las tendencias siguen igual: aumentando las visitas y disminuyendo las entradas. Es a esta disminución a la que va dedicada la figura.

48.500 visitas (30% más que el año anterior) que han visto 67.400 páginas. 150 suscriptores frente a los 93 del año pasado.

Lo malo del descenso en el número de entradas es que es muy constante y, extrapolando, supondría la desaparición del blog en un par de años, cosa que en principio me desagrada. Hay muchos blogs que cierran, otros se transforman. Muchos blogueros expresan sus dudas sobre el sentido de su actividad. No es extraño, es una actividad que supone un tiempo no despreciable y que ha de merecer la pena, y tanto las personas como internet (el ecosistema digital) evolucionan y han de reajustarse. Hemos de reajustarnos,  no se porqué me pongo al margen de la reflexión.

Este blog nació como una libreta para las reflexiones personales, su título es suficientemente ego-explicativo.   Las distintas categorías han servido para identificar mis temas de interés: ciencia, ciencia cotidiana (o divulgación científica), docencia (que debería ser "enseñanza", pero que no rimaba bien), universidad, gráficas, etc. Sobre cada uno de esos temas he tenido ocasión en estos años de conocer autores más especializados, expertos e interesantes. Sobre todo a través de Twitter se entra en contacto, con el paso del tiempo, que un lustro no es una broma, se van destilando una serie de sitios que ya escriben lo que a mi me gustaría, solo que mejor. Por eso ahora una parte muy importante de la actividad digital es señalar esos sitios, anunciarlos en Twitter y almacenarlos en sitios adecuados como scoop.it, delicious o pinterest (detalles aqui).

La sensación de que casi todo ya está bien escrito por ahí, y que ya no sólo me leen tus amigos más próximos hace que cada vez cueste más arrancarse. Espero que esa presión se equilibre con la dosis adecuada de exhibicionismo (intelectual, claro) y egolatría necesarios para mantener el blog en su línea actual. En todo caso el tiempo dirá. De momento, hay que reiterar el agradecimiento a todas las personas que pasáis por aquí. Aunque solo lo haga explícito de año en año, huelga decir que son los lectores lo que alimenta la escritura. Gracias por estar ahí. Mis mejores deseos para el año que comienza. Nos seguimos viendo por las redes.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Pantomimas que insultan a la inteligencia

La sanidad en la Comunidad de Madrid anda muy revuelta porque el consejero del ramo ha decidido privatizar la gestión de varios hospitales y centros de salud. No me gusta la decisión, pero por eso no me pondría a escribir. Lo que me motiva es la falta de valor para expresar lo que realmente se piensa y las pantomimas que se organizan para esconderlo.

Viviendo en EEUU (el curso pasado) me sorprendía la crudeza con la que políticos (y ciudadanos) expresaban sus ideas: "me gusta poder disparar", "nosotras las mujeres es mejor que no nos metamos en política", "si el estado se mete a organizar la sanidad ¿qué será lo siguiente? Yo no quiero que el estado me obligue a comer brócoli" (1)

Pero pensándolo dos veces es admirable que uno piense lo que quiera, lo diga y actúe en consecuencia. Aquí parece que tengamos una contabilidad "B" (también) para las ideas. Una cosa es lo que decimos en público y otra lo que de verdad pensamos, y que es lo que guía la actuación. Para muestra el ejemplo este de la sanidad madrileña. La secuencia viene a se la siguiente:

1.- El consejero dice que debe tomar medidas para reducir el gasto, literalmente "fórmilas más eficientes que consuman menos recursos públicos" (ver por ejemplo aquí y aquí)

2.- Los profesionales sanitarios contestan con planes de actuación capaces de producir ahorros importantes (ver aquí o aquí)

3.- Al consejero no le convencen los planes por que son poco concretos (ver)

4.- El consejero no es capaz de cifrar el ahorro que supondrá su plan de privatización (ver)

Tras ver la secuencia de los hechos, podemos pasar a interpretarla. El señor este quiere privatizar la sanidad porque si. Porque le cuadra con su estructura de valores, porque piensa que la libre competencia es mucho mejor que el proteccionismo estatal o por lo que sea. Pero no se atreve a confesarlo honestamente como hacen los políticos estadounidenses. Entonces se inventa excusas para vestir el expediente y marear la perdiz. La excusa perfecta en estos tiempos es la económica: se trata de ahorrar. Pero es una mentira tan burda que no resiste el más mínimo análisis (2). Probablemente el resultado final sea más caro, no más barato. Eso si, más acorde con la visión de la sociedad que tiene el consejero (su ideología).

Las ideologías son planes estratégicos para la sociedad (visión, misión, líneas directrices, etc.), y todo el mundo tiene el suyo, más o menos complejo o elaborado. Lo que me desagrada profundamente es que el que se declara sea siempre el mismo, el "políticamente correcto". Luego a la hora de la verdad se actúa con el verdadero, el oculto. Esas pantomimas me parecen un insulto a la inteligencia.

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(1) No tengo las citas exactas, porque proceden de escuchar la radio, pero con casi textuales a propósito de noticias del año pasado. Y se pueden encontrar muchísimas más.

(2) Ese uso torticero de argumentos técnicos de las ciencias económicas es una de las cosas lo que hace que aparenten ser tan poco científicas, para disgusto de amigos economistas que se quejan cuando la crítica se hace demasiado general (y no lo digo por nadie ¿eh? @patrra y @JL_Ferr)

viernes, 14 de diciembre de 2012

Las pseudociencias y la normalidad

Esta semana me ha ocurrido tres veces que compañeros de la Universidad me lleven a un aparte para tener una conversación relajada en la que pudieran expresar su desagrado ante distintos tipos de maguferías: homeopatía en un caso, electrofobia en otro y el fraude de los alimentos funcionales que no lo son el tercero. Venían a hablar conmigo porque he manifestado públicamente mi opinión en diversas ocasiones, recientemente en la lista de correo general de la universidad.

Lo que me ha llamado la atención del asunto, y me lleva a comentarlo, es la "clandestinidad" de esas conversaciones. Me da la sensación de que las pseudociencias están ganado la calle, la normalidad. Algo así como si se le hubiera dado la vuelta a la carga de la prueba. Ante desconocidos, lo políticamente correcto parece ser dar crédito a estas creencias.

A mi no me parece mal que haya quien te lee la mano o quien te anima a tomar leche caliente con miel y coñac para aliviar el catarro (incluso si le añade alguna hierba concreta). Ocurre desde hace siglos y, en condiciones normales, no se mezcla con el pensamiento operativo. Las personas tenemos una estupenda capacidad para creer una cosa y su contraria siempre que sea en ámbitos distintos (1), se llama disonancia cognitiva. Eso si, cada cosa en su contexto. Y cuando las cosas se empiezan a poner peligrosas, creo, es cuando las creencias mágicas salen de los tugurios oscuros, salen del ámbito privado y discreto y pretenden irrumpir con descaro en el espacio público. Una herboristería naturista es una cosa, uno ya sabe a lo que va, pero una "farmacia- homeopatía" es una obscenidad.

Es triste que el pensamiento racional sea lo que hay que mantener en el entorno privado para no resultar políticamente incorrecto. Debería ser justo lo contrario, como siempre fue: aunque creas que haberlas haylas, lo que declaras es que las meigas no existen.

Pues eso, un poco más de orgullo racionalista y menos armario para el pensamiento crítico. 

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(1) Justo Dan Ariely acaba de sacar un libro en el que profundiza en la sensación de honestidad de las personas y la absoluta compatibilidad de esto con determinados comportamientos deshonestos. No he leído aun el libro, pero ESTE VIDEO de 10 minutos sobre el tema merece mucho la pena

lunes, 3 de diciembre de 2012

Lo institucional, lo político y las medallas

Este año la medalla de oro de Navarra se le ha concedido a la Universidad Pública de Navarra. Dentro de un rato se celebrará el solemne acto de entrega. Este galardón coincide con otro año más de disminución de las transferencias económicas del Gobierno a la Universidad. No es raro pues que haya mucha gente, por ejemplo asociaciones de estudiantes, que al grito de "más presupuesto y menos medallas" solicitaran el rechazo de la medalla. No creo que haya que hacerles caso, este es un buen momento para dejar claras las diferencias entre lo político y lo institucional. 

La medalla la entregará la Presidenta del Gobierno de Navarra y la recogerá el Rector de la UPNA. Ambas personas están en sus cargos por haber ganado unas elecciones. En ambos casos yo no les voté. En el momento de las elecciones no eran mis candidatos favoritos, pero una vez elegidos (¡qué le vamos a hacer!) son mi Presidenta y mi Rector. 

La comunidad en la que vivo premia a la universidad en la que trabajo. Eso es lo importante. Las personas que encarnan la representación de esas instituciones resultan algo accidental, casual, efímero. Supongo que ellos tampoco se caen bien entre si; da igual, no se trata de que hagan fiestas, sino que dirijan las instituciones que les ha tocado representar de manera sensata y eficiente, para eso eligieron presentarse como candidatos, es de suponer. No son las personas, son las instituciones las que se encuentran en este acto.

No es fácil hacer el equilibrio intelectual de diferenciar entre el plano institucional y el político. No se le puede pedir a todo el mundo. Es normal que el enfado de estudiantes que han tenido que pagar mucho más que el año pasado por el servicio universitario no permita estas sutilezas. 

Y dicho esto, vamos a desempolvar alguna corbata (prenda que están cayendo en desuso a enorme velocidad) y a preparar el ánimo para escuchar esos (presumiblemente) soporíferos discursos institucionales.